Pov Samantha.Después de una semana, dónde el sexo fue más abundante que disfrutar del paisaje de Australia, decidimos tomar el último paseo; Fernando sostiene mi mano mientras subimos a unos de los botes que nos mostrará todo Sidney. Me siento en el pequeño asiento de madera seguida de Fernando quien está vestido con unos pantalones cortos que hacen que se ven sus piernas blancas y pálidas; una franela de algodón negra y arriba de esta un suéter grueso del mismo color; observo el anillo de oro en su mano y sonrío como una completa idiota aún sin creer que somos esposos. Me remuevo en el asiento y me abrazo los brazos ya que para mala suerte nuestra luna de miel tocó en invierno, y aunque por la hora del media día el frío no es tan insoportable, si siento el rechinar de mis dientes.—Yo creo que mejor deberíamos hacer otra cosa, te noto pálida, ¿y si vomitas? —Me pregunta por tercera vez desde que salimos del hotel.Subo una ceja llena de fastidio y detallo sus azules notando la preoc
Pov Samantha.El vuelo a Francia fue realmente cómodo; viajamos la madre superiora, Eloise, Fernando y yo nada más, ya que Lucas y Cloe lo hicieron mientras nosotros estábamos en la luna de miel. Bajo del avión con mi hija sosteniendo mi mano y hergo mi espalda orgullosa de la hermosa niña quien está vestida hermosamente; con un vestido rosa pálido, zapatillas blancas y con el cabello negro en dos coletas altas. Aunque Fernando anteriormente le había comprado ropa, Amber le regaló varios vestidos de su colección infantil, y por si fuera poco Evangelina le compró varios zapatos de la mejor marca.«Me siento realmente felíz»Eloise no es solo uno de mis sueños, es mi mejor sueño; ella representa tantas cosas en mí que saberla mi hija me hace arder el pecho grandemente.—Sami, ¿ahora que soy tu hija puedo decirte mamá? —Me pregunta cuando estamos apunto de subir al auto que nos espera.Miro a Fernando en forma cómplice y enseguida contesto:—Sí, pero cuando tú quieres, no quiero que te s
Pov Fernando.Doy vuelta en la cama varias veces sin poder conciliar el bendito sueño mientras Samantha no deja de roncar como si hoy no fuera la cesárea programada de nuestros hijos y, aunque la cita es a las ocho de la mañana comienzo a moverla para que despierte porque yo estoy realmente desesperado.—Deberíamos ir alistandonos —le digo desesperado.La veo removerse molesta e intenta abrir los ojos pero no sé despierta.—Sam, hoy nacen nuestros hijos, levantate joder —le digo fastidiado.Me pongo de pie con el ceño fruncido y me cruzo de brazos mientras la observo; la panza es realmente grande, tan grande que no se le ve la cosita desde hace unos meses. Está acostada de lado con la sábana entre las piernas y la boca semi abierta. —¡Samantha Laureti! —grito desesperado.—¡¿Qué?! —pregunta asustada sentandose en la cama de golpe.—Hoy es la cesárea, y tú ni siquiera te has levantado —le digo tomando su mano para que vaya al baño.La veo ponerse de pie molesta, para después mirar la
Pov Samantha.Tres días después salimos de la clínica. Eva y todo el resto de la familia llegaron al día siguiente y como era de esperarse mi suegra casi mata a Fernando cuando se enteró que los engañó y que la cesárea era un día antes.«Y yo no me opuse»,Realmente disfruté mucho los regaños de Evangelina para el necio de mi marido, ya que definitivamente Fernando desde que se enteró que iba a ser papá se volvió una verdadera molestia.«Tierna pero molestia al fin»Camino con dificultad tomada de la mano de Demetrio ya que Fernando está con el pequeño Renato cargado mientras Andrea está con Andrew. Ambos están sorprendidos con los gemelos, lo observan de una manera que me hace apretar el corazón, porque solo hace falta detallar sus ojos para darse cuenta de lo mucho que ya lo aman. ¿Cómo no hacerlo? Si a pesar que los niños están muy pequeños ya se puede deducir que serán idénticos a ellos; Andrew es serio, y casi no llora mientras Renato vive pegado del pecho y no deja de llorar a
Pov Fernando.Miro la hora en el reloj de pared y tomo la copa de vino tinto que tengo en mi mano. Este sentimiento de soledad después de una dosis tan fuerte de sexo no se me quita con nada.Aspiro el aroma del despacho de mi departamento, para luego limpiar una lágrima en mi mejilla, que quiere salir.—¿Vas a dormir conmigo hoy? —pregunta Reana fuera del despacho.Siempre que la follo son esas sus preguntas, pero mi respuesta es la misma.—No me gusta dormir con mujeres, Reana —le digo con cariño—. Trato de estar alejadas de ellas —bromeo y ella suspira resignada.No soy tan malo como creen, soy dulce fuera de mi cuarto de juegos, o eso intento ser.La veo irse y vuelvo a tomar hasta cansarme.Cuando abro los ojos, el sol que entra por mi ventana me indica la hora.—¡Joder! ¡Andrea, me espera hoy en la casa de modas de Amber! —exclamo levantándome de pronto.Salgo presuroso a la sala de estar, y la figura de Demetrio Laureti está sentado en mi sofá con una taza de café.El miedo me
La puntualidad es una virtud que me ha abierto puertas, más cuando voy a conocer al hombre que ha sido muy crush por años, un hombre que sin saberlo es el dueño de mis noches húmedas, y sí, lo reconozco, muchas veces me toco mientras veo una foto de él que tengo en la encimera. Porque aunque me cueste reconocerlo estoy obsesionada con Fernando Laureti desde que lo vi en un congreso donde estuvieron los tres juntos, y aunque su padre es hermoso, es un hombre casado, y aunque Andrea es idéntico a él, nunca me llamó la atención por el simple hecho que es un total amargado y arrogante, pero él, mi vista siempre fue dirigida hacia él, Fernando Laureti, no sé si fue la razón de que a menudo lleva una sonrisa baja bragas en su rostro, o también el simple hecho de que sus facciones más relajadas me enloquecen, a decir verdad, todo de él me enloquece, y no dejo de soñar con algún día meterme en su cama, en su vida, en su cuerpo y en todo lo de él, porque no solo quiero ser un juguete más.Resp
Mis mejillas están calientes por la molestia que tengo. Frunzo el ceño mientras con la ayuda de mi secretaria busco las tres carpetas, de los tres años que he sido gerente. Fernando, él en su máxima arrogancia, me ha dejado en ridículo delante de todos, y aunque confieso que fue mi culpa por hacerme la que no lo conocía, me molesta que sea tan cruel de mandarme a buscar las carpetas impresas, cuando con solo un código, y un poco de tiempo, él puede ingresar a los archivos virtuales, (se supone que todo aquí es robotizado).—Cloe, aquí encontré la última carpeta —digo agachándome al final del estante para tomarla. —¿Ya tiene lo que le pedí? —pregunta una voz ronca detrás de mí.Me pongo de pie con el rostro rojo, por la posición que tenía, y al mismo tiempo por escuchar su hermosa voz detrás de mí.—Sí, aquí tiene Fernando —le digo tendiéndole las carpetas.Él no toma la carpeta de mis manos, pasa por mi lado y comienza a ver toda mi oficina con una sonrisa estúpida en sus labios, y
Después de horas incómoda, porque querer cambiar mi panti, húmeda, por fin, he terminado con todo, lista para irme a casa, y poder tomar una ducha fría que calme el calor de mi cuerpo, ya que, siempre está ardiendo en deseo, y más después de que me obsesioné con Fernando Laureti, digo que es una obsesión porque no hay día que no piense en él, y ahora que lo tengo cerca más aún, aunque, sé disimular muy bien.Cierro la laptop, y me estiro un poco para salir del edificio. Cómo todos los días, soy la última en irme, ya que amo tanto mi trabajo, que me quedo horas extras para organizar lo del día siguiente, aunque confieso que este día es por algo especial, o mejor dicho, alguien, alguien que no volvió a mi oficina de nuevo, y eso me llena de decepción porque siento que no le gusto lo suficiente como yo quisiera.«¿Y como Samantha, si te acaba de conocer?»Y haciéndole caso a mi subconsciente, decido que es muy pronto para despertar un interés en Fernando, y aunque soy una mujer hermosa,