El policía tocó la puerta con dos golpes fuertes, la llamada anónima que había recibido sobre el maltrato a una joven en esa casa lo había tomado por sorpresa, había pasado muchas veces por ahí, pero nunca había visto una muchacha como describieron en la llamada. — ¿Qué necesita? — le preguntó la mujer que abrió la puerta. — Recibí un llamado de que en esta casa estaban golpeando a una joven — dijo el policía. Valentina escuchó todo esto a lo lejos, la discusión con su padre se había salido de las manos, el hombre la había empujado por las escaleras y estaba mareada, sentía como la sangre le bajaba por la espalda. — Señor, aquí no hay nadie, estoy sola — le repuso su madre al policía, pero el hombre no parecía conforme. — Recibí un llamado… — Es mentira, aquí no hay nadie — repuso su madre, Valentina quiso llamarlo para que la ayudara, pero no podía hablar. — Voy a entrar — dijo el policía y empujó a la mujer que lo empujó de vuelta. — Si no tiene una orden, no puede ent
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