Val abrió la boca para contestar, pero tenía la lengua pegada al paladar, su padre avanzó hacia ella con el mentón levantado y la tomó del brazo con fuerza.— ¿Qué estás haciendo aquí? — le preguntó de nuevo y Val trató de zafarse, pero el hombre la tenía bien sujeta.Agradeció que el año que había pasado más el maquillaje y los lentes impedían que el hombre la reconociera, pero sin duda tenía ese mismo horrible carácter.— Lo siento — dijo en un tono sumiso, aunque quisiera lo contrario — caminaba por el corredor, la puerta estaba abierta y desde allá pude ver el cuadro de su familia, así que entré a verlo — Alexander miró alrededor, como si pudiera notar si faltaba algo. Su expresión se relajó, pero no la soltó.— ¿Quién eres?— Me llamo Valentina Luna, soy la nueva chef privada de su yerno Caleb — el hombre la soltó y ella se aguantó las ganas de acariciarse el brazo donde le había quedado una sensación helada.— No me importa quién seas, cada empleado de esta casa sabe que mi ofic
Val caminó dos pasos hacia atrás confundida y alterada, era la primera vez que veía a la mujer desde que la dejó esa noche abandonada en el hospital y sintió como se le bajó hasta la presión. Cayó sentada en el mueble de la sala principal y Eva entró en la mansión. Estaba visiblemente más delgada y ojerosa. — Mi niña — le dijo — no sabes cuando te he extrañado. Te busqué después, pero nunca pude volver a encontrarte, te extrañamos en casa. — ¿Qué… qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? — preguntó, se sentía tonta y mareada. — Quise buscarte, pero no te encontré, imaginé que irías a ver a tus padres biológicos así que iba todos los días hasta que al fin te vi, luego te seguí hasta aquí. Me haces falta, de verdad, lamento todo lo que ha pasado — pero Val negó. — ¡Me vendiste¡ — Sólo fue un momento de desesperación, tienes que perdonarnos — se abalanzó hacia Val para darle un abrazo, pero una espalda ancha se atravesó entre ellas, era Gael. — ¡Qué hace usted aquí? — le preguntó a l
Cuando Gael giró hacia la derecha de un volantazo Val cayó sentada sobre sus piernas. El hombre la tomó por la cadera y la regresó a su asiento. — Ponte el cinturón — le ordenó y ella lo hizo con las manos temblorosas, todo lo que había pasado en la casa… era tanto que no tenía tiempo para procesarlo. Su madre… Eva, se veía tan arrepentida, pero todo había sido una trampa para entregarla con el hombre a quien la había vendido. — ¿Quién es ese hombre? — le preguntó a Gael mientras él trataba de escapar por las calles cerradas del barrio. — Siervo es un mafioso pequeño de la ciudad, está más que acostumbrado a comprar la virginidad de muchas jóvenes… de no ser porque estás conmigo él ya te hubiese hecho suya — Val sintió un escalofrío y se aferró con fuerza al asiento. Un par de disparos golpearon el asfalto a su lado. — ¡Nos van a matar! — gritó Val, pero Gael negó. — A ti no, están tratando de darle a las llantas — de otro giro brusco entró a la autopista — aquí los perderemos —
Val caminó detrás de la mujer hacia la sala, toda la casa la sintió en un silencio sepulcral. Su madre biológica tenía el gesto apretado y Val dudó. «¿Me descubrió? » se preguntó asustada. Cuando ambas se sentaron en el mueble ancho la mirada de la mujer se suavizó y Val pasó saliva. — Quiero que disculpes a mi hija — le dijo — es una muchacha voluntariosa, de verdad quiero que nos disculpes. Me enteré de lo que pasó con mi esposo el viernes cuando te regañó por entrar a su oficina, no quiero que pienses que en realidad somos así. — Está bien, señora, no pasa nada yo…— la mujer la tomó de las manos y Val se quedó paralizada con el calor en sus palmas. — Hemos sido una familia muy cerrada, hemos tenido las mismas empleadas por más de treinta años y no estamos acostumbrados a que una persona nueva merodee por ahí — Val asintió sin saber qué más decir — cuando Caleb, el prometido de mi hija se mudó con nosotros fue raro, alguien nuevo en la casa era extraño, sobre todo que debíamos
Val apretó el teléfono contra el oído con fuerza. — ¿De qué me estás hablando, Gael? — preguntó preocupada, el beso con Caleb aún la tenía atontada y no entendía del todo lo que le decía el hombre. — Pues, así como lo escuchas, mi familia se dio cuenta que me casé y te quieren conocer. — ¡Pero esto es un matrimonio falso! — bufó Val. — ¿Y quieres que se lo diga a mi mamá? Eso es imposible, es más fácil fingir por una tarde que evitala, así que pide permiso como sea y ven. — Apenas llevo una semana, ¿Cómo crees que voy a pedir permiso? Además ya comencé con el plan de enamorar a Caleb, ya nos besamos — bueno, Val lo había besado.— ¿Ya lo besaste? — Gael sonó un poco exasperado — pues… que bien, así es el plan, pero no importa, debes venir como sea — y cortó la llamada. Val se dejó caer en la dura cama a mirar hacia el techo y se acarició los labios con la yema de los dedos, podía sentir aún el calor y la humedad de Caleb, y el recuerdo la acompañó el resto de la noche. Pedir pe
La familia de Gael era demasiado amable y atenta… demasiado, al medio día Val ya estaba un poco saturada de tanta atención y tantas preguntas y un poco mareada por tanta cerveza. Le sorprendió todo lo que bebió Gael y aún se veía bastante compuesto.Por suerte, la familia conocía el carácter de Gael y era a ella a la que se dirigían cuando les asaltaban las dudas, así que Val se inventó toda una historia cursi y romántica de cómo se conocieron, y como Gael no interfería pues no encontraron incoherencias en su gran historia de amor. Cuando llegó la tarde, Val se subió al auto de Gael después de tener la cara entumecida de la cantidad de besos que le dio la familia y cuando al fin se fueron dejó caer la cabeza hacia atrás, agotada. — Cuando mi hermano llegue mañana…— Lo sé — le cortó Val — tendremos que fingir ser esposos ante él, me di cuenta tarde, pero serán solo dos semanas — Gael parecía… diferente, un poco menos malgeniado, de hecho, se veía mareado — ¡Estás borracho?— No — di
Val organizó el desayuno de Caleb lo mejor que pudo, pero lo que había pasado el día anterior, más terminar con Gael dormido sobre su regazo la tenían al límite dentro de su cabeza, y aún así debía estar preparada para seguir enamorando a Caleb y luego buscar toda la información que sea necesaria para llegar el elaborado plan de venganza. «¿Qué querrá Gael con la empresa de los Vadell? »Se preguntó mientras organizaba los platos en la alacena de abajo. Debía hablar sobre la empresa, sacarles a los miembros de la familia toda la información que pudiera de ella, pero ¿Cómo podía hacerlo? Si Gael era amigo de Caleb, ¿Por qué no lo había hecho él aún? Imaginó que algo lo detenía, él esperó por Val para poder empezar con la venganza, cuando él sólo hubiese podido hacerla, ¿No? Pudo haber enamorado a Ana Leticia, así como la estaba haciendo enamorar a Caleb, pero no, la había esperado a ella. ¿qué razón había? — Todo se ve muy delicioso — le dijo Caleb desde el centro de la cocina. Val
Val normalmente pasaba las noches en la casa de los Vadell el poco tiempo que llevaba, pero con la visita del hermano de Gael debía ir para fomentar la idea de ser esposos. La idea le incomodaba a Val mucho más que antes. Con lo que había pasado el día anterior estaba segura que Gael se comportaría más hostil de lo normal y lo confirmó cuando llegó y lo primero que se encontró fue la fría mirada del hombre, seguido por el abrazo efusivo y fuerte de Harry. — ¡Cuñada! — le dijo y le cruzó el brazo por sobre el hombro — acá estoy peleando con tu esposo porque no quiere comer de la pizza que traje, dice que daña su dieta — se levantó la camisa y enseñó unos perfectos abdominales — pues a mi no — Val sonrió de lado, Gael estaba en la cocina bebiendo de una copa de vino. — ¿Cómo te fue en el trabajo? — le preguntó el hombre y Val se deshizo del abrazo de Harry para dejar su bolsa sobre le mueble. Había sido un día normal, Caleb se levantó temprano después de su pelea con Ana Leticia y se