Thomas Russo miró al joven con marcada curiosidad, sus ojos analizaban cada detalle del joven buscando un parecido que encontró de inmediato, se parecía a Bianca su hija quien le había hecho una de las mayores deshoras al involucrarse con un hombre casado. Ella se fue de la casa, alegando que aquel hombre la amaba y se marchó del ala protectora de su padre quien en ese momento era un magnate en ascenso, apenas y era la sombra de lo que era ahora.El anciano caminaba con lentitud, no le gustaba que la gente le siguiera a todos lados como el presidente de la compañía multinacional que era, le gustaba la soledad, una que se había convertido en su fiel compañera luego de la muerte de su esposa.—¿Así que eres un Salvatore? —Así es señor… mi padre…—Pietro, el muy famoso Pietro Salvatore, lamento decirte que no por las razones que cualquier hijo espera que se recuerde a su padre. Ha sido un gran magnate en su apogeo, pero ahora, con la muerte de su hijo, tu hermano mayor, las cosas se han
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