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Todos los capítulos de La venganza de un idiota: Capítulo 11 - Capítulo 20
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11. El novio de Allie
Cuando volvieron a la habitación, Allie dejó que abuelo y nieto se despidieran en privado, esperándolos fuera.—¿Qué haces aquí? —Le preguntó Gina, sorprendiéndola en el pasillo.—Está el nieto del señor McLoughlin y les estoy dando unos minutos, mientras se despiden —respondió.—Me he comido las uñas todo el día, esperando que me cuentes lo del abogado —susurró—. ¿Hablaste con él? ¿Cómo es que aceptaste?—Es por Timmy, Gina —contestó—. El tratamiento antiguo no le estaba haciendo nada y no podíamos esperar más tiempo —señaló—. Incluso, el doctor sugirió a futuro una cirugía, cuando el nuevo tratamiento esté funcionando mejor.—No pensé que estuviera tan mal —respondió su amiga, con preocupación.—Nosotras tampoco, aunque la cirugía, sería para mejorar su calidad de vida y evitar que la arteria mitral se ensanche más, porque eso sí, sería más delicado —explicó.—Cierto. En ese caso tendrían que hacerle un reemplazo de la arteria y eso es una operación mayor —contestó su amiga—. Pero b
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12. Estás muy equivocado
Leonard estaba furioso. No comprendía la actitud tan infantil de Gabriel, quien parecía no entender que por más que hiciera sus locuras, no se iba a quedar con toda la herencia de Martha. Además, ni siquiera sabía a cuánto ascendía la parte que a él le correspondía, con la que no tendría necesidad de trabajar por el resto de su vida, y todavía le dejaría una buena herencia a sus hijos y nietos. Estaba peleando a ciegas. Salió de su casa muy molesto al recibir la llamada de Allie, y ahora no dejaba de mirar el reloj, a la espera de que Gabriel se dignara en aparecer. A los pocos minutos, escuchó la moto detenerse y se acercó a abrir la puerta principal, ya que no había nadie más en la oficina. —No sabía que trabajabas turnos extras —Se burló Gabriel, al entrar. —Normalmente, estaría en mi casa descansando, pero no me imaginé que tendría que jalarte las orejas como si fueras un adolescente —gruñó molesto. —Por favor, Leonard, solo le hice un favor al novio de Allie. Estoy seguro q
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13. Bienvenidos
Gabriel se rió burlón, al haber conseguido sacar de sus casillas a la pobre Allie, quien sintió alivio tras darle la bofetada. —¿No le vas a decir nada, Leonard? —Se quejó el castaño, sobándose la mejilla. A pesar de lo menuda que se veía Allie, tenía la mano bastante pesada. —Merecido lo tenías —respondió el abogado, por lo que Gabriel bufó—. Tomen asiento, por favor —Señaló las sillas frente a su escritorio, acercando a cada uno un llavero con las llaves de la mansión—. A partir de hoy y por un periodo de tiempo de doce meses, tendrán que convivir en esta casa, la que está plagada de historia y recuerdos de los señores Britter, la cual espero, vayan descifrando con el paso del tiempo —mencionó Leonard. Gabriel puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos—. Como bien saben, comenzarán a recibir una mensualidad en el transcurso de este año, ya ambos han tenido un adelanto —Los dos jóvenes se miraron con sorpresa. Gabriel abrió la boca para hablar, pero Leonard prosiguió, interrumpién
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14. La primera noche
Entraron a la casa, ya que Gabriel no regresaba. —¿Qué te gustaría comer, Allie? —preguntó Emma, dirigiéndose a la cocina.—No quiero molestar —respondió avergonzada, ya que no estaba acostumbrada a que alguien hiciera algo por ella. Si bien era cierto que su madre cocinaba la mayor parte del tiempo, siempre intentaba ayudar. —No es molestía —aseguró Joseph—. Es parte de nuestro trabajo. —Lo que gustes hacer, para mí estará bien. —¿Y a Gabriel qué le gustará ? —cuestionó Faith. —No tengo idea —respondió Allie—. Seguramente come serpientes, por eso escupe veneno siempre que habla. Faith se cubrió la boca ahogando una carcajada y sus padres solo sonrieron. Ya se imaginaban todo lo que les esperaba con esta parejita. En eso escucharon el timbre y Joseph se dirigió a la puerta para abrir. —Buenas tardes, estoy buscando a Allie, soy su amiga Gina —saludó la chica, al otro lado de la puerta. Allie escuchó la voz de su amiga y salió a recibirla. —Estaba por llevarte el coche —dijo,
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15. ¡Lo que me faltaba!
En la mansión, Emma hacía los quehaceres de costumbre y acomodaba las cosas para preparar el almuerzo, mientras Joseph se entretiene con la mantención de los jardines. Gabriel sigue profundamente dormido, pues se acostó bastante tarde, terminando de acomodar su portafolio, ya que Corin le había pedido que actualizara sus datos y así recomendarlo entre sus conocidos.«No podía permitir que en mi primera noche en esta casa, ella entrara a mi habitación como Pedro por su casa, así que, sin importarme nada, salí de mi habitación y tal como lo hizo ella, entré en la suya, la que se encontraba completamente a oscuras.Caminé hacia la gran cama con dosel, y un suave haz de luz daba justo sobre su dulce rostro, el cual me permití admirar por unos momentos, mientras recorría con la mirada su blanca y tersa piel. Se encontraba recostada boca abajo, sólo con sus pies tapados, y aunque la molesté por su ridículo pijama de corazones, no podía negar que era toda una tentación verla así. Me senté l
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16. Hay algo más
Salió de la residencia y se encontró de frente con Gabriel.—¿¡Qué haces aquí!? ¡No te quedó claro, que no quiero que te metas en mi vida privada! —exclamó Allie, fuera de sí.—Soooo, gatita —respondió Gabriel, levantando ambas manos en son de paz, intentando calmarla—. No te creas tan especial, no he venido por ti —Allie frunció más el ceño y Gabriel no pudo evitar perderse en esos ojos verdes, con los que incluso, había soñado. —¿Entonces? —exigió, poniendo sus brazos como jarras.—Venía a disculparme con el nieto de tu residente —contestó. La mandíbula de Allie se desencajó y cuando Gabriel intentó pasar por su lado, ella lo detuvo, sosteniéndolo de un brazo. Ese simple toque le provocó una electricidad extraña y se quedó viendo la mano de Allie. —Vicent no está, no vino a visitar a su abuelo hoy —aclaró soltándolo.—¿Cuándo vendrá? —No lo sé. Además no es necesario que te disculpes, ya lo hice yo. —¿No deberías haber salido ya? —preguntó, mirando el reloj. —Me faltan algunas
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17. Un hijo
Allie se sentó donde minutos antes estaba Gabriel y las miró con cara de pregunta, pues Emma y Faith se quedaron mudas por la sorpresa. —¡Una compañera de los Scouts! —exclamó la joven, para no ser descubierta. —Mientras sea de un buen chico, no veo el problema —respondió Allie. —Ya tengo casi lista la cena, ¿Vas a cenar con nosotros, mi niña? —preguntó Emma. —No, gracias —contestó—. Ya cené, aunque esas manzanas que tienes ahí, me llaman —dijo sonriente, lo que llamó mucho la atención de Faith, que la miraba en silencio. Allie tomó una de las manzanas y se despidió, para subir a darse un baño. A pesar de lo cansada que se sentía, el control médico de Timmy la había dejado mucho más tranquila, ya que el tratamiento estaba haciendo efecto, aunque la próxima semana debían volver, pues lo estarían monitoreando de cerca y en un futuro no muy lejano, decidirán si es factible realizar una operación. Gabriel había vuelto a su habitación molesto y no sabía por qué. Bajó con la excusa de
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18. ¡Necesito hablar con ustedes dos!
Había pasado una semana, en la que Gabriel intentaba tocar el tema de los hijos siempre que tenía oportunidad con Allie, quien respondía a sus cuestionamientos sin titubear y sin darle la respuesta que él deseaba oír. Todo esto lo tenía confundido, ya que sabía que ella iba a visitarlo a casa de su madre cuando salía temprano del trabajo y no entendía por qué lo ocultaba. Por su mente pasaban todo tipo de argumentos, incluso pensaba que podría tener una mala relación con el padre y si el pequeño tenía alguna condición delicada, esa era una buena razón. El trabajo lo mantenía ocupado, porque al parecer, a Troy Anderson le había gustado lo suficiente su trabajo, como para pedirle varias sesiones más. —Gabriel —Saludó Faith, entrando a la cocina. —Hola, pequeña. —Mamá, estoy hambrienta —Presionó la joven. —¿Terminaste tus deberes? —interrogó Emma. —Sí, mamá, terminé todo —respondió—. ¿Allie aún no llega? —preguntó, mirando a Gabriel. A pesar de que tenían muchas diferencias
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19. Buen humor
Buen humorDespués de darse una ducha y prometerse no pensar más en todo lo que le provocó tener a Allie entre sus brazos, Gabriel salió de la mansión, convencido de que su reacción fue por falta de sexo, ya que con todo lo que ha ocurrido ultimamente, sus citas han sido frustradas de una u otra manera, lo que pensaba remediar ahora mismo.Se encaminó por una de las carreteras y disfrutó del paisaje que lo rodeaba; de la velocidad y el viento golpeando con fuerza su cuerpo, el que le daba esa sensación de libertad que tanto le gustaba experimentar y que en este último tiempo, no ha tenido.Una hora y media de recorrido, lo llevaron al pequeño pueblo de Jesup, donde aparcó en un bar, decidido a encontrar una mujer que logre saciar sus ganas. Se sentó en la barra y pidió una cerveza, mientras esperaba que con sólo su presencia, alguna de las mujeres presentes, cayera en sus redes.Un par de cervezas después, ya tenía a dos chicas en la mira y sólo faltaba que alguna de ellas diera el p
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20. ¿Te falta sexo?
Gabriel se quedó pensando en el comentario que le hizo Emma, sobre todo por los sueños que había tenido con Allie, los que por suerte ya terminarían, después de la noche que había pasado. Ya no habría lugar para más pesadillas o erecciones por culpa de esa mujer. —Aquí tienes, Gabriel —Emma dejó un plato frente a él—. Dijiste que querías algo más, ¿no? —Asintió y se sentó a desayunar, bajo la atenta mirada de Joseph. —Mi relación con Emma, empezó así —Lo señaló. Gabriel lo miró sin entender—. Llegué a trabajar con la señora Britter, cuando ella ya estaba trabajando aquí y por alguna razón que aún no comprendo, le caí mal y no me dirigía la palabra. —Yo sé cuál era la razón —Lo interrumpió su mujer—. Eras un coqueto y le sonreías a cualquier escoba con falda —Le recordó, haciéndolo reír. —Allie no es el tipo de mujeres que llamaría mi atención —aclaró Gabriel. —¿Ah, sí? y ¿por qué? —interrogó Joseph.—Prefiero las mujeres con más experiencia —respondió y siguió comiendo—. Además,
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