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Todos los capítulos de La pequeña mentirosa del CEO. : Capítulo 1 - Capítulo 10
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Si... ¡acepto!
Alicia—Te pagaré mucho dinero Alicia. Es tu oportunidad, no la desaproveches— Mi Ama Sra. Robinson dice mirándome.—No creo que pueda aceptarlo. De verdad lo siento.—Niego hacer algo como eso. La señora Robinson, enseguida me rodea poniéndose de nuevo frente a mi con aires de superioridad.Me llamo Alicia, soy la criada al servicio para mi Ama la señorita Robinson. Minutos antes, entré rápidamente a la habitación de mi jefa, la Sra Robinson, quien me ha mandado a llamar con urgencia para proponerme algo descabellado. —¿De verdad tu crees que es algo que yo quiero hacer? ¿Que suplantes a mi hija, la única hija del noble señor Robinson? ¿Y que en serio me apetece que visites a su espléndido prometido? Rápidamente agacho la cabeza, porque mi anfitriona está a punto de comenzar una diatriba de nuevo. —Mi hija, la heredera de toda mi fortuna.! Una niña elegante y rica a la que no pudieras ni siquiera pretender igualar jamás![...]—Si la malcriada de Adele no hubiera bebido de más con e
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Desde los fresnos.
Alicia —No se hable más, es tu deber obedecer siempre! arréglate y cambiate de ropa en este cuarto!, enseguida te enviaré algunas cosas —La señora se marcha y es entonces cuando suelto el aire contenido. Después de la ducha, analizo las posibilidades de esta noche con el prometido de mi joven ama, que me descubra y me humille o que simplemente no lo haga y sea una buena velada. La puerta se abre de pronto , estoy envuelta en la toalla, es otra de las mucamas, Salma. Mi mejor amiga. —Ali, ¡amiga! No puedo creer lo afortunada que eres, la señora mandó a qué te colocaras todo esto, son piedras preciosas. ¿Puedes decirme qué vas a hacer? sé que algo se traen. Adele no hace más que soltar insultos en tu contra. Solo revelo una sonrisa amarga pero guardo silencio. —¿ Qué es lo que se traen la señora y tú?—insiste. —No puedo creer que te haya enviado cosas como estas. Mira este vestido. Ni en mil años tu o yo podríamos pagar uno igual—ignoro sus comentarios efusivos pues pienso que pa
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Más que un bonito jarrón.
Narrador omniscienteAlgunas horas antes. Las horas avanzan y el señor Brown se toma otro trago. Es su manera de desahogar la frustración por la desagradable sensación de haber sido plantado ante todos sus invitados. Mientras, aunque intenta disimular, sigue esperando que apareciera la señora Robinson y su hija, con la que había concertado una cita para esa noche.Él solo entendió que le convenía unir el treinta por ciento de las acciones Robinson a las suyas y así podría tener el control total del imperio que su padre formó con el desaparecido señor Arthur Robinson. Pero aún cuando el compromiso le conviene se encargará de que las osadas mujeres paguen por esa burla. Un poco más tarde, el hombre malhumorado por el desplante , está huyendo de Margaret su tía quien insiste en presentarle a unas señoritas de bien. Esto ha hecho que Alexander se sintiera toda la noche como si fuera un trozo de carne a las que todas desean. Una vez librado de su entrometida tía, se siente tentado a
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La propuesta del CEO.
Narrador omnisciente Al entrar al salón del té, dónde la Sra. Robinson lo espera con pose digna pero despreocupada, el semblante de Alexander se endurece, la fascinación e intriga con la que venía se esfumó al ver la desfachatez de su futura suegra . Ella sonríe con infulas de señora. Sentada de una manera que pareciera dar a entender que es dueña y señora de esa casa, solo por el hecho de que su única hija se casaría con el magnate más rico e influyente del país. Una criada le está sirviendo té y él sonríe con cinismo. Mirándola desde el umbral Alexander siente una molestia recorrer su cuerpo. Su cara se tensa y su ceño se frunce. Esto, una vez más, no le hizo ninguna gracia, ya que ella había incumplido la cita y se había comportado con él de una forma indiscutiblemente grosera. Nadie se atrevería a faltarle así al respeto, por lo que, aunque en el fondo la que suponía señorita Adele le gustaba , era impensable que la mujer que tenía delante se convirtiera en su suegra. Ella
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Amenazada.
AliciaEl frío comienza a congelar mi piel y cuando miro mi reloj noto con enojo que ha pasado una hora exactamente desde que la señora Robinson entró a la mansión, dejándome aquí botada en medio de la noche. Me levanto de la silla ya cansada de esperar y preguntándome si debo entrar, irme, o seguir en la espera. Los nervios no me abandonan como cereza del pastel. De pronto veo a un criado venir, no por mi por supuesto, sino por el perro a quien nombró Maximus. —Ven perrito has de tener frio—Le dijo. Entonces me sentí menos que un perro para estas personas. O sea ¿Estoy pintada? Tambien tengo frio. ¿ Es así como tratan a la prometida del señor? No lo soy, pero al final de cuentas es lo que ellos piensan. —Oiga—Le digo y voltea a mirarme. —¿ Me puede decir si la señora que está hablando con el señor Brown?... O sea, ¿me diría si mi madre ya ha terminado la reunión con su jefe Brown? —No me pregunte a mi. Solo soy un criado y no me meto en los asuntos del señor—dice y tomando al per
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En la habitación del CEO.
Narrador omniscienteLos nervios carcomen a Alicia a medida que sigue a la mucama. La joven es conducida por las escaleras hasta la segunda planta de la mansión. Su corazón parece que va a reventar y quiere salir corriendo, pero sabe que la vida de su madre está en juego. La mucama que la guía toca una puerta y Alicia muerde su labio intentando controlarse. Está en verdad asustada. Será su primera vez en la habitación de un hombre. —Adelante—Oye la voz masculina y grave desde adentro de la habitación. Ella contiene el aliento. —Su prometida señor —dice la mujer entrando y dejando a Alicia afuera. Ella intenta respirar hondo y mostrarse relajada. Se supone que está enamorada de él y desea ese encuentro. —Hágale pasar y déjenos solos Asunción por favor. —Claro señor— La mujer sale y sonríe a Alicia. Luego se retira. Alicia se queda un instante afuera controlando la respiración, hasta que momento después por fin entra un poco. Se detiene en el umbral con gesto asustadizo. Alexander l
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A recuperar ese brazalete.
Alicia. El chófer del señor Brown insistió en llevarme de vuelta a la casa. Eran aproximadamente las dos de la mañana y seguramente me llevaría a la casa Robinson. — Por favor, déjeme aquí. No hace falta que me deje en la casa, yo puedo llegar desde aquí sola sin problema —yo debía ir a la casa de mi madre, no a la mansión Robinson.Muy pocas veces me quedaba a dormir allí. Además, necesitaba estar lejos de la señora Robinson. Empezaba a tener resentimientos con ella.—No señorita, disculpe, pero el señor ordenó que la dejara en su casa y qué nada malo le sucediera.No sigo insistiendo, no puedo hacer nada que ponga a la señorita en evidencia ante su prometido. Al llegar frente a la mansión simulo que abriré la puerta, entonces cuando el vehículo se aleja, camino alejándome. Solo espero poder llegar bien a casa, pero ahora lo menos que pienso es en que me pase algo malo. Solo pienso en lo que Alexander Brown y yo hicimos esta noche. Apenas llegué esta madrugada me sumergí en la b
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Planes inciertos.
«señor Brown» Contesto con timidez. «señorita, es un verdadero gusto oír su voz. Parece que me ha extrañado… ¿Cómo está? No dejo de pensar en usted desde …» ruborizo mirando a Salma. Debí apagar el alta voz. «señor … estoy bien, gracias, yooo …» titubeo un poco. Enseguida agarro aire y continuo. «a mí también me agrada oír su vozlo oigo suspirar y Salma me mira con gesto de picardía. «No sabe cuánto me agrada escucharle decir eso. Pensaba ir a su casa, necesito hablar sobre nuestro compromiso con su madre, pero tuve que salir del país de repente, a mi regreso es lo primero que haré» por algún motivo mi corazón se aprieta. Es por la señorita, no por mí que irá a la mansión Robinson. Siento celos, debo admitirlo. Pero enseguida me convenzo que así debe ser. «señor, entiendo, yo … Quería saber si por casualidad dejé esa noche mi brazalete aquí … En su recámara» «ah, el brazalete, sí, claro, pensaba devolverlo a mi regreso» «¿A su regreso? » pregunto con voz tenue. No sé cuando regr
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La cena de compromiso.
Alicia.Un mes ha pasado y aún no logro recuperarme de la muerte de mamá. Tuve que regresar al trabajo. El dinero del señor Brown se acabó con rapidez con la muerte de mamá y todo lo que esto implicaría.Estoy organizando el closet de mi ama. Suspirando de a poco. He llorado mucho y trato de seguir adelante. De pronto se abre la puerta. Es Adele.—¿Te has enterado ya, Alicia? Mi prometido por fin ha llegado de ese viaje tan largo. Ya estaba creyendo que no volvería—dice y se sienta frente a la cómoda mientras retoca sus labios rojos. Entonces me mira a través del espejo. —¿Que esperas Alicia? Ven a peinar mi cabello. Apúrate, la cita es esta noche. Alex vendrá a pedir mi mano—dice risueña bañándose en el perfume, mientras yo empiezo a pasar el cepillo por su cabellera avellanada. Suspiro triste y un dejo de melancolía se instaló en mi pecho. «Así que vendrá hoy » Pienso y trago grueso ante la perspectiva de verlo , aunque sea desde las sombras. —Parece que no te ha gustado la not
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Las fuerzas para marcharme.
—No seas tan bromista Adele, es tu brazalete, el que dejaste olvidado esa noche en la casa del señor Brown… Es bastante bromista mi hija señor Alexander, no tendrá tiempo de aburrirse con ella. Creame. —Jajaja( risas exageradas de Adele) vaya, si viera su cara, si, solo quería jugar un rato Alexander, gracias, no recordaba haberlo olvidado—Alexander respira hondo y la mira con gesto incómodo. Luego sonríe intentando no darle demasiada importancia. Piensa que tal vez los nervios por la ocasión la hacen decir tonterías. En ese instante entra Salma para servir café. —Por cierto, espero que los treinta mil le hayan servido. ¿Si pudo solucionar su problema? Me dejó un poco preocupado señorita Adele—En ese momento Salma deja caer café en el mantel, abre su boca aterrada , Alicia ha quedado en evidencia ante las Robinson. Debe advertirle con rapidez. Robinson le grita que es una inepta. El señor Brown le aconseja no reaccionar así ante lo que considera es solo un accidente sin importancia.
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