Ambos, Locantore y Vittoria subieron al auto, el galeno pisó el acelerador a fondo y ella trató de disfrutar del viaje, cosa difícil, por supuesto cuando tienes los nervios a flor de piel, pero tenía varias semanas sin asomar la cabeza a la calle y necesitaba un segundo aire después de todo lo que había vivido.No había podido sacarse a Francesco de la cabeza, ni tampoco a su nana, no podía ser desagradecida con la vida, con la providencia y con Locantore, pero ocultaba la pesada carga que llevaba por dentro, sobre todo la de Francesco, no dejaba de preguntarse dónde y cómo estaría, ni si volvería a verlo alguna vez, eso le dolía en el corazón más que cualquier otra cosa.Inspiró profundo para llenar sus pulmones y dejó que su mirada vagara por la ventanilla del auto mientras su cabeza era un torbellino.— ¿En qué piensas? &m
Leer más