Durante los días que siguieron se arreció la búsqueda tanto de Vittoria como de Francesco, Carlo se encargó de que la opinión pública se inclinara hacia él como marido desesperando en busca de su amada esposa, pero la verdad era que Vittoria seguí luchando contra la depresión, era demasiado difícil tener que asimilar la pérdida de su bebé y también la muerte de Greta, todo en tan poco tiempo, además, de la traición de Carlo y la de Giorgia. Intentaba disfrutar del tiempo a solas, e ir a las caballerizas a acariciar a los caballos y a conversar con ellos, como si pudieran entenderle, pero al menos de terapia tenía que servirle. Por las noches, cuando llegaba Loncantore se portaba muy galante, educado y generoso, y traía alguna exquisitez que probar o salía a la piscina para ofrecerle una copa cuando Luisana ya dormía. — ¿Viste la televisión hoy? Le comentó ofreciéndolo un trago, en una de esas noches estrelladas y calurosas en las que solo provocaba meterse al agua y nadar un buen ra
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