Pov SamanthaLas calles abarrotadas de París es cómo música para mis oídos. Podía escuchar la bicicletas de los niños rodar, lás risas de las parejas caminar de la mano, y los autos pasar. Suspiro caminando con lentitud, me sentía herida, tonta y sobre todo desilusionada. Sabía perfectamente que Fernando era un hombre multi mujeres, de esos que tiene una en cada esquina, y de paso a todas le da placer, ¿Y como no? Es un adonis de la belleza, lujuria, y pecado y no pudo negarlo. «No quieres negarlo»Continuo con la mirada perdida y lás manos temblorosas. Aún no sé cómo tuve el valor de enfrentarlo, de decirle en su cara que no seré una más de sus esclavas sexuales. De esas mujeres que le brindan placer a su asquerosos pero placenteros deseos carnales.Muero por estar en su cama y lo reconozco, no voy a negarlo, sería una reverenda mentira si lo hiciera, pero muero más porque el se enamore de mi, se entregue sin un maldito contrato de por medio, y que no solo sea un contrato de placer.
Pov SamanthaEstoy esperando que me bese, que abra aún más mis piernas y se entierre dentro de mí, que rompa las barreras y me haga suya, pero no, Fernando Laureti quita el aparato de mi entrada y lo coloca en la mesa. Sus ojos azules están fijos en los míos llenos de deseo, pero se controla, y lo hace muy bien. Acomoda su erección y toma de nuevo los papeles que traía.Asimismo yo estoy ahí, cómo tonta, con las piernas abiertas, empapada y con las mejillas rojas de la vergüenza. Con rapidez me visto, y me pongo de pie con la mirada baja a la espera que él diga algo, algo que me haga abrazarlo, besarlo, o también podría besar su pene si quiere, pero no, el solo camina como sexi profesor por mi salsa mientras da un discurso:—Eso Sam, sería un pequeño porcentaje del placer que puedo hacerte sentir, cada día, cuando te desee.«¿Cuando él me desee? ¿Osea que mis deseos no valen?»Trago grueso intentando controlarme. Mis piernas tiemblan, y mi garganta se seca al escucharlo, y al olerlo.
Pov SamanthaLas siguientes horas, me la pasé tratando de evitar a toda costa a Fernando. Estar cerca de él siempre me traía problemas, dichos problemas que eran muy placenteros, no los voy a negar, pero joder, no puedo estar de abre piernas cada vez que lo veo, es más, creo que mis piernas sufren de algún síndrome, síndrome Fernando, porque no logro explicar cómo con solo estar a solas con él ellas comienzan a temblar y abrirse solas.Y no, no puedo ir de facilonga a dejar que él me toque cuando quiere, porque si es así, jamás me tomara en serio. Desde ahora en adelante no le voy a permitir tocarme, lo prometo.«Es que el es tan sexi que no puedo evitar»«A si no vas a llegar a nada a Samantha», me regaño mentalmente.Termino de leer el informe que me tocaba entregar, para luego enviárselo a mi querido jefe. Echo un vistazo para ver qué no haya un error ortográfico, y le doy enviar. Espero su respuesta, pero no lo hace, así que decido irme a almorzar.No soy mucho de tomar mis horas
¿Son ideas mías, o Fernando me ha estado ignorando? Creo que la segunda opción, después de lo que le dije en el baño el no me ha buscado, él ni siquiera ha ido a mi oficina para hablar de negocios, y mucho menos para hablar de lo que le dije, y lo entiendo, supongo que al darse cuenta que la única manera de acostarse conmigo, es de una manera natural, y sin un contrato de por medio, lo hizo desistir, y me duele, me duele saber que lo perdí, que perdí la oportunidad de estar con el hombre que quiero, ese que lleva siendo mi compañero de sueños y suspiros por años.«Y de masturbaciones nocturnas Samantha»Sí, y de masturbaciones nocturnas, por qué Fernando Laureti es un hombre tan perfecto, que cualquiera lo quiere para todo, y ese fue mi error, quererlo para todo y no conformarme con las migajas que él me ofrece.Salgo del edificio cansada, arrastrando casi mis sandalias de tacón doradas. No voy a negar que la esperanza de verlo retumba en mi cabeza, que las ganas de ir a su oficina y
Pov FernandoEl único pensamiento que llegó a mí mente cuando Samantha Mercier me dijo que la única manera de estar con ella sexualmente era sin ser mi sumisa, fue huir, y no es que no haya tenido sexo con alguien aparte de mis sumisas, si lo he hecho, pero ha sido un sexo casual, un sexo rápido con chicas sin importancia, pero Samantha, ella tiene algo que llama mi atención, algo que me dice que no me saciaré solo con un par de veces, y lo sé, su olor es adictivo, su cuerpo es un manjar que quiero devorar, y además, es mi gerente, no puedo simular que no la conozco al otro día y eso es algo que me carcome por dentro. Me bajo de mi Aston Martin y le doy las llaves al franelero. Le prometí a mi padre que no iba a estar metido en clubs nocturnos y mucho menos bebiendo, pero hoy es una excusa perfecta para hacerlo; cité a un ingeniero aquí para hablar de negocios, y ¿Por qué no? Para beber unas cuantas copas.Doy unos cuantos pasos al interior del lugar, y ya tengo a mis guardaespaldas
Pov Samantha.Desde que me obsesioné con Fernando, idee en mi mente cómo sería nuestro primer beso, lo bien que se podía llegar a sentir, pero ahora que lo tengo aquí, frente a mí, devorando mis labios con vehemencia, mientras aprieta mi cuerpo al suyo, puedo decir que es mucho mejor.Su lengua entra y sale de mi cavidad bucal haciendo que mi cuerpo tiemble, mis bragas están tan empapadas que temo que se note por encima del vestido, mis mejillas están rojas, gracias al calor que demanda su cuerpo y su hombría; puedo sentir su enorme hombría rozar mi feminidad, ¡y dios! Cómo quisiera llevar su hombría a mi boca.Fernando suelta mis labios, para mirar mis ojos. Enseguida me estremezco por la calidez de su mirada, es como si fuera un depredador a punto de devorarme, aunque el deseo que siento por él, las ganas y todo lo que mi mente idea con hacerle, no logro sentirme intimidada, siento que soy capaz de hacerlo sentir muy bien, aunque, aunque no haya tenido experiencia con ningún hombre
Pov Samantha.Señala la carpeta encima de la isla de la cocina. Yo me quedo mirando al hombre enfrente de mí, sin saber qué hacer. Si firmo me estaría condenando a ser una más, y es lo que no quiero, no quiero ser una más de su lista.Muerdo mi labio, pensativa. Él no dice nada, solo está parado con una ceja alzada sin dejar de mirarme, logrando con eso que mi cuerpo se estremezca.—¿Puedo leer el documento? —Le pregunto con curiosidad.Una sonrisa de victoria se dibuja en su rostro; está seguro que ganó el juego, sus ojos llenos de lujuria y de maldad me lo indica. —Por supuesto. —Camina con rapidez hasta los papeles que están ordenados y los toma.Mi cuerpo comienza a temblar cuando me los tiende. Mi corazón late a mil por hora. Me siento presa del deseo que siento por él, estoy en una balanza donde debo tomar una decisión, y no hay tregua, es ahora o nunca.Tomo la carpeta y comienzo a leer; en resumidas cuentas, seré solo suya, contaré con un depósito mensual para mis gastos, él
Pov FernandoJamás en mi vida había sentido una calentura como la que estoy sintiendo en este momento, ni siquiera con Astrid llegué a sentir que mi cuerpo hervía de pie a cabeza, cómo si estuviera prendido en fuego, cómo si me estuviera quemando en llamas del infierno; y es que Samantha Mercier había despertado en mí el deseo más profundo, y no digo que no he deseado a mis mujeres, o incluso a esas causales que cogía en una noche de copas o un cena de negocios, sería hipócrita de mi parte si dijera eso, pero ella, Samantha, hay algo en ella que me transporta a un mundo extremo, dónde quiero verla de todas las facetas sexuales que existen, romperla en millones de pedazos, y demostrarle que los hombres con los que ha estado no son nada placentero con lo que yo puedo darle, con lo que yo puedo enseñarle.Samantha se sube encima de mi como potra en celo, sus cabellos castaños caen a mi rostro, y puedo oler el shampoo que lleva puesto, huele a coco, al igual que su piel, que destila varia