AIDANCuando Lois salió por esa puerta, el colgante quemó en mi pecho, la habitación pareció volverse más y más pequeña, hasta que pareció calentarse. Sus ojos se detuvieron en Emmanuel y también en mí, Viviana tiró de mi brazo y él la tomó a ella, besándola como si le perteneciera.Le pertenecía.Les pertenecía.—Quizás debamos salir.—Le dije a Viviana cuando aquella escena se volvió incómoda.—Sí, salgamos un momento antes de que se desnuden y comiencen a tener sexo delante de nosotros. Por lo visto la pareja es muy candente.Cuando salimos fuera, Viviana se acercó a mis labios, robándome el primer beso de la noche.Ella no me gustaba, ni un poco. Era común, vulgar. Y lo peor, era igual que los demás. Se creía que por ser la hija de un Alfa, por tener como herencia el mando de una manada, ya era superior a los demás o mejor. Y sí, era la típica chica hermosa que lo tenía todo, que lo quería todo y ahora me tenía en la mira, lo que me venía como anillo al dedo, porque mi presencia es
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