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Todos los capítulos de Mi primer amor, mi obsesión. : Capítulo 41 - Capítulo 50
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Visita a la Comisaría
A la hora de la siesta y completamente cansados y preocupados, Liam y Denise se adentraban en Dublín. Habían decidido viajar directamente desde Tramore Beach hasta la capital irlandesa, con la intención de demorarse lo menos posible y efectuar en persona la denuncia que la policía no le había querido tomar a Nan. Denise se había prometido a sí misma y a su esposo que no se movería de las dependencias de la gard hasta que le aseguraran que, no solo habían tomado su correspondiente denuncia, sino que ya mismo se estaban poniendo manos a la obra.Adam se había comunicado con ella mientras iba por la M11 camino a la capital, informándole que había hablado con el comisario a cargo de la comisaría que se encontraba en la cercanías del café en el que su hija había sido vista por última vez, y que este los esperaría para poder hablar directamente con él sin pasar por ningún cargo inferior. Su jefe y amigo le había comunicado también la vaga información que había logrado sonsacarle a su hijo,
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Un Ápice de Información
Nancy se paseaba de una punta a la otra del departamento de Amy. Se le había formado un nudo en el estómago, la bilis se arremolinaba en la garganta y el llanto no la dejaba tranquila. Sabía que, en cierto modo, se estaba comportando de forma un tanto exagerada, pero no lo podía evitar: Amy Carter era más que su amiga, era una hermana de la vida.Pero, ¿y si le había sucedido algo malo? «No», se dijo, cortando sus pensamientos en seco. No podía permitirse pensar de ese modo. Amy estaba bien. Sí, lo estaba. ¡Tenía que estarlo!Mientras se debatía entre su lado pesimista y el lado que la tranquilizaba asegurándole que todo estaría bien, el sonido del timbre rompió el silencio en el que se encontraba sumida la vivienda, haciéndola dar un brinco del susto.Con la mano en el pecho, se acercó al intercomunicador y pulsó la opción que le permitía ver quién se encontraba en el exterior.Suspiró, un tanto más tranquila, y tras indicarles que podían entrar, tras darle a la opción correspondient
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Uniendo Fuerzas
Alahan caminaba de un lado a otro de su despacho, el cual se encontraba en la primera planta de su vivienda, y que había acondicionado como tal con el fin de mejorar su rendimiento laboral. Ya que le habían dado la posibilidad de trabajar desde casa, le parecía la mejor opción, aun cuando, cada cierto tiempo, debía dirigirse al edificio en el que se congregaba la Central de Análisis Tecnológico de la Gard, para presentar unos informes en papel, cuya existencia él no entendía y que, a pesar de sus constantes argumentos sobre por qué era mejor centrarse en la tecnología para hacer acopio de la información de los casos, no desaparecería por mucho tiempo.Estaba esperando una llamada que no le hacía ni pizca de gracia, pero que sabía que era necesaria para avanzar con la investigación del caso de Amelia Carter, la mejor amiga de su hermana, y por quien, hacía años había dejado de luchar, al conocer los sentimientos de su mejor amigo hacia ella. Sí, podría haber aprovechado la ausencia de
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Tiene Derecho a Guardar Silencio
Brendan miraba a través del ventanal de la suite del hotel como la lluvia se precipitaba sobre la ciudad como un maldito manto gris, mientras esperaba la bendita visita del comisario. Sí, podría haberse presentado por sus propios medios, pero no se sentía capaz de conducir hasta la comisaría, por lo que le había pedido a O’Neill que se acercara hasta allí.Una lágrima comenzó a rodar por su mejilla, en el mismo momento en el que un golpe en la puerta, lo hizo darse vuelta enfocando la mirada en la madera.Inspiró profundo, llenándose de valor mientras se enjugaba los ojos, y se encaminó hacia la puerta. No sabía qué debía hacer ni cómo debía comportarse, pero ser el último en verla con vida hacía que la bilis ascendiera hasta su garganta.Una vez junto a la puerta, soltó lentamente el aire que había contenido de camino hasta allí y pasó la tarjeta por el censor, antes de abrir.—Hola —saludó O’Neill.Sin embargo, Brendan lo ignoró por completo y se dedicó a observar a quien se encontr
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Un Mensaje Desconocido
Denise y Liam observaban cómo, metódicamente, Nancy manipulaba el ordenador de su hija. No obstante, y aunque intentaba que no se notara en lo más mínimo, la muchacha comenzaba a desesperarse al no encontrar lo que sabía que su amiga había guardado allí.No podía ser, aquello no tenía ni pies ni cabeza. Dicho correo no podría haber desaparecido así como así, dado que sabía que su amiga guardaba absolutamente todo con su eterno mensaje de: «Por las dudas», y en aquel caso, si bien le había quitado importancia y no había querido hacer una averiguación como tal, había decidido conservar aquel mail, como siempre hacía con todos.—No puede ser —dijo, al cabo de media hora de búsqueda—. Esto no puede ser posible. Sé muy bien que ella guardaba ese mensaje —agregó, más para sí misma que para los padres de su mejor amiga.—Búscalo por el contenido del mensaje. ¿Lo recuerdas?Nancy negó con la cabeza, apesadumbrada.—Lo único que sé es que decía algo como: «Amelia, el pasado se hace presente. R
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Con Lujo de Detalles
Brendan caminaba de un lado a otro de la sala de interrogatorio, a la espera de que su amigo y el comisario Howard O’Neill se aparecieran de una vez por todas y le indicaran cómo proceder. Le habían hecho mil y un preguntas que él no había sido del todo capaz de responder, por lo que, en muchos casos, ante la falta de credulidad del comisario y del detective Doyle, no le había quedado más remedio que atenerse a la quinta enmienda, con el fin de no complicar su caso, mientras esperaba que su abogado defensor apareciera para poder asesorarlo en esa circunstancia.—¿Qué demonios haré ahora? —le preguntó a su abogado, llevándose las manos a la cabeza, mientras miraba el descascarillado techo de la sala de interrogatorios. Aparentemente, por muchos años que pasaran, las dependencias policiales no dejaban de ser un lugar decrépito, de paredes diáfanas y completamente deprimente. Quizás esa era una de las maneras de imponer la autoridad, aunque él no lograra encontrarle el más mínimo sentido
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Sucesos Devastadores
Alahan se apeó del coche que le habían indicado en la comisaría que podía utilizar durante lo que durara la investigación, y observó el alto edificio que se cernía frente a él, de manera imponente.No le agradaba la situación en la que se encontraban. La mejor amiga de su hermana estaba desaparecida, y su mejor amigo era sospechoso de ello. ¿Quién en su sano juicio querría estar en su lugar? Nadie, absolutamente nadie.Suspirando, alzó la vista al cielo encapotado —¿cuándo dejaría de llover?— y se encaminó hacia la entrada.Sabía dónde vivía Amelia por las veces que había enviado paquetería para su hermana con aquella dirección. No habían sido demasiadas, pero sí las suficientes como para memorizarse la calle, la numeración, el piso y el número de departamento en el que vivía la muchacha.Una vez llegó al piso y departamento correspondiente, inspiró profundamente y llamó a la puerta.¿Cuántas noches en vela se había imaginado trasladándose hasta allí para confesarle sus sentimientos?
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No Hay Opción
Adam se llevó las manos a la cabeza. No, aquello no podía estar pasando. Se había desvivido por enseñarle a sus hijos el valor de las personas, explicándoles el cómo debían comportarse y debían tratar a los demás; sin embargo, allí estaba, con la preocupación a flor de piel porque, aparentemente, su primogénito no había aprendido nada de todo lo que había procurado inculcarle a lo largo de su vida.No, no podía creerlo. No podía ser cierto. Brendan jamás haría algo como aquello, era imposible. No, Brendan tenía un comportamiento errático, era bastante más que adicto al alcohol, pero no era un psicópata. No, eso no podía ni siquiera pensarlo. Tenía que haber una forma de demostrar que su hijo no tenía nada que ver con la desaparición de Amelia Carter. Pero ¿cuál era esa forma? ¿Cómo lograría dar con ella?Sin saber qué hacer o cómo actuar, tomó su chaqueta del perchero que se encontraba a un lado de su escritorio y se la colocó, no sin antes tomar las llaves de su coche.Tenía que viaj
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Un Escalofriante Video
Cuando Alahan llegó hasta donde se encontraba Liam, el corazón se le paralizó por completo, al ver como aquel hombre, que había sido como un padre para su hermana, se había desmoronado por completo, dejándose caer al suelo con la espalda apoyada contra la pared del pasillo que conducía a la entrada.Con lentitud, procurando no sobresaltarlo ni incomodarlo, pero deseoso de conocer qué había sucedido para que se hubiese quebrado de esa manera tan repentinamente, Alahan se acuclilló junto a Liam, mientras le posaba una mano sobre el hombro.—¿Qué sucede? —preguntó con cautela, buscando la mirada del hombre.Liam soltó un sollozo lastimero y, con un dedo tembloroso, señaló hacia la caja que se encontraba a su lado y que Al había pasado por alto hasta ese momento.Frunciendo el ceño, se puso de pie y se encaminó hacia la caja de cartón, que se encontraba a unos pocos pasos, lo cual le daba la pauta de que Liam se había alejado de ella.¿Qué diablos había allí? ¿Qué tenía aquella caja que l
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Deja Vu
Tras finalizar la llamada con O’Neill, Adam se dejó caer en el sofá de cuero negro que se encontraba en una de las esquinas de la habitación, mientras continuaba intentando entender qué era lo que acababa de ver.¿Qué diablos hacía aquella Tablet allí? ¿Qué significaba el mensaje que parpadeaba, como la cuenta regresiva de una bomba? Pero, sobre todo, ¿qué tenía que ver con su hijo?Si Brendan había sido realmente quien había dejado aquel mensaje: ¿qué era lo que estaba queriéndole decir?—El pasado se hace presente; y me cobraré lo que, en un pasado, se cobró mi presente y mi futuro. No tengo nada que perder, cuando nunca he tenido nada —susurró, repitiendo las palabras que había leído una y otra vez, mientras le informaba su descubrimiento a O’Neill.No entendía qué demonios significaba todo aquello. ¿Dónde estaba Amelia Carter? ¿Qué significaba aquel mensaje? Y, por sobre todas las cosas, ¿qué tenía que ver su hijo en todo aquello?Suspiró y se llevó las manos a la cabeza, alborotá
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