Vittoria acarició el rostro de Francesco suavemente.— Si tuviera algo de fuerzas, me levantaría de esta cama sin pensarlo dos veces para irme contigo, pero como estoy, solo sería una carga para ti.— Nunca serías una carga Vittoria, en realidad siento que debo hacer esto, por ti…— Por los dos, no conozco tu pasado Francesco, peo sé que hay algo que te lastima, y presumo que lo nuestro es un escape para ti.— Lo es, por no por las razones equivocadas, no. La persona de la que necesitaba el perdón parece habérmelo dado, y eso me da paz, pero no voy a negarte que nunca esperé tener tan buena fortuna de una segunda oportunidad en el amor, y tú eres ese milagro que nunca pensé obtener. Eres una luz en mi vida, en mi noche, como la estrella que me alienta a seguir…— Te estás poniendo poético — Ella sonrió.
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38 Perdón, bálsamo para el alma...
— Buenos días, ¿Cómo amaneciste hoy? — Vicencio Locantore saludó al entrar con un poco de timidez, no era un hombre de esos lanzados, sino uno más bien recatado y las mujeres hermosas solían ponerlo nervioso.Vittoria se incorporó en la cama pesadamente y se acomodó el cabello hacia atrás, había dormido toda la noche sin necesidad de fármacos, más que un antibiótico e hidratación constante.Se sentía renovada, y aunque las fuerzas no eran del todo las suyas, podría decir que había una gran diferencia entre la paciente que había llegado al día anterior, a la que era ahora.— Doctor, buenos días… me siento mucho mejor, gracias… — Ella dijo sintiendo que lo conocía un poco mejor después de haber hablado con su hija el día anterior.— Estás respondien
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