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Todos los capítulos de ¡No seré tu sumisa!: Capítulo 1 - Capítulo 10
83 chapters
Un empleado nuevo
Pov Fernando.Miro la hora en el reloj de pared y tomo la copa de vino tinto que tengo en mi mano. Este sentimiento de soledad después de una dosis tan fuerte de sexo no se me quita con nada.Aspiro el aroma del despacho de mi departamento, para luego limpiar una lágrima en mi mejilla, que quiere salir.—¿Vas a dormir conmigo hoy? —pregunta Reana fuera del despacho.Siempre que la follo son esas sus preguntas, pero mi respuesta es la misma.—No me gusta dormir con mujeres, Reana —le digo con cariño—. Trato de estar alejadas de ellas —bromeo y ella suspira resignada.No soy tan malo como creen, soy dulce fuera de mi cuarto de juegos, o eso intento ser.La veo irse y vuelvo a tomar hasta cansarme.Cuando abro los ojos, el sol que entra por mi ventana me indica la hora.—¡Joder! ¡Andrea, me espera hoy en la casa de modas de Amber! —exclamo levantándome de pronto.Salgo presuroso a la sala de estar, y la figura de Demetrio Laureti está sentado en mi sofá con una taza de café.El miedo me
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Que comience el juego
La puntualidad es una virtud que me ha abierto puertas, más cuando voy a conocer al hombre que ha sido muy crush por años, un hombre que sin saberlo es el dueño de mis noches húmedas, y sí, lo reconozco, muchas veces me toco mientras veo una foto de él que tengo en la encimera. Porque aunque me cueste reconocerlo estoy obsesionada con Fernando Laureti desde que lo vi en un congreso donde estuvieron los tres juntos, y aunque su padre es hermoso, es un hombre casado, y aunque Andrea es idéntico a él, nunca me llamó la atención por el simple hecho que es un total amargado y arrogante, pero él, mi vista siempre fue dirigida hacia él, Fernando Laureti, no sé si fue la razón de que a menudo lleva una sonrisa baja bragas en su rostro, o también el simple hecho de que sus facciones más relajadas me enloquecen, a decir verdad, todo de él me enloquece, y no dejo de soñar con algún día meterme en su cama, en su vida, en su cuerpo y en todo lo de él, porque no solo quiero ser un juguete más.Resp
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Oficina de niña
Mis mejillas están calientes por la molestia que tengo. Frunzo el ceño mientras con la ayuda de mi secretaria busco las tres carpetas, de los tres años que he sido gerente. Fernando, él en su máxima arrogancia, me ha dejado en ridículo delante de todos, y aunque confieso que fue mi culpa por hacerme la que no lo conocía, me molesta que sea tan cruel de mandarme a buscar las carpetas impresas, cuando con solo un código, y un poco de tiempo, él puede ingresar a los archivos virtuales, (se supone que todo aquí es robotizado).—Cloe, aquí encontré la última carpeta —digo agachándome al final del estante para tomarla. —¿Ya tiene lo que le pedí? —pregunta una voz ronca detrás de mí.Me pongo de pie con el rostro rojo, por la posición que tenía, y al mismo tiempo por escuchar su hermosa voz detrás de mí.—Sí, aquí tiene Fernando —le digo tendiéndole las carpetas.Él no toma la carpeta de mis manos, pasa por mi lado y comienza a ver toda mi oficina con una sonrisa estúpida en sus labios, y
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Sudor y mugre
Después de horas incómoda, porque querer cambiar mi panti, húmeda, por fin, he terminado con todo, lista para irme a casa, y poder tomar una ducha fría que calme el calor de mi cuerpo, ya que, siempre está ardiendo en deseo, y más después de que me obsesioné con Fernando Laureti, digo que es una obsesión porque no hay día que no piense en él, y ahora que lo tengo cerca más aún, aunque, sé disimular muy bien.Cierro la laptop, y me estiro un poco para salir del edificio. Cómo todos los días, soy la última en irme, ya que amo tanto mi trabajo, que me quedo horas extras para organizar lo del día siguiente, aunque confieso que este día es por algo especial, o mejor dicho, alguien, alguien que no volvió a mi oficina de nuevo, y eso me llena de decepción porque siento que no le gusto lo suficiente como yo quisiera.«¿Y como Samantha, si te acaba de conocer?»Y haciéndole caso a mi subconsciente, decido que es muy pronto para despertar un interés en Fernando, y aunque soy una mujer hermosa,
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Lobo feroz
Había enviado a la francesa, a qué buscará los archivos impresos de sus años de trabajo, porque me pareció una gran falta de respeto su atrevimiento, aunque confieso que me molestó más el hecho de que no me conoce, ¿quién no me conoce? O sea, tampoco es que soy el presidente de los Estados Unidos, pero mi apellido es reconocido en muchos países, y ella como gerente de la empresa que voy a heredar, y como empleada de mi familia debería de conocer a sus jefes, ¿o no?Entro a la oficina y miro todo a mi alrededor. Esta oficina ha estado cerrada, y solo se abre cuando venía Fernanda o mi padre a hacer inspección, pero después de que contrataron a Samantha, no lo han hecho seguido.—Puedes mandar a cambiar estos muebles, por favor, algo más elegante, y puedes unos cuadros en esta pared, —comienzo a darle indicaciones a mi secretario, ya que el decorado de mi nueva oficina no es lo habitual en mí.Todo es de un color marrón triste, y yo adoro el color negro, combinado con carmesí, siento qu
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Rebelde y malhumorada
Llegar temprano a la oficina nunca había sido tan placentero para mí cómo hasta el día de hoy. La realidad es que no pude dormir en toda la noche, me rehúse a lavar el pañito de Fernando porque quería seguir oliendo el aroma del mismo, y también tenía sus ojos azules en mi mente, desnudándome y haciéndome suya sin contemplación.Entro al edificio con dos tazas de capuchino que compré en el camino, uno para mí y uno para Cloe. Es la única amiga que tengo, además de las monjas del orfanato.Tomo el ascensor tratando de contener los nervios que se generan en mi cuerpo al pensar en volver a verlo.«Tienes que acostumbrarte»Fernando es ahora mi jefe y estará por aquí por mucho tiempo, si no es para siempre. He escuchado que su padre acostumbra a que sus hijos hereden sus empresas, y seguramente si lo envío aquí es porque está es la de él.De solo pensarlo mi corazón se detiene, y un frío recorre mi vientre hasta llegar a mis piernas.Inhalo y exhalo antes de que se abra el ascensor. Lo pr
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Carpeta roja
La cafetería de la empresa queda en el último piso del edificio; no acostumbro a comer ahí, porque la comida no es la mejor que digamos, además, todo el personal de trabajo está ahí, y eso me hace sentir incómoda.Antes de ir hasta allá, me meto en el baño y cepillo un poco mis dientes, aunque estoy consciente de que luego de comer tengo que volver a hacerlo, pero no me importa, no puedo permitir que Fernando sienta algún mal olor en mi, aunque estoy segura que no lo tendrá.Acomodo algunos mechones rebeldes que buscan salir de mi coleta, y luego de alisar mi ropa termino por salir de mi oficina.Puedo ver a Cloe en su lugar de trabajo comiéndose una hamburguesa y unas papitas fritas, además de Coca-Cola. La miro con una ceja alzada, y no es que no me guste comer esos deliciosos platos grasos y adictivos, es solo que ella todas las tardes come de lo mismo.—¿Qué? Es delicioso. —Habla con la boca abierta.Ruedo los ojos sin contestarle y termino por entrar al ascensor. Mientras veo l
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Una mujer agitada
Pov Fernando.Me quedo en estado de shock al ver cómo Samantha Mercier camina a paso seguro fuera de mi vista. Empuño mis manos preso de la rabia que siento por su rechazo, ¿de verdad? ¿A mí? ¡Joder! Cuando me dijo en mi oficina que no sería el hombre que le daría placer pensé que se trataba de una maldita broma, de una manera de subir su ego, o que se yo, pero jamás imaginé que no le pudiera gustar, a todas la mujeres le gusto, y no es por presumir, puedo sentir la mirada de ellas en mi cuerpo, puedo sentír sus ojos de deseo detallarme cómo si fuera un puto manjar, pero ella; Samantha Mercier, mi jodida gerente, y la mujer que desde que llegué quiero follar hasta cansarme.«Si que puedo darte placer mujer mucho placer»Tomo la carpeta en mis manos y las aprieto con fuerza. La noche anterior no dormí nada formulando el informe, además, ya había llamado a mi abogado para que viajara a firmar porque estaba totalmente seguro que ella sería la número doce, pero me equivoqué, sí que me equ
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Aparato vibrante
Pov SamanthaLas calles abarrotadas de París es cómo música para mis oídos. Podía escuchar la bicicletas de los niños rodar, lás risas de las parejas caminar de la mano, y los autos pasar. Suspiro caminando con lentitud, me sentía herida, tonta y sobre todo desilusionada. Sabía perfectamente que Fernando era un hombre multi mujeres, de esos que tiene una en cada esquina, y de paso a todas le da placer, ¿Y como no? Es un adonis de la belleza, lujuria, y pecado y no pudo negarlo. «No quieres negarlo»Continuo con la mirada perdida y lás manos temblorosas. Aún no sé cómo tuve el valor de enfrentarlo, de decirle en su cara que no seré una más de sus esclavas sexuales. De esas mujeres que le brindan placer a su asquerosos pero placenteros deseos carnales.Muero por estar en su cama y lo reconozco, no voy a negarlo, sería una reverenda mentira si lo hiciera, pero muero más porque el se enamore de mi, se entregue sin un maldito contrato de por medio, y que no solo sea un contrato de placer.
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Autoplacer
Pov SamanthaEstoy esperando que me bese, que abra aún más mis piernas y se entierre dentro de mí, que rompa las barreras y me haga suya, pero no, Fernando Laureti quita el aparato de mi entrada y lo coloca en la mesa. Sus ojos azules están fijos en los míos llenos de deseo, pero se controla, y lo hace muy bien. Acomoda su erección y toma de nuevo los papeles que traía.Asimismo yo estoy ahí, cómo tonta, con las piernas abiertas, empapada y con las mejillas rojas de la vergüenza. Con rapidez me visto, y me pongo de pie con la mirada baja a la espera que él diga algo, algo que me haga abrazarlo, besarlo, o también podría besar su pene si quiere, pero no, el solo camina como sexi profesor por mi salsa mientras da un discurso:—Eso Sam, sería un pequeño porcentaje del placer que puedo hacerte sentir, cada día, cuando te desee.«¿Cuando él me desee? ¿Osea que mis deseos no valen?»Trago grueso intentando controlarme. Mis piernas tiemblan, y mi garganta se seca al escucharlo, y al olerlo.
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