Rebecca recordó durante todo el día las palabras de Aleksander, tenían pensamientos completamente diferentes. Ella lo creían un buen hombre a pesar de su posición, para ella era mas importante quien era como persona que cuanto dinero tenia en su cuenta bancaria. Cuando llegó a su casa fue recibida con normalidad por su madre y su padre se mantuvo distante pero no evito su educado saludo. —Me alegra que hayas recordado que tu esposo no es aceptado en esta casa. Suficiente tengo con saber que es un donnadie como para también tenerle que ver la cara durante las reuniones familiares—murmuró Alfredo haciendo un gesto de desagrado que hizo a Rebecca suspirar con agobio—. Pensé que se presentaría después de tomarse esa foto con Thomas Russo. —Aleksander está ocupado trabajando, padre.—¿Cómo Pietro puede tenerle confianza? —cuestionó su hermana Camille.—Es un hombre capaz, inteligente, parecen dudar demasiado de su conocimiento en los negocios, pero puedo asegurar que mucho mas inteligent
Una oportunidad de ganar, tan simple pero tan complicada a la vez. Un concurso era una buena herramienta para probarse así misma que podía hacer mucho mas que servir como tapete para limpiar la humillación que diariamente le causaba su familia. Camille parecía confiada, pero cualquiera que fuera el resultado de aquella competencia, su hermana daría todo, pagando a otros para que lo hicieran por ella, pero daría la lucha para ganar. —Es indudable que posiblemente tu hermana reciba una invitación—comentó su padre llamando la atención de todos los que compartían la mesa, incluso su madre quien levantó las cejas, sorprendida de que mencionara algo como eso—. Parece ser que Aleksander se gana el apreció del viejo Thomas Russo. Ese anciano tiene mas dinero y poder que cualquiera de nosotros juntos, siempre callado, siempre denotando poderío. —No creo que dure demasiado, considerando que Aleksander puede meter la pata con él, en cualquier momento. El viejo puede parecer llevadero, pero pu
Claydon, el enorme bróker de inversión americano. Anualmente aquel enorme corporativo visitaba a los magnates poderosos de Italia con el afán de encontrar en el viejo continente buenas fuentes de inversión. En el pasado y en sus mayores momentos de auge, Pietro había amasado una buena fortuna jugando con la bolsa. En los momentos que enfrentaba su empresa no era nada prudente invertir y en una inversión tan poco estable y de alto riesgo como la de Claydon era mejor no jugar. Eso pensaba Aleksander mientras bajaba del auto. Su chofer, uno que su padre le había brindado, le abrió la puerta y el pudo observar el enorme condominio. Invertirás—eso le había dicho su padre con marcada decisión sin tomar en cuenta la advertencia de su hijo. Había mirado las cuentas y buscara la forma que buscara, no tenía otra opción, ni una sola vía de escape abierta para intentar controlar el desastre que seria perder todo el dinero que su padre deseaba poner en juego. Al entrar, comprendió que no era el
Rebecca casi saltó de gozó cuando una invitación llegó para ella cerca del mediodía. Para su mala suerte la tarjeta tenia un destinatario que podría generar cierta confusión “Para la señora Salvatore”. Alessia se la había arrebatado de las manos al mirar que era el Corporativo Russo, sin embargo, cuando abrieron el documento se encontraron con la sorpresa de que dentro tenía su nombre “Querida, señora Rebecca Salvatore, el corporativo Russo tiene el honor de invitarla a…”—No puedo creerlo.—Es para mí—repuso Rebecca arrebatando de las manos de la madrastra de su marido aquella carta que le pertenecía. La gala Russo era uno de los eventos mas importantes para la sociedad italiana y Rebecca tenia en sus manos la oportunidad para formar parte de ello. Sus ojos brillaron, no tenía dudas en podría intentar ganar y hacerse un lugar delante de todas esas mujeres que siempre la habían menospreciado. Rebecca miró aquella invitación con esperanza. Ella tenia claras intensiones de formar un eq
Una mujer bajaba violentamente las escaleras. Sus pies marcaban el paso con sus tacones de mas de doce centímetros intentando que los hombres que habían dejado escucharan su llegada. Camille llamó la atención de su padre y de su esposo quienes miraban unos documentos. Alfredo estaba a nada de darle una fuerte cantidad para alimentar su campaña política en Italia que estaba en cienes. Al notar que su esposa lo había interrumpido, Clement maldijo entre dientes y con la mejor sonrisa que pudo volteó para mirar a su mujer.—Dime, querida.La mujer lanzó el periódico que llevaba entre sus manos y les mostró la lista de las mujeres que estaban invitadas al concurso de Thomas Russo. El nombre de Rebecca encabezaba la lista y eso no podría haberla enojado más. —¡Rebecca esta en primera fila! —chilló con enfado—. Pensé que no la tomarían en cuenta si recordamos que su marido apenas intenta ganar confianza y hacerse de un nombre. Si su esposo fuera Asher Salvatore lo habría creído, pero esto e
La finca de Nápoles era una obra arquitectónica que era el orgullo de Stella Salvatore, la habían comprado incluso antes de que Pietro naciera y era una de las propiedades que tenía en mayor estima. La anciana tenía demasiado dinero y no le importaba gastarlo en poderosos purasangre que guardaba en colección. Aleksander estaba sorprendido al mirar la imponencia del lugar y Antonella con su elocuente sombrero recordaba la última vez que habían estado en la finca.—Parece que has remodelado la finca un poco abuela.—Deseaba un cambio y mande a cambiar tapices—respondió la mujer. —Me ha gustado mucho, pienso que el color les sienta bien a las losas del piso. —Fue una buena elección de colores.La pareja fue conducida a su habitación para posteriormente ir a alcanzar a la abuela en el jardín donde yacía una enorme mesa plagada de toda clase de cubiertos. Aleksander maldijo entre dientes al mirar como cinco cucharas diferentes que en su vida había tenido que usar. La abuela sonrió al not
Rebecca acercó su mano a un hermoso semental instalado en las caballerizas de la finca, el animal soltó un bufido al sentir el tacto de la mujer sobre él, pero no dudo en acercar su alargado hocico a su mano. La mujer sonrió disfrutando del suave pelaje del caballo que parecía disfrutar notablemente de su compañía. Dentro de aquella enorme inmensidad de propiedades había decenas de caballos que parecía ser el tesoro personal de la abuela. —Parece que a Raiven le agrada.La mujer se dio la vuelta para encontrarse con el veterinario encargado del animal. Joel era su nombre, inmediatamente se presento delante de la mujer y con una sonrisa informó que el caballo ahora tenía una importante misión, era el semental mas querido de la señora Salvatore y no deseaba correrlo, más bien quería usarlo como semental a pesar de que era un caballo joven y demasiado rápido.—¿Sabe montar? —No demasiado bien.—Debería aprender, aquí es divertido recorrer el terreno arriba de estos animales, son precio
Rebecca miró de reojo a Amanda, los ojos de la mujer parecían fijos en su marido como si no deseara perderse ni un solo segundo ni un gesto de su atractivo rostro. La italiana miró con buenos ojos la forma formal en la que su marido hablaba y de no ser porque ella sabía su origen, nunca hubiera pensando que el hombre al que escuchaba hablar, no había crecido en una familia de elite. Hablaban de temas banales, vida campirana, la gran Roma y también de algunos conocidos del círculo. —He escuchado que Rebecca… Inmediatamente la italiana corrigió. —Me gusta mas señora Salvatore. Amanda se aclaró la garganta. —Lo siento—la abuela le dedicó una mirada un tanto sorprendida a Rebecca, pero no la reprendió por aquella falta—. Como decía, he escuchado que la señora Salvatore proviene de la imponente familia Leroux, se habla mucho de su padre en Nápoles. —Los negocios de mi suegro son variados, siendo sincero no tengo ni la más mínima idea de su magnitud. He estado centrado en otros asunto