“El famoso empresario y fundador del Consrocio Giulliani Tecnologies, Eugenio Giuliani, fue trasladado al Psiquiátrico Carla Cerati tras sospecharse de estar padeciendo esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo y trastorno delirante, entre otros, según dio a conocer el esposo de su hija Carlo Santoni, quien declaró para este medio que el mencionado magnate ha estado muy afectado por los últimos eventos en torno a su hija y ha tenido que ser internado para proteger su salud mental y su integridad, en otras noticias…”
Martina había subido el volumen de la radio mientras desayunaban ese lunes, los tres sentados a la mesa, Francesco, Donato y Martina Bellini escuchaban en silencio, cuando de pronto la voz del locutor comenzó dar las noticias y Francesco se quedó de piedra.
— ¿Sucede algo muchacho? — Donato notó de inmediato la reacción del joven empresario y se le qued&oacut
— No puedo creer que haya sido tan fácil — Giorgia comentó con una enorme sonrisa en los labios mientras contaba el fajo de billetes sobre la cama.Carlo la miró de soslayo y sacó cuentas mentalmente de la pequeña fortuna que la mujer amasaba entre sus manos.— ¿De dónde me dijiste que sacaste ese dinero? Puede que haya más — Tomando uno de los fajos y moviéndolo en el aire.— No hay más Carlo, esto estaba en la caja fuerte de la habitación de Vittoria.— ¿Vittoria tiene una caja fuerte en su habitación?— ¡Qué! ¿No lo sabías? — ella se detuvo para mirarlo a la cara — ¿En serio no te lo dijo?— No.— Entonces quiere decir que hice mejor mi trabajo que tú, ¡Ella confiaba más en mí! — Mostrando su perfecta hilera de
— Francesco, haya algo que quiero decirte — Martina se acercó al joven empresario mientras lavaba sus manos afuera en una toma de agua cerca de los viñedos.— ¿Sí, Martina? — levantando la mirada hacia la mujer entrada en años.— Cuando termines, ve a buscarme a la cochera.— Está bien…Francesco se miró las manos lastimadas por el duro trabajo del viñedo, durante sus años de formación universitaria y en los que tenía como CEO del Consorcio Romano Industries nunca supo lo que era el trabajo manual, el verdadero, el que te rompe las manos y te tuesta bajo el sol.Pensó que, si salía de esa situación, volvería para ayudar a estos ancianos con su economía, les debía demasiado. Se secó las manos y caminó directo hacia la cochera, Martina lo esperaba y le hizo señas cuando
— ¿Qué tal te ha parecido la cena? ¿Si pasé la prueba como chef? — Vittoria sonrió mientras terminaba su último bocado.Locantore no se atrevía a levantar la mirada por miedo a que ella lo viera en sus ojos, viera el temor que tenía de decirle lo que estaba pasando con su padre.— Está deliciosa, creo que si sigues así dejarás a la chef sin trabajo — ÉL respondió intentando ser gracioso, pero el tono neutro de su voz lo delató, aunque Vittoria no tenía tanto tiempo conociéndolo, sabía que Vicencio era un hombre diáfano, de esos que parecen un cristal en el que puedes ver dentro.Ella observó su cara de póker y no le gusto para nada, algo estaba ocultando.— Luisana, ¿Y a ti que te pareció?— ¡Que se parece mucho a lo que mamá cocinaba, ¡Me enc
Allegra estaba muy preocupada, Russo le había dicho que saldría a dar una vuelta y no llegó en todo el día, tampoco había contestado su móvil, luego, entrada la noche, recibió un mensaje en el que le informaba que estaba de incógnito buscando algo importante, que confiara en él y no selo dijera a nadie.«No puedes ser, piensa tomar la ley por su propia mano», ella pensó y marcó de inmediato a Arianna, pero luego, después del primer repique del teléfono, colgó la llamada.«No, debo confiar en él, me pidió que no se lo dijera a nadie, por ahora voy a esperar, pero si no toma mis llamadas tendré que avisar a Arianna para que esté prevenida, y a Flavio, es el único en quien confío en el equipo por ahora…Vicencio pasó la noche preocupado, había sobrepasado los límites con Vittoria y
— ¿A dónde vamos? Hemos recorrido mucho nada todavía.— Estamos muy cerca.— Vamos, que ese médico tuyo debe tener mucho dinero, ¡He!— Algo, es dueño de una clínica.— Ah… claro, ya veo que ha de tener “algo” de dinero.Cruzaron al última esquina antes de entrar en la calle en donde estaba la casa de Locantore.— Ya llegamos, es ahí — anuncio deteniendo la motocicleta frente a la residencia de Locantore.Ambos bajaron de la máquina y Francesco se acercó a tocar el timbre. Una mujer que trabajaba en la casa se asomó por la mirilla.— ¿A quién busca?— ¿Está en casa el doctor Locantore?— Oh, sí, él está en casa, pero me temo que está indispuesto.— ¿Indispuesto? ¿Qué
Vittoria ingresó en el despacho de su padre por la puerta de atrás, con cuidado para no ser vista. Abrió los cajones del antiguo escritorio de cedro de Don Eugenio y buscó en los lugares ocultos, en donde guardaba las cosas importantes, halló el fajo de dinero que mantenía para los imprevistos y lo guardó en un bolsillo.Luego se giró en redondo y movió la pintura de la pared, una exquisita obra de Frida Kahlo por la que su padre había pagado una fortuna a un coleccionista, y que ella personalmente le inspiraba mucha fuerza como mujer luchadora.Vittoria Introdujo la combinación cuidadosamente, esa caja fuerte se las traía, no era tan práctica como la suya, era un modelo mucho viejo y su padre insistía en mantenerla en uso. Giró el disco para un lado y para el otro recordando cómo era el sonido cuando ya estaba a punto de abrir y cuando estaba muy lejos de ha
Giorgia salió del hospital psiquiátrico echando chispas. Ofendida en extremo porque el viejo decrépito de Eugenio Giuliani ¡La había puesto en su lugar!Subió al auto y puso el motor en marcha pisando a fondo sin importarle mucho mirar por donde iba, tomó el móvil y marcó a Carlo para darle los detalles de la visita y el contarle del enorme fracaso que había sido tratar de manipularlo, ¡El viejo era un desgraciado!— ¿Giorgia? Dime que ya saliste y que todo está bien — Carlo contestó con palabras rápidas mientras le daba instrucciones a uno de sus hombres haciendo señas.— ¡Fue un desastre!— ¿Cómo que fue un desastre? ¿No pudiste con el viejo?Giorgia no lo podía creer ¿Cómo era tan cínico? Si el trabajo pesado siempre lo hacía ella, además de ensu
Vittoria apretaba el paso y mantenía la cabeza baja para no llamar mucho la atención, seguía caminando con el sobre en la mano mientras la gente en la calle se le quedaba mirando.Estaba consciente de que su terrible aspecto gritaba problemas, y de que solo era cuestión de tiempo a qué alguien la detuviera o avisara a las autoridades.Prácticamente, iba corriendo cuando al cruzar una esquina se tropezó de frente con un hombre mayor.— Señorita, mire usted por dónde camina! — La increpó el anciano mientras ella se inclinaba a recoger sus cosas.El hombre se la quedó mirando y notó que evidentemente la chica estaba en problemas.— ¿Le sucede algo, señorita? ¿La han atacado? ¿Está herida? — preguntó con insistencia.Vittoria levantó la mirada y negó con la cabeza.— No, no se preocupe, solo tuve un accidente y caí en un charco de lodo — Ella intentó justificar su aspecto.— ¿Está segura? No ha llovido... — apuntó de forma suspicaz.Vittoria sintió un frío recorrer su espalda al saberse at