25. Qué suertuda
Joseph tomó una mochila, se surtió de algunas linternas, cobijas y abrigo, ya que el bosque es bastante frío y húmedo. Gabriel sintió algo extraño en su estómago, cuando el cielo se iluminó por un rayo a lo lejos, seguido de un fuerte trueno. Se apresuró y fue al encuentro con Joseph, quien estaba intranquilo ante la inminente tormenta que amenazaba su búsqueda. —¡Apúrate, Gabriel! —exclamó Joseph impaciente, entregándole una linterna. Ambos hombres se internaron en el bosque y comenzaron a caminar, mientras gritaban sus nombres, alumbrando de un lado al otro. (...) Faith y Allie empezaron a caminar de vuelta, dejando atrás la iluminada ciudad a sus espaldas, internándose en el oscuro y frío bosque. Después de haber caminado por un largo rato, Allie sintió que habían estado dando vueltas en círculos y que Faith no sabía por dónde volver. —Sabes por dónde regresar, ¿verdad? —preguntó, justo cuando un rayo iluminó el cielo y un trueno las asustó—. Debemos apresurarnos, o la lluvia
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