Samantha revisó los papeles que su padre acababa de entregarle, su incredulidad creciendo a cada segundo. Sus conocimientos en negocios no eran muy buenos, pero no era difícil entender lo que estaba viendo. La empresa de su familia estaba en números rojos.—¿Por cuánto tiempo ha estado sucediendo esto? —preguntó y levantó el rostro para confrontar a su padre.No se parecía en nada al hombre que ella conocía. Tenía la ropa desaliñada y sus cabellos estaban desordenados. Un moretón, que comenzaba a oscurecerse, adornaba su mejilla derecha.—Tomé algunas malas decisiones hace un par de años y agarré dinero que no debía. Necesitaba arreglarlo antes de que la junta de accionistas se diera cuenta, así que acudí a Osvaldo Tolentino. Creí que podría recuperar el dinero, pagarle a tiempo y olvidarme de aquel impase, pero la empresa ha sufrido pérdidas en el último año y no he tenido los mismos ingresos que en el pasado.Un escalofrió subió por su columna al escuchar el nombre de aquel hombre.
Leer más