Francesco se asomó a fuera para ver donde estaba el todo terreno de Russo, lo vio estacionad a menos de una calle y bajando la visera de su gorra beisbolera corrió hacia el auto. Se subió y de un tirón cerró la puerta.
— ¿Hacia dónde?
— Clínica San Angelo.
— Se dónde es… — Apretando el embrague y poniendo la palanca de los cambios en primera.
El vehículo recorrió un buen tramo solo con el sonido natural del motor que ronroneaba como un felino bien entonado hasta que Russo rompió el silencio.
— ¿Por qué tienes una foto de mi familia en tu móvil? — Preguntó Antonio sin apartar la vista de la vía.
— También es la mía… bueno, lo era hasta el divorcio, esa foto es vieja, debe tener más de un año… no tengo una buena foto de mi hijo conmigo,
Francesco se mordía las uñas, metido en el todo terreno de Russo.No se aguantó más y marcó a su teléfono.Al otro le sonó el móvil en el bolsillo.—¿Diga?֫— Soy yo, estás tardando más de la cuenta.Ruso inspiró profundo sin saber cómo decirle lo que supuso estaba pasando.— ¿Russo? ¿Pasa algo?Silencio.— Russo…— Necesito que te tranquilices, estoy esperando información…El ruido de fondo del alboroto del lugar se dejaba colar por la bocina del móvil.— Hay mucho ruido, ¿Hay alguna emergencia?En ese momento Russo estaba totalmente replegado a la pared y alguien alzó la voz para dar la alerta.— ¡La paciente se nos va, Doctor! — La enfermera anunció.— ¿Qué su
Vittoria acarició el rostro de Francesco suavemente.— Si tuviera algo de fuerzas, me levantaría de esta cama sin pensarlo dos veces para irme contigo, pero como estoy, solo sería una carga para ti.— Nunca serías una carga Vittoria, en realidad siento que debo hacer esto, por ti…— Por los dos, no conozco tu pasado Francesco, peo sé que hay algo que te lastima, y presumo que lo nuestro es un escape para ti.— Lo es, por no por las razones equivocadas, no. La persona de la que necesitaba el perdón parece habérmelo dado, y eso me da paz, pero no voy a negarte que nunca esperé tener tan buena fortuna de una segunda oportunidad en el amor, y tú eres ese milagro que nunca pensé obtener. Eres una luz en mi vida, en mi noche, como la estrella que me alienta a seguir…— Te estás poniendo poético — Ella sonrió.
— ¿En serio la quieres como dices? ¿O solo era algo para tranquilizarla? — Russo le preguntó a Romano cuándo salieron a buscar el auto.Francesco había levantado la mirada con duda, ¿en verdad parecía como si solo la tranquilizara? Se preocupó, ¿Y si él le había dado la misma sensación a ella?¡Entonces no le habría creído sobre sus sentimientos!— ¿Te parezco que no soy sincero? — Respondió el empresario con otra pregunta.— No… es decir, no me malinterpretes, es solo que quiero saber si de verdad superaste a Allegra y amas a esta mujer.La duda estaba clara, y era obvio que Russo estaba interesado en el tema porque quería saber si Francesco podría seguir siendo un peligro para su relación matrimonial con Allegra.Francesco inspiró profundo mucho
Allegra no lo podía creer, se quedó mirando al vidrio frontal del vehículo y puso sus manos en jarra sobre sus caderas, sin importarle un pepino, la bata semitransparente que traía puesta, total, para saber lo que había debajo, Francesco tuvo poco más de un año de matrimonio con ella.Romano inspiró profundo antes de bajar del todo terreno.« Ahí vamos de nuevo… ¡Cierra la boca Francesco, y aguanta el aguacero que esta mujer seguramente te echará encima! » se dijo para sus adentros antes de abrir la puerta siquiera « Y con toda la razón, ¡Solo a mí se me ocurre dejarme convencer por este idiota de venir a esconderme precisamente aquí! »— Hola… — Dijo sin levantar mucho la mirada, más por respeto a Russo que por otra cosa, no todos los días tienes a la esposa de otro frente a ti en camisón.<
A la mañana siguiente, Allegra preparó un desayuno de jugo natural, café expresso y Biscottis con un delicioso omelet de jamón para los adultos, y al niño le sustituyó el café por un vaso de leche.Francesco no tenía idea de las dotes culinarias de su ex mujer, nunca en el tiempo en el que vivieron juntos en la mansión ella necesitó cocinar, de modo que cuando le puso en frente el desayuno se lo quedó mirando extrañado.— ¿Qué?— Nada… es que no sabía que cocinaras… — Dijo sin quitar la vista de la comida, que tenía por demás excelente aspecto.Ruso se atragantó con el Biscotti y pasó el taco con un trago de zumo de naranja.— ¿Cómo que no sabías que ella cocina?— Nunca lo hice estando en la mansión — Allegra aclaró ráp
— Buenos días, ¿Cómo amaneciste hoy? — Vicencio Locantore saludó al entrar con un poco de timidez, no era un hombre de esos lanzados, sino uno más bien recatado y las mujeres hermosas solían ponerlo nervioso.Vittoria se incorporó en la cama pesadamente y se acomodó el cabello hacia atrás, había dormido toda la noche sin necesidad de fármacos, más que un antibiótico e hidratación constante.Se sentía renovada, y aunque las fuerzas no eran del todo las suyas, podría decir que había una gran diferencia entre la paciente que había llegado al día anterior, a la que era ahora.— Doctor, buenos días… me siento mucho mejor, gracias… — Ella dijo sintiendo que lo conocía un poco mejor después de haber hablado con su hija el día anterior.— Estás respondien
Los días pasaron y el fin de semana se fue volando, llegado el lunes Vicencio Locantore revisó dos veces los exámenes médicos de Vittoria y determinó que su estado era lo suficientemente apto como para continuar con su proceso de desintoxicación y tratamiento fuera de la clínica, dada la situación de riesgo de ser descubierta y aprehendida.— Hola Vittoria, ¿Cómo te sientes hoy? — El galeno entró regalándole una amplia sonrisa mientras movía unos papeles de lado a lado.— Buenos días, doctor…— ¿Sabes qué es esto? — mostrándole de buena gana los documentos.Ella negó con un movimiento de la cabeza.— ¡Pues es tu boleto de salida de la clínica! — Manteniendo un ánimo festivo. Vittoria no supo si alegrarse o sentirse preocupada, en la clínica las cosas
Llegó el medio día, y Locantore al fin cruzó por la puerta, Luisana corrió hacia su padre y se le lanzó encima dándole un abrazo y saltando emocionada porque ya era la hora de irse.— ¿Están listas para irnos? — Preguntó a las dos, pero Vittoria no tenía nada que ponerse además de aquella ropa deportiva manchada de sangre con la que había llegado a la clínica días atrás.Ella negó con la cabeza y Vicencio sonrió.— No me he olvidado de ti, te dije que de ahora en adelante y hasta que esto se aclare y puedas volver a tu vida normal, te estaré apoyando en todo, se lo prometí a Francesco, te he traído esto, espero que sea de tu talla… hace mucho que no compro ropa para dama, espero no haber perdido el toque…Extendiéndole una bolsa con algo dentro, Vittoria lo tomó de sus man