Cuando Gael giró hacia la derecha de un volantazo Val cayó sentada sobre sus piernas. El hombre la tomó por la cadera y la regresó a su asiento. — Ponte el cinturón — le ordenó y ella lo hizo con las manos temblorosas, todo lo que había pasado en la casa… era tanto que no tenía tiempo para procesarlo. Su madre… Eva, se veía tan arrepentida, pero todo había sido una trampa para entregarla con el hombre a quien la había vendido. — ¿Quién es ese hombre? — le preguntó a Gael mientras él trataba de escapar por las calles cerradas del barrio. — Siervo es un mafioso pequeño de la ciudad, está más que acostumbrado a comprar la virginidad de muchas jóvenes… de no ser porque estás conmigo él ya te hubiese hecho suya — Val sintió un escalofrío y se aferró con fuerza al asiento. Un par de disparos golpearon el asfalto a su lado. — ¡Nos van a matar! — gritó Val, pero Gael negó. — A ti no, están tratando de darle a las llantas — de otro giro brusco entró a la autopista — aquí los perderemos —
Val caminó detrás de la mujer hacia la sala, toda la casa la sintió en un silencio sepulcral. Su madre biológica tenía el gesto apretado y Val dudó. «¿Me descubrió? » se preguntó asustada. Cuando ambas se sentaron en el mueble ancho la mirada de la mujer se suavizó y Val pasó saliva. — Quiero que disculpes a mi hija — le dijo — es una muchacha voluntariosa, de verdad quiero que nos disculpes. Me enteré de lo que pasó con mi esposo el viernes cuando te regañó por entrar a su oficina, no quiero que pienses que en realidad somos así. — Está bien, señora, no pasa nada yo…— la mujer la tomó de las manos y Val se quedó paralizada con el calor en sus palmas. — Hemos sido una familia muy cerrada, hemos tenido las mismas empleadas por más de treinta años y no estamos acostumbrados a que una persona nueva merodee por ahí — Val asintió sin saber qué más decir — cuando Caleb, el prometido de mi hija se mudó con nosotros fue raro, alguien nuevo en la casa era extraño, sobre todo que debíamos
Val apretó el teléfono contra el oído con fuerza. — ¿De qué me estás hablando, Gael? — preguntó preocupada, el beso con Caleb aún la tenía atontada y no entendía del todo lo que le decía el hombre. — Pues, así como lo escuchas, mi familia se dio cuenta que me casé y te quieren conocer. — ¡Pero esto es un matrimonio falso! — bufó Val. — ¿Y quieres que se lo diga a mi mamá? Eso es imposible, es más fácil fingir por una tarde que evitala, así que pide permiso como sea y ven. — Apenas llevo una semana, ¿Cómo crees que voy a pedir permiso? Además ya comencé con el plan de enamorar a Caleb, ya nos besamos — bueno, Val lo había besado.— ¿Ya lo besaste? — Gael sonó un poco exasperado — pues… que bien, así es el plan, pero no importa, debes venir como sea — y cortó la llamada. Val se dejó caer en la dura cama a mirar hacia el techo y se acarició los labios con la yema de los dedos, podía sentir aún el calor y la humedad de Caleb, y el recuerdo la acompañó el resto de la noche. Pedir pe
La familia de Gael era demasiado amable y atenta… demasiado, al medio día Val ya estaba un poco saturada de tanta atención y tantas preguntas y un poco mareada por tanta cerveza. Le sorprendió todo lo que bebió Gael y aún se veía bastante compuesto.Por suerte, la familia conocía el carácter de Gael y era a ella a la que se dirigían cuando les asaltaban las dudas, así que Val se inventó toda una historia cursi y romántica de cómo se conocieron, y como Gael no interfería pues no encontraron incoherencias en su gran historia de amor. Cuando llegó la tarde, Val se subió al auto de Gael después de tener la cara entumecida de la cantidad de besos que le dio la familia y cuando al fin se fueron dejó caer la cabeza hacia atrás, agotada. — Cuando mi hermano llegue mañana…— Lo sé — le cortó Val — tendremos que fingir ser esposos ante él, me di cuenta tarde, pero serán solo dos semanas — Gael parecía… diferente, un poco menos malgeniado, de hecho, se veía mareado — ¡Estás borracho?— No — di
Val organizó el desayuno de Caleb lo mejor que pudo, pero lo que había pasado el día anterior, más terminar con Gael dormido sobre su regazo la tenían al límite dentro de su cabeza, y aún así debía estar preparada para seguir enamorando a Caleb y luego buscar toda la información que sea necesaria para llegar el elaborado plan de venganza. «¿Qué querrá Gael con la empresa de los Vadell? »Se preguntó mientras organizaba los platos en la alacena de abajo. Debía hablar sobre la empresa, sacarles a los miembros de la familia toda la información que pudiera de ella, pero ¿Cómo podía hacerlo? Si Gael era amigo de Caleb, ¿Por qué no lo había hecho él aún? Imaginó que algo lo detenía, él esperó por Val para poder empezar con la venganza, cuando él sólo hubiese podido hacerla, ¿No? Pudo haber enamorado a Ana Leticia, así como la estaba haciendo enamorar a Caleb, pero no, la había esperado a ella. ¿qué razón había? — Todo se ve muy delicioso — le dijo Caleb desde el centro de la cocina. Val
Val normalmente pasaba las noches en la casa de los Vadell el poco tiempo que llevaba, pero con la visita del hermano de Gael debía ir para fomentar la idea de ser esposos. La idea le incomodaba a Val mucho más que antes. Con lo que había pasado el día anterior estaba segura que Gael se comportaría más hostil de lo normal y lo confirmó cuando llegó y lo primero que se encontró fue la fría mirada del hombre, seguido por el abrazo efusivo y fuerte de Harry. — ¡Cuñada! — le dijo y le cruzó el brazo por sobre el hombro — acá estoy peleando con tu esposo porque no quiere comer de la pizza que traje, dice que daña su dieta — se levantó la camisa y enseñó unos perfectos abdominales — pues a mi no — Val sonrió de lado, Gael estaba en la cocina bebiendo de una copa de vino. — ¿Cómo te fue en el trabajo? — le preguntó el hombre y Val se deshizo del abrazo de Harry para dejar su bolsa sobre le mueble. Había sido un día normal, Caleb se levantó temprano después de su pelea con Ana Leticia y se
Todo se quedó en silencio un momento y Val se sintió como una estúpida, pero ya lo había dicho. En parte tenía razón en lo que pedía, y por otra parte quería hacerlo y le preció la excusa perfecta, ¿Por qué quería hacerlo? No lo sabía. Cuando el hombre la besó ese día bajo la lluvia… ella quería más de eso, se sintió querida, aceptada, deseada y protegida. — Es una broma, ¿verdad? — le preguntó Gael, pero Val negó con la cabeza, aunque él ya no pudiera verla entre la oscuridad. — No — no estaba segura, pero ya lo había dicho y no podía dar marcha atrás — la única forma en que pueda tener acceso a la computadora de Caleb es entreteniéndolo, ¿De que otra forma crees que lo entretendré? — ¿Y eso qué tiene que ver conmigo? — Val suspiró. — No hay nadie más, creeme, si tu hermano no fuera gay estaría muy encantada de que él me ensañara — Val sintió como se tensó ante el comentario, y eso la hizo sentir con más control de la situación ¿A caso había logrado intimidar de verdad al gran G
Val se duchó con el agua más fría que consiguió, se perfumó, se lavó los dientes como tres veces y peinó su cabello de varias formas. No usó su uniforme de empleada, más bien se puso una falda corta y aunque la camisa era de cuello alto y mangas largas, era muy ajustada y dejaba ver su bonita figura. Agradeció el haber comenzado a correr en las mañanas y hacer un poco de ejercicio, el cuerpo le ayudaría a conseguir sus objetivos. Cuando salió de la mansión, observó la entrada con el corazón acelerado, ¿Por qué estaba tan nerviosa? Ya había besado a Caleb antes, pero… ¿Era por Gael? Claro que sí, indudablemente lo que había pasado la noche anterior le había dado un giro a su relación, tal vez era solo palpable para Val, pero le era suficiente como para sentir que lo que hacía estaba mal, pero era algo que había que hacer. Si Val quería un futuro debía dejar en claro que los Vadell tenían que pagar, y Caleb… el pobre hombre solo sería un daño colateral, pero así eran las guerras, l