— De acuerdo, me quedaré un rato con ustedes sólo porque no quiero tener que llegar a quedarme sólo en casa — dice Christopher con una sonrisa. — ¡Genial! Vamos a comer, pero en mi habitación, Melany y yo estamos en guerra, estamos jugando Mario Kart en la nintendo switch que me regaló mi papá el fin de semana, por eso hicimos la pijamada, vente, vamos a jugar, ella ya perdió esta carrera, ahora, te toca competir a ti contra mí, las reglas son sencillas; el que pierde pasa el control, ¿Estás de acuerdo? — le dice Melany con emoción. — Si, de acuerdo, vamos, en ese juego al menos te podré ganar — dice Christopher tratando de no sonar resignado, y preocupado por lo que pasó en el bar. Samantha le miró, tratando de comprender a que se refería su hermano con aquel comentario, pero no le encontró lógica, y en lugar de preguntarle acerca de qué le pasaba, prefirió ignorarlo, e irse caminando detrás de él y de Melany para no arruinar una noche tan divertida como lo estaba siendo aquella.
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