Rebecca resultaba ser una buena pieza en el tablero de Aleksander. Bruno tenía razón: ella haría lo que fuera por hacer sentir orgullosos a sus padres. Por lo cual aprovechó su "duelo" por la muerte de Asher para ganarse su favor.
Ya estaba iniciando el juego. Era oficialmente el nuevo heredero.La primera semana que ocupó el lugar de su hermano, se dió cuenta que el mundo de la alta sociedad era sorprendente. Tenían contratos de matrimonio, daban a sus hijas como ganado con tal de asegurarse una buena posición.—Hoy tiene clases de modales, señor Salvatore —le indicó el abogado y asistente de su padre, Bruno.—¿Para qué necesito eso? No puede ser tal difícil.El hombre le dió una mirada de desaprobación, pero Alek estaba cansado de tantas clases. Él solo tenía que pararse ahí y fingir que todo estaba bien, ¿no?Así que en la noche, cuando debía asistir a la cena con sus suegros y la familia de Rebecca, deseó haberle hecho caso a Bruno. Estaba haciendo el ridículo desde que no supo cómo ponerse la servilleta.—¿Te gustó estudiar en Europa, Aleksander? —preguntaba su suegro Alfredo, sirviéndole una copa de vino.Jamás había tomado una sola copa de un vino tan caro y fino, así que agarró la copa por el cáliz. Los ojos de todos los presentes se abrieron sorprendidos ante tal falta de etiqueta.—¿Qué haces, cuñado? ¿En el extranjero se sujeta distinto? —se burló el esposo de Camille con una sonrisa socarrona.Aparentemente, él era de un escalón más alto que la familia Leroux y Salvatore, por lo tanto, se atrevía a lanzar comentarios ácidos sin miedo.—Así es, dicen que el calor corporal acentúa el sabor —respondió, bebiendo como si fuera agua.Otras risas resonaron, esa vez de las hermanas de Rebecca. Ya había aprendido que todos eran unos hipócritas, nadie estimaba a su prometida como pensó que sería, al contrario; le daban el mismo trato que su padre Pietro a él.—¿Acaso también toman el vino como agua? Eso es un poco grosero —comentó Camille.En ese momento, bajó Antonella, la otra hija de su padre.—He escuchado sus risas y no pude evitar bajar para mirar qué tanto les causa gracia. —Su tono parecía ser amigable, pero detrás había amargura.—Oh, nada en particular. Simples costumbres que tiene tu hermano.—Ven, siéntate con nosotros para cenar. ¿Una copa de vino? —ofreció el esposo de Camille.Cuando le sirvieron su copa, bebió exactamente igual que Alek, dejando en claro que punto; que no se metan con él. Internamente lo agradeció, esa gente era como un nido de víboras.—Cuéntanos Alek, ¿fuiste a la obra de teatro más reciente? He de admitir que me sacó unas lágrimas —contó la madre de Rebecca.Pero él no sabía qué contestar. No tenía idea de qué era el teatro, era muy caro ir a verlo en vivo y no tenían cable para verlo por televisión... Ni internet.—He estado ocupado con la empresa, ya saben que estoy a cargo ahora —respondió evitando el tema por completo. Su baja cuna estaba cada vez más cerca de estar expuesta.En ese instante, Camille vió su oportunidad para atacar con el cambio de tema.—Hablando de eso, se dice que el Corporativo Salvatore no pasa por buena racha, ¿es cierto? —preguntó con tono mordaz.Rebecca le dió un empujón con el pie, y movió ligeramente la cabeza. Nadie se dió cuenta del gesto.—No todo lo que se dice es verdad, claro que hubo descontrol por el repentino cambio de poderes, pero nada que no podamos solucionar —sonrió—, seguimos siendo tan fuertes como el grupo Leroux.Alfredo, su suegro, asintió satisfecho.—Me alegra escuchar eso, porque como sabes, éste matrimonio depende de que sea así.Alek comenzó a sudar, las respuestas se le estaban terminando y no sabía cuánto más iba a soportar el interrogatorio.—En eso estamos de acuerdo, nos beneficiará a ambos, puedo prometerlo. —Alzó su copa para brindar, y todos siguieron su ejemplo.«Si supieran que la empresa estuvo a punto de quebrar...», pensó con miedo.━─━────༺༻────━─━La segunda semana antes de la boda, tuvo que ir a obras benéficas de la empresa. El itinerario era sencillo, se suponía que con dos semanas de clases de modales y etiqueta ya debería estar más en forma para ese tipo de eventos.Pero, ¿cómo podías borrar veintiséis años de pobreza de ti? Parecía ser una misión imposible, y su madrastra aprovechaba para burlarse de él.—Mi Asher no estaría sudando así como tú, era tan confiado y exudaba porte, clase. Algo que jamás podrás adquirir, bastardo —se burló con esa sonrisa de víbora que estaba odiando, para ella, él estaba mejor muerto.—Ya sé que hubieras preferido que quien estuviera muerto sea yo... Pero necesito tu ayuda con algo, señora Alessia —comenzó a decir Alek, atando bien su corbata—. Mi tía está enferma y mi padre prometió ayudarme con el dinero para el tratamiento...Bofetada. Su mejilla escoció de dolor con el golpe. No le importaba incluso eso, habían prioridades.—¡Bastardo infeliz! Nosotros te acogimos, ni siquiera tenías un lugar donde vivir. Has tomado el lugar de mi hijo, ¿y te atreves a pedirnos dinero? ¡Lárgate! —gritó Alessia desesperada. Lo empujó fuera de la casa con odio.Pero decidió probar una vez más, debía hacerlo por su tía. Así que no le quedó más que arrodillarse a sus pies, iban a echar a la calle a su tía si no abonaba un poco de dinero. Tenía que perder la dignidad.—¡Por favor, te lo suplico! Mi tía necesita el tratamiento. Es la mujer que me crío, no los avergonzaré y dejaré que me humilles y golpees si quieres, ¡no me resistiré! Pero por favor, necesito diez mil dólares —rogó con la voz rota.Eso pareció ser suficiente para ella, sacó su cartera y sacó un fajo de dólares. Aunque tuvo que rogar, no le importaba; tenía el dinero para una semana más, su tía no iría a parar a las calles y eso era todo lo que quería.—Fuera de mi vista, bastardo —escupió su madrastra, y el cerró la puerta en la cara.Los sirvientes comenzaron a murmurar, pero él escuchó perfectamente todo lo que decían. Sus mejillas dolían de la bofetada y de vergüenza.—¿Ese es el hijo de los Salvatore? Parece un mendigo —decía una, burlándose.—Qué va, lo sacaron de un basurero. No le llega ni a los talones del señor Asher.Ambas le miraron con asco, y se fueron por la entrada de la servidumbre. Ni ahí podía entrar, estaba más abajo que los empleados de la mansión.Pero algún día eso iba a cambiar, él lograría ganarse su respeto; aunque eso sería después, primero tenía que soportarlo, él era fuerte y había sobrevivido muchos años como para dejarse caer tan fácil. Era paciente.Se dirigió al banco a depositar el dinero de la cuenta del hospital, y le aseguraron que su tía estaba estable cuando llamó. Tranquilo, se dirigió al evento benéfico. Era extraño que esas personas tan horribles ante la sociedad hacían "actos de buena fe" pero puertas para dentro escupían veneno.En la entrada, se encontró con los periodistas. Intento retirarse pero ellos rápidamente lo envolvieron como una masa pegajosa alrededor, no había escapatoria.—¡Señor Salvatore! ¡Aquí! Periódico High Society, queremos preguntarle, ¿sabía que esta beneficencia era de su hermano difunto?Otro más se acercó y le puso el micrófono en su cara.—¿Es usted el sustituto de su hermano?Todos comenzaron a hablar al mismo tiempo:—¿Por qué lo ocultaron de los medios?—Señor, ¿es cierto que las acciones de su empresa están desplomadas? —Esa pregunta le inquietaba. Porque si él no hubiera llegado a ocupar el lugar de Asher, probablemente eso sería así. Estaban salvados momentáneamente.Negó enfáticamente con la cabeza.—Nuestra empresa sigue tan sólida como una roca —respondió sin titubear.Comenzó a sudar nuevamente, era un caos. Tantas preguntas, luces y micrófonos le daban vueltas como una montaña rusa. Estaba asustado, pero no podía responder nada de eso o se delataría, jamás fue bueno con ser el centro de atención, le daba pánico.Así que dijo lo único que había aprendido de la televisión:—No responderé nada más. Todo está bajo control y seguiremos trabajando como siempre.Y los empujó para entrar prácticamente corriendo al evento. Eso estuvo cerca. Otros segundos más y hubiera relatado cómo sucedió todo, se ponía muy nervioso.El evento transcurrió mucho más tranquilo, le habían dado un guión a seguir y lo estaba haciendo bien. Sonrió para las cámaras, charló con clientes de su padre, y programó citas para próximas reuniones de negocios.Él podía no tener modales, dinero ni clase. ¿Pero hablar de administración, economía o negocios? Eso era pan comido. Cuando eres pobre, tu cerebro es algo a lo que darle un uso ilimitado, salir de ahí dependía de ti y de tu esfuerzo.—Encantado de hablar con usted, estoy convencido de que sería un excelente acuerdo comercial para nuestras empresas —dijo alegremente el presidente de T&F, le dió una palmada en la espalda.Aleksander estaba satisfecho. Poco a poco, se ganaría la confianza de los presidentes de las más prestigiosas compañías, y quizás un día pueda incursionar en el Grupo Russo, estaba en el podio más alto de la escala social y económica, prácticamente dominaban Roma. Si él llegase a tener negocios con ellos, estaría por encima que sus cuñados y sus suegros, incluso que de su propio padre.Sonrió.Lento pero seguro, llegaría a la meta. Estaría en el podio más alto y todos se arrepentirían de burlarse de él y su familia. Mientras tanto, ¿qué importaba dejarse humillar un poco? Él lo hacía por su familia, mientras pudiera experimentar todo lo que perdió, sería feliz.Primero tenía que lograr hacer negocios con el presidente de Grupo Russo, y entonces el resto sería historia...Presente.El cuerpo de Aleksander impactó fuertemente contra la pared, Alfredo estaba molesto y sus ojos irradiaban una ira incontrolable que casi termina siendo mermada en el rostro del italiano. Pietro rápidamente intervino intentando apartar a Alfredo de su hijo. —¡Tienes que calmarte! —Sus palabras fueron más una exigencia que una súplica y eso provocó que la ira del hombre cambiara de estar en su hijo, a estar en él. —¡¿Cómo puedes pedirme que me calme?! ¿Cómo puedes pedirme eso, Pietro? Así que lo prensa dice es falso. Ellos alegan que es tu hijo menor, un hijo que mantuviste fuera del ojo público por sus propios deseos, sin embargo, no es así. ¡Casaste a mi hija con tu hijo bastardo! La vergüenza se apoderó de Aleksander al mirar el rostro perplejo de Rebecca, quien le miraba atónita e intentaba pensar en la forma de controlar a su padre.Su hermana mayor formulaba una risilla burlona que hizo a la italiana sentirse patética, pero no por ella, si no por la actitud de su herma
Horas después, salieron de la recepción que celebraba su boda, para ir a la mansión de su padre. No le entusiasmaba la idea de vivir ahí pero no podía hacer nada por evitarlo, estaba a su merced.—Creo que vivir con tus padres no es mala idea —dijo Rebecca mientras miraba a través del vidrio del auto. Observaba la enorme casa que algún día le acogió como su hogar pero que ella no sentía como tal—. Solo es cuestión de aclimatarse. —¿Lo crees?—Claro.—Pues entonces es que no conoces a mi madrastra en realidad, esa mujer es el diablo, no quiero decirte lo que me ha hecho pasar porque me avergüenza de verdad, pero es una persona cruel y despiadada, créeme, será un infierno vivir con ella todo este tiempo —comentó él con pesar mirando de reojo al chofer quien parecía más concentrado en la carretera que en su conversación.Miraba a Rebecca de reojo y pensaba en ella, era su esposa, hermosa, elegante y él apenas podía llevar la etiqueta con perfección. Su andar era simplemente delicado y el
Thomas Russo miró al joven con marcada curiosidad, sus ojos analizaban cada detalle del joven buscando un parecido que encontró de inmediato, se parecía a Bianca su hija quien le había hecho una de las mayores deshoras al involucrarse con un hombre casado. Ella se fue de la casa, alegando que aquel hombre la amaba y se marchó del ala protectora de su padre quien en ese momento era un magnate en ascenso, apenas y era la sombra de lo que era ahora.El anciano caminaba con lentitud, no le gustaba que la gente le siguiera a todos lados como el presidente de la compañía multinacional que era, le gustaba la soledad, una que se había convertido en su fiel compañera luego de la muerte de su esposa.—¿Así que eres un Salvatore? —Así es señor… mi padre…—Pietro, el muy famoso Pietro Salvatore, lamento decirte que no por las razones que cualquier hijo espera que se recuerde a su padre. Ha sido un gran magnate en su apogeo, pero ahora, con la muerte de su hijo, tu hermano mayor, las cosas se han
—¡Aleksander! —gritó su padre saliendo del despacho con el periódico en la mano, sus ojos no podían apartarse de la imagen, mucho más cuando Bruno le llamó para informarle que el precio de las acciones habían subido mucho más y que ahora se recuperaban de forma exitosa. Sus ojos estaban extasiados ante las nuevas noticias. El castaño se encontraba mirando unos documentos que leía de manera concentrada en su habitación pues su padre no le daba acceso aún al despacho que alguna vez perteneció a su hermano y Alessia se negaba rotundamente a que entrara allí, desde su perspectiva ese lugar era solo de su hijo. La puerta se abrió de manera avasalladora dejando ver a Pietro con el periódico en la mano.—Explícame esto —ordenó—. ¿Dime cómo fue que terminaste en la reunión financiera de Thomas Russo? No me informaste de que asistirías y tampoco preguntaste si podías hacerlo. No te estoy recriminando, solo te hago una observación pues arriesgaste, pero ganaste.Luego de aquella reunión donde q
Un lujoso auto se estacionó en la entrada de la mansión Salvatore, una mujer de ya muy entrada edad bajó de él, usaba zapatos de diseñador y un bolso de Louis Vuitton que le daban un aire imponente. Su cabello estaba peinado en un corte varonil dándole un aire a Amanda Presley en la película “The Devil wears Prada”. Alessia Salvatore esperó a la mujer en la puerta, eso era trabajo de Pietro, pero había recibido una llamada de emergencia y tuvo que responder.—Han pasado unos cuantos días—comentó Alessia.—Podrían pasar años y siempre tengo la misma sensación amarga en la garganta cada vez que te veo. ¿Dónde está Pietro? ¿Acaso se ha vuelto tan maleducado como para no salir y recibir a su madre? Supongo que esa será otra de las costumbres que has adquirido en tu presencia. Los ojos de Stella Salvatore recorrieron a su nuera de arriba a abajo, si en el mundo existía alguien con la capacidad de derrumbar la confianza de la soberbia mujer, esa sin duda, era su suegra. Siguió de largo dejá
Las palabras cargadas de verdad siempre terminaban hiriendo a alguien y ese fue el caso de Clement, quien lo miró con enfado para luego marcharse chocando su hombro con rabia. Alek apretó la mandíbula. ¿Por qué todo tenía que ser tan difícil con esas personas? Lo único que quedaba claro era que odiaban a todo el mundo que no tuviera su estatus y ponían arriba en la pirámide de las cosas importantes al dinero. Aleksander tenía otras prioridades, necesitaba tener contento a su padre para que éste siguiera costeando el hospital de su tía y a la par, crecer para que Rebecca no tuviera que sentir vergüenza por tener un marido pelele que se dejaba pisotear con cualquiera. Era innegable que el anciano Thomas Russo era un magnífico socio y debía intentar ganárselo, aunque eso ya ocurría de forma natural. Antes de darse cuenta, tenía una tarjeta en la mano, una tarjeta VIP con la que podía ingresar allí automáticamente. —Con esto podrá entrar aquí fácilmente, el señor Russo le ha dado la pre
Rebecca recordó durante todo el día las palabras de Aleksander, tenían pensamientos completamente diferentes. Ella lo creían un buen hombre a pesar de su posición, para ella era mas importante quien era como persona que cuanto dinero tenia en su cuenta bancaria. Cuando llegó a su casa fue recibida con normalidad por su madre y su padre se mantuvo distante pero no evito su educado saludo. —Me alegra que hayas recordado que tu esposo no es aceptado en esta casa. Suficiente tengo con saber que es un donnadie como para también tenerle que ver la cara durante las reuniones familiares—murmuró Alfredo haciendo un gesto de desagrado que hizo a Rebecca suspirar con agobio—. Pensé que se presentaría después de tomarse esa foto con Thomas Russo. —Aleksander está ocupado trabajando, padre.—¿Cómo Pietro puede tenerle confianza? —cuestionó su hermana Camille.—Es un hombre capaz, inteligente, parecen dudar demasiado de su conocimiento en los negocios, pero puedo asegurar que mucho mas inteligent
Una oportunidad de ganar, tan simple pero tan complicada a la vez. Un concurso era una buena herramienta para probarse así misma que podía hacer mucho mas que servir como tapete para limpiar la humillación que diariamente le causaba su familia. Camille parecía confiada, pero cualquiera que fuera el resultado de aquella competencia, su hermana daría todo, pagando a otros para que lo hicieran por ella, pero daría la lucha para ganar. —Es indudable que posiblemente tu hermana reciba una invitación—comentó su padre llamando la atención de todos los que compartían la mesa, incluso su madre quien levantó las cejas, sorprendida de que mencionara algo como eso—. Parece ser que Aleksander se gana el apreció del viejo Thomas Russo. Ese anciano tiene mas dinero y poder que cualquiera de nosotros juntos, siempre callado, siempre denotando poderío. —No creo que dure demasiado, considerando que Aleksander puede meter la pata con él, en cualquier momento. El viejo puede parecer llevadero, pero pu