Capítulo125
—¡Suéltame! Suéltame!

Tras ser arrastrada al interior del coche, Julieta forcejeó desesperadamente, sus uñas llegaron a arañar a un hombre de aspecto feroz.

El hombre abofeteó a Julieta en la cara y maldijo:

—Puta, ¿cómo te atreves a arañarme? ¿Buscas la muerte?

Julieta sintió el dolor.

—Ustedes…

Antes de que pudiera terminar su pregunta, Julieta se desmayó por los efectos de la droga.

El hombre que le había tapado la boca la soltó y la metió en la furgoneta, levantó la vista, miró al hombre que acababa de golpearla.

—Jefe, ¿nos pueden dar dinero así? ¿No es esto una estafa?

—Claro que sí, es la mujer de Leandro, ¿le puede faltar dinero? Tal vez acepte darnos decenas de millones, esto es mucho más fácil que un robo.

El flaco volvió a bajar la vista, miró a Julieta, se relamió, tragó saliva y dijo:

—Jefe… hace tanto tiempo que no estamos con una mujer, que tal…

Aunque Julieta había perdido mucho peso, seguía siendo una de las mejores de Marina por su piel blanca como la nieve y su boni
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