Allie se sentó donde minutos antes estaba Gabriel y las miró con cara de pregunta, pues Emma y Faith se quedaron mudas por la sorpresa. —¡Una compañera de los Scouts! —exclamó la joven, para no ser descubierta. —Mientras sea de un buen chico, no veo el problema —respondió Allie. —Ya tengo casi lista la cena, ¿Vas a cenar con nosotros, mi niña? —preguntó Emma. —No, gracias —contestó—. Ya cené, aunque esas manzanas que tienes ahí, me llaman —dijo sonriente, lo que llamó mucho la atención de Faith, que la miraba en silencio. Allie tomó una de las manzanas y se despidió, para subir a darse un baño. A pesar de lo cansada que se sentía, el control médico de Timmy la había dejado mucho más tranquila, ya que el tratamiento estaba haciendo efecto, aunque la próxima semana debían volver, pues lo estarían monitoreando de cerca y en un futuro no muy lejano, decidirán si es factible realizar una operación. Gabriel había vuelto a su habitación molesto y no sabía por qué. Bajó con la excusa de
Había pasado una semana, en la que Gabriel intentaba tocar el tema de los hijos siempre que tenía oportunidad con Allie, quien respondía a sus cuestionamientos sin titubear y sin darle la respuesta que él deseaba oír. Todo esto lo tenía confundido, ya que sabía que ella iba a visitarlo a casa de su madre cuando salía temprano del trabajo y no entendía por qué lo ocultaba. Por su mente pasaban todo tipo de argumentos, incluso pensaba que podría tener una mala relación con el padre y si el pequeño tenía alguna condición delicada, esa era una buena razón. El trabajo lo mantenía ocupado, porque al parecer, a Troy Anderson le había gustado lo suficiente su trabajo, como para pedirle varias sesiones más. —Gabriel —Saludó Faith, entrando a la cocina. —Hola, pequeña. —Mamá, estoy hambrienta —Presionó la joven. —¿Terminaste tus deberes? —interrogó Emma. —Sí, mamá, terminé todo —respondió—. ¿Allie aún no llega? —preguntó, mirando a Gabriel. A pesar de que tenían muchas diferencias
Buen humorDespués de darse una ducha y prometerse no pensar más en todo lo que le provocó tener a Allie entre sus brazos, Gabriel salió de la mansión, convencido de que su reacción fue por falta de sexo, ya que con todo lo que ha ocurrido ultimamente, sus citas han sido frustradas de una u otra manera, lo que pensaba remediar ahora mismo.Se encaminó por una de las carreteras y disfrutó del paisaje que lo rodeaba; de la velocidad y el viento golpeando con fuerza su cuerpo, el que le daba esa sensación de libertad que tanto le gustaba experimentar y que en este último tiempo, no ha tenido.Una hora y media de recorrido, lo llevaron al pequeño pueblo de Jesup, donde aparcó en un bar, decidido a encontrar una mujer que logre saciar sus ganas. Se sentó en la barra y pidió una cerveza, mientras esperaba que con sólo su presencia, alguna de las mujeres presentes, cayera en sus redes.Un par de cervezas después, ya tenía a dos chicas en la mira y sólo faltaba que alguna de ellas diera el p
Gabriel se quedó pensando en el comentario que le hizo Emma, sobre todo por los sueños que había tenido con Allie, los que por suerte ya terminarían, después de la noche que había pasado. Ya no habría lugar para más pesadillas o erecciones por culpa de esa mujer. —Aquí tienes, Gabriel —Emma dejó un plato frente a él—. Dijiste que querías algo más, ¿no? —Asintió y se sentó a desayunar, bajo la atenta mirada de Joseph. —Mi relación con Emma, empezó así —Lo señaló. Gabriel lo miró sin entender—. Llegué a trabajar con la señora Britter, cuando ella ya estaba trabajando aquí y por alguna razón que aún no comprendo, le caí mal y no me dirigía la palabra. —Yo sé cuál era la razón —Lo interrumpió su mujer—. Eras un coqueto y le sonreías a cualquier escoba con falda —Le recordó, haciéndolo reír. —Allie no es el tipo de mujeres que llamaría mi atención —aclaró Gabriel. —¿Ah, sí? y ¿por qué? —interrogó Joseph.—Prefiero las mujeres con más experiencia —respondió y siguió comiendo—. Además,
Habían pasado un par de días, en los que tuvo un par de reuniones con Troy Anderson, quien, al fin, le pidió una sesión en exterior, así que visitaron algunas localidades más urbanas en la ciudad, inclinándose por un Skatepark muy cercano a la casa de Allie.Durante toda la mañana tomaron distintas fotografías, aprovechando que eran pocos jóvenes practicando en sus patinetas, la iluminación y que no había tanta gente alrededor.—Te puedes concentrar, por favor —Pidió Gabriel, a una de las modelos, que no dejaba de quejarse porque el sol le daba a la cara.—¡Me molesta el sol! —bufó la chica.—Tus otras compañeras no tuvieron problema, no veo cual es el tuyo —respondió molesto, pues habían perdido bastante tiempo con lo tardadas que eran para arreglarse.—No me puedes comparar con las demás, ¿o no sabes quién soy? —preguntó engreída.—No sé quién eres y no me interesa —contestó—. Limítate a hacer bien tu trabajo, porque yo estoy intentando hacer el mío.Además de las demoras y las quej
La invitación de Vincent, tomó por sorpresa a Allie, aunque era un hombre muy atractivo, no sé imaginó que estuviera interesado en ella o al menos no lo parecía. —Debes pensar que estoy loco —murmuró Vincent, avergonzado. —No —Lo tranquilizó—. Solo que no me lo esperaba. —Bueno, no estoy pidiendo nada indebido, solo salir a cenar. La enfermera se quedó pensando por unos minutos, ya que tenía mucho tiempo sin salir a divertirse y las cosas iban mejorando. —Acepto la invitación —respondió, haciendo reír a Vincent, a quien le había parecido una eternidad la espera de esa respuesta. —¿Te parece bien el sábado? —Claro, ¿dónde nos vemos? —Pasaré a recogerte. —Está bien, te enviaré la dirección. —Gracias, Allie. Te prometo que no te arrepentirás —Se despidieron y Vincent volvió al interior de la residencia, mientras Allie se subía al coche. Al llegar a la mansión, estacionó el coche, se bajó y antes de que pudiera cerrar la puerta de la cochera, llegó Gabriel en su moto. Amb
Gabriel se sentía inquieto y no le gustaba el porqué. Esa rara sensación en la garganta, cuando vio a Allie en la escalera, y la forma en que Vincent la había mirado embobado al verla aparecer por la puerta, lo dejaron con ganas de golpearlo contra el muro, pues una extraña sensación, que nunca antes había experimentado, crecía en su interior.Se paseaba de un lado al otro por el balcón. Necesitaba sentir el viento en su cuerpo, entregándole la calma que no tenía.—Necesito salir… Se puso sus botas, tomó su chaqueta y salió de su habitación, encontrándose en las escaleras con Emma, que le llevaba algo de comida.—Te preparé algo de comer, hijo.—No tengo apetito, Emma —Acunó su rostro y le dejó un beso en la frente—. Gracias.Bajó lo más rápido que sus piernas lo pudieran llevar. Entró a la cochera, tomó las llaves de la motocicleta que le dejó su abuela y tras abrir la puerta, salió a toda velocidad, sin rumbo aparente. Después de conducir por casi una hora, dando vueltas por la ci
—¿¡Por qué me pegas!? —exclamó Gabriel furioso, apretando los dientes—. Ya se te hizo costumbre —bufó, sobando su mejilla. —He permitido que me hagas la vida imposible, incluso, me he armado de paciencia para soportarte —suspiró—. Pero jamás, escúchame bien, jamás, voy a permitir que le hagas daño a mi hermano —gritó. —¿Estás loca? —cuestionó—. Conocí a Timmy por casualidad. —Claro, así como por casualidad me ofreciste ese estúpido trato, para que renuncie a la herencia. Una coincidencia, ¿no?—Aunque no lo creas, eso fue —aseguró—. Y creéme, tampoco te quiero cerca de mí. Ese estúpido trato, como tú lo llamas, es la mejor solución para terminar de una vez por todas con está ridícula situación. —Lo consultaré con Leonard y después te daré una respuesta —Lo retó y se dió la vuelta para volver a la piscina. Gabriel la tomó del brazo para detenerla. —¿No te das cuenta? Si seguimos así, esto acabará mal.—Lo sé, pero no será por mi culpa —respondió la castaña y salió dejándolo en la