Jugaron 5 partidas de poker, al final, Noah terminó venciendo a Christopher, y él lo único que tuvo que pagar fueron 50 dólares que, menos mal, tenía en su billetera porque su padre aquella mañana él había dado los 200 dólares de su mesada.
— Vamos a jugar a los dardos ¿Sabes jugarlos, no? — dice Noah.
— Si, sé cómo jugarlo — responde Christopher seguro de sí mismo.
Noah y Christopher se ponen de pie de sus butacas, dejan las cartas de poker sobre la mesa, y caminan juntos hasta llegar al puesto del juego de los dardos.
Ellos vuelven a sentarse en un par de butacas, y entonces, Noah coge los dardos, los agita con sus manos por un par de minutos, y los tira a la mesa en espera del resultado.
La partida de dardos comienza, y Christopher tiene la mala suerte de su lado, pues no le acerta a ninguna de las 5 partidas que jugaron.
— Carajo, Christopher, ¿Qué te pasa esta noche? ¿Por qué estás perdiendo en todo? ¿En dónde tienes la cabeza puesta hoy, ¿Hermano? — le pregunta Noah incrédulo y sorprendido en saber que no era la noche de suerte de Christopher.
— No lo sé, ni yo tengo idea de qué es lo que me sucede hoy, pensé que iba a ser mi noche de suerte — le dice Christopher a Noah con decepción.
— ¿Quieres un trago? La casa invita — le dice Noah con una sonrisa de malicia que Christopher no comprendió.
— Si, estaría estupendo — responde él con una leve sonrisa en sus labios.
— Ven, vamos al bar — le ordena Noah.
Christopher y Noah se acercan hasta la barra, en la cuál sólo había un hombre siendo atendido por el bartender. Aquel hombre estaba con la mirada perdida en su trago, un trago que era de Whisky, Christopher lo reconoció gracias a su color miel, el hombre se veía deprimido, pero tenía pinta de reciéntemente haber salido del trabajo.
Pero Christopher y Noah ignoran a aquel hombre, y se hacen a tres butacas más de distancia lejos de él para que este no estuviera al pendiente de sus conversaciones.
A Noah le gustaba su privacidad fuera con quién fuera que estuviese hablando, o de lo que estuviese hablando.
— Buenas noches señor, ¿Qué desea que les sirva esta noche? — pregunta el bartender al acercarse hacía ellos.
— Buenas noches Tyler, ¿Qué quieres tomar Christopher? dice Noah.
— Una copa de Whisky estaría bien — responde Christopher.
— ¿Con hielo o sin hielo? — pregunta el bartender.
— Con poco hielo, por favor — dice él.
— ¿Y usted señor? — le pregunta el bartender a Noah.
— Una copa de tequila ese nuevo que mandaste a pedir de México esta semana, sin hielo — dice Noah.
— Ese se llama el Jimador, ya les entrego sus bebidas — dice el bartender.
El bartender se retira hasta el lugar dónde se ocupa de servir sus tragos, y Christopher y Noah se quedan allí, Christopher se queda mirando a un punto ciego sin saber que decir, y Noah se le queda mirando pensando en lo que había sucedido esa noche.
— Hay más juegos de azar, pero hay algunos que son sólo para profesionales, y tienes que apostar dinero, y dudo mucho que tengas lo suficiente para saber si puedes ganar o no — le propone Noah.
Christopher se queda pensando la situación, en realidad, esa noche, tenía los $1,200 dólares de su ahorro, y junto con ello, tenía $200 dólares en su bolsillo de la mesada mensual que su padre le daba, le alcanzaría perfectamente sólo para una partida por si llegaba a perder.
— Tengo $1,400 dólares, no sé si puedan servirme — dice Christopher.
El bartender ha servido sus tragos, y los ha llevado hasta donde ellos estaban.
— Gracias Victor, y si, con $1,400 es suficiente para terminar la noche, esperemos que tu puedas ser el ganador esta vez, salud — dice Noah antes de chocar delicadamente las copas de sus bebidas.
— Salud — dice Christopher.
De un solo sorbo, se toman su trago dejando los vasos vacíos, y se retiran del bar dispuestos a irse a iniciar una nueva partida de apuestas esa noche.
Ellos llegan al lugar donde estaba ubicada la ruleta rusa, y el crupier, un hombre moreno de 1.80 de altura luciendo un traje elegante les saluda.
— Buenas noches señor Noah, ¿Van a querer jugar una partida de ruleta rusa? — pregunta el crupier.
— Si, vamos a jugar, mi amigo tiene $1,400 dólares para apostar esta noche — dice Noah a la misma vez que apoya su mano sobre el hombro de Christopher.
Christoper sintió un nudo en la garganta, él quería hacerlo, quería jugar, pero algo en su interior le exigía que no lo hiciera, que iba a terminar perdiendo esa noche, y que lo mejor para él, sería irse a su casa aceptando que esa noche había sido un perdedor.
— Bueno, $1,400 dólares no es nada malo para comenzar la noche, adelante, tomen asientos caballeros, el juego ha comenzado — dice el crupier.
El juego comienza, pero una hora más tarde, Christopher se ve metido en un gran problema, pues ha perdido la apuesta, y no sólo ha perdido su dinero, sino que ahora, Noah le había tendido una trampa, la más sucia que Christopher alguna vez pudo haber escuchado en su vida; Noah no le había dicho que por aquella noche, iba a haber un concurso para los jugadores de ruletas rusas, cada partida comenzaría apostando $100,000,000 millones de dólares, serían más de un competidor quién participaría, pero sólo sería un ganador.
Christopher sin quererlo o pedirlo, había sido inscrito al juego por Noah, y desgraciadamente, había perdido.
Ahora, Christopher se encontraba metido en una habitación oscura, Noah había llamado a sus dos guardaespaldas fortachones para que se lo llevaran a la fuerza hasta el cuarto de la tortura, así le había nombrado Noah a aquella habitación, y este era el lugar dónde los perdedores quiénes no querían pagar sus apuestas, serían torturados hasta que aceptaran pagarlas, o hasta que murieran.
Christopher estaba metido en problemas.
En aquella habitación oscura, los guardaespaldas fortachones de Noah le obligaron a Christopher a ponerse de rodillas en el suelo con la mirada baja. Noah estaba de frente suyo, Christopher pudo reconocer sus tenis rojos.— Suéltame Noah, ya te di $1,400 dólares, no sé qué más quieres que te pague — le dice Cbristopher sin manera de mirarle a los ojos porque uno de los guardaespaldas tenía su mano apoyada con fuerza en su cabeza.— No te hagas el tonto, yo sé quién es tu familia, yo sé de qué empresa es dueño tu padre, y yo sé de qué empresa es dueña tu madre, así cómo también sé cuánta cantidad de dinero tienen tus padres en sus cuentas bancarias — dice Noah con voz ambiciosa.— ¿Qué es lo que quieres? — le vuelve a prrguntar Christopher.— Diez mil millones de dólares, los quiero en mi cuenta de banco para el viernes, o si no… — dice Noah.— O si no, ¿Qué? — pregunta Christopher sin ganas de saber.— Tendrás que venderme la virginidas de tu hermana — responde Noah con perversión.C
— De acuerdo, me quedaré un rato con ustedes sólo porque no quiero tener que llegar a quedarme sólo en casa — dice Christopher con una sonrisa. — ¡Genial! Vamos a comer, pero en mi habitación, Melany y yo estamos en guerra, estamos jugando Mario Kart en la nintendo switch que me regaló mi papá el fin de semana, por eso hicimos la pijamada, vente, vamos a jugar, ella ya perdió esta carrera, ahora, te toca competir a ti contra mí, las reglas son sencillas; el que pierde pasa el control, ¿Estás de acuerdo? — le dice Melany con emoción. — Si, de acuerdo, vamos, en ese juego al menos te podré ganar — dice Christopher tratando de no sonar resignado, y preocupado por lo que pasó en el bar. Samantha le miró, tratando de comprender a que se refería su hermano con aquel comentario, pero no le encontró lógica, y en lugar de preguntarle acerca de qué le pasaba, prefirió ignorarlo, e irse caminando detrás de él y de Melany para no arruinar una noche tan divertida como lo estaba siendo aquella.
A la mañana siguiente, así como ella lo prometió, Samantha llegó a casa a eso de las 11:00 de la mañana, ella quiso quedarse para almorzar sólo porque su mejor amiga le había prometido que prepararían la lasaña que a ella tanto le gustaba, se le había echo agua la boca al escucharlo, pero se excusó con Melany diciéndole que le había prometido a su hermano llegar a casa temprano para hablar con él porque este se lo había pedido. Cuando llegó a casa, Samantha dejó su mochila en el sillón para que Sara, su sirvienta, se encargara de desamepacarla y llevar a lavar la ropa que había usado ella por el día anterior, mientras que Samantha se marchó de camino a buscar la habitación de su hermano. Samantha llega hasta la habitación de su hermano, se encuentra con la puerta cerrada y decide tocar, no tuvo que esperar mucho, porque apenas ella tocó, su hermano le abrió, le dejó pasar, y cerró la puerta al instante para tener privacidad. — Hola, aquí estoy, tal como te lo prometí ayer, ¿De qué
Durante toda la noche, Samantha no concilió el sueño, cuando se acostó sobre la cama, se sintió como si se le hubiera subido el muerto; su cuerpo se quedo paralizado bajo sus sábanas, sin embargo, ella podía respirar con total normalidad, también podía mirar a su alrededor, no, no se el había subido el muerto, no había sufrido de parálisis del sueño, simplemente, su mirada se había quedado hipnotizada en el techo de su habitación. Las palabras de su hermano le seguían sonando en la cabeza, ella esperaba llegar a ser virgen hasta el matrimonio, sus padres también se lo habían exigido porque así mismo lo había hecho su madre antes de casarse con su padre, pues según ella, si así lo hacía, su luna de miel sería más especial que nunca, y su primer embarazo sería completamente puro. Y aunque ella se había dejado llenar la cabeza de su madre con aquellas tonterías, así lo ansiaba hacer, ella quería seguir el consejo de sus padres, pero no sabía que hacer desde que habló con su hermano en
Noah llega a la mansión de Christopher y de Samantha, menos mal que el árbol en el que había caído al final de la calle, este fue justo él que él necesitó para él poder tener una visión perfecta de todo lo que había dentro de la habitación de Samantha. Así hiciera calor, así hiciera frío, Samantha dejaba la ventana abierta, no de par en par, pero si al menos la subía un poco hasta la mitad de su distancia porque le gustaba sentir el aire fresco, y más le gustaba sentir el aire fresco de la noche porque este era perfecto para dejarle dormir cómoda toda una noche entera. Samantha había llegado a su habitación, se había tomado la mitad de su vaso de leche caliente, y le había dejado encima de su mesita de noche a un lado de la lámpara que ella ha encendido, por un momento, aunque el clima estuviese poniéndose muy frío por la lluvia que estaba por caer, ella no pensó en que su cuerpo se pondría como si ella se hubiera metido dentro de un horno microhondas recién calentado. Todo su cue
Noah deja de saborear su intimidad, se aleja de ella, se vuelve a poner de pie, y se lame toda la boca con su lengua como intentando limpiarse con ella el sabor de los jugos de la flor de Samantha. Para Samantha fue una desgracia que él se hubiera detenido, aunque fuera un desconocido que entró en su casa y e su habitación sin pedir permiso, ella disfrutó de aquel pequeño encuentro sexual que tuvo con él sin tan sólo saber que ese apenas sería el comienzo. Noah se pone encima del cuerpo de Samantha, ella continua estando excitada, pero lo mejor y más raro para ella fue sentir el miembro del chico estar duro y erecto por encima de su intimidad desnuda. Ella se muerde el labio disimuladamente, asimilando que quizás aquella noche iba a perder su virginidad con un desconocido que ha entrado en su habitación tan abruptamente. Noah se acerca a los labios de Samantha, pero no los besa todavía, pues decide acercar su dedo índice a ellos sólo para tener la intención de tocarlos, lo hace co
Pero entonces, Christopher deja la cocina limpia después de haberse tomado dos cervezas para que le ayudaran a dormir, y entonces, decidió volver a su habitación antes de que o su padre, o su madre les diera por despertarse a esa hora y fueran a la cocina y terminaran por descubrirle, si eso pasaba, el regaño que Christopher se ganaría sería el peor de toda su vida, y él no lo quería, ya tenía suficiente con lo que estaba pasando con las apuestas como para ganarse un problema más. Antes de dirigirse a su habitación, Christopher escucha ruidos desde la habitación de su hermana, son ruidos que él perfectamente entiende como jadeos… Jadeos que él ya sabía que significaban con tan sólo escucharlos, jadeos sexuales. No sabía que estaba haciendo, y entonces, no por ser un hermano celoso, se imaginó lo peor. Christopher quería entrar en la habitación de Samantha, e interrumpir lo que sea que estuviera sucedidendo allí, pero primero, decide que lo mejor es tocar la puerta porque lo cierto
Luego de haber desbloqueado la pantalla de su celular y de haber abierto el chat de su mejor amiga, Melany, está comienza a escribirle un mensaje.— Melany, Conéctate, por favor! Me ha pasado la cosa más extraña de toda mi vida, he tenido que pareció tan real, tan intenso... Esto… Me averguenza decirlo, ¡pero fue sobre sexo! ¡No sé cómo carajos explicarlo, pero de verdad que fue muy real, lo sentí todo amiga! Inclusive cuando me desperté, ¡estaba desnuda! ¡Cómo si realmente alguien me hubiera quitado la ropa! Crees que quizás me esté volviendo loca? — le escribe Samantha a su mejor amiga.Mientras que Samantha esperaba la respuesta de Melany, rogando para sus adentros que ella realmente estuviera conectada a esa hora de la noche, o al menos se despertara para coger su celular y revisar su mensaje y platicar, ella se ha sentido muy nerviosa, nunca antes de su vida se había sentido así, también estaba avergonzada, pues aunque ella y su mejor amiga siempre se contaban todo, y sabía que e