En aquella habitación oscura, los guardaespaldas fortachones de Noah le obligaron a Christopher a ponerse de rodillas en el suelo con la mirada baja.
Noah estaba de frente suyo, Christopher pudo reconocer sus tenis rojos.
— Suéltame Noah, ya te di $1,400 dólares, no sé qué más quieres que te pague — le dice Cbristopher sin manera de mirarle a los ojos porque uno de los guardaespaldas tenía su mano apoyada con fuerza en su cabeza.
— No te hagas el tonto, yo sé quién es tu familia, yo sé de qué empresa es dueño tu padre, y yo sé de qué empresa es dueña tu madre, así cómo también sé cuánta cantidad de dinero tienen tus padres en sus cuentas bancarias — dice Noah con voz ambiciosa.
— ¿Qué es lo que quieres? — le vuelve a prrguntar Christopher.
— Diez mil millones de dólares, los quiero en mi cuenta de banco para el viernes, o si no… — dice Noah.
— O si no, ¿Qué? — pregunta Christopher sin ganas de saber.
— Tendrás que venderme la virginidas de tu hermana — responde Noah con perversión.
Christopher sintió que su corazón se paralizó, pero no tenía de otra que aceptar la segunda contraoferta de Noah, para Christopher le sería mucho más fácil convencer a su hermana de tener sexo con Noah que ponerse a decirle la verdad a su padre del vicio que tenía por el juego, por las apuestas porque sabía que con lo exigente que era él frente a los vicios, iba a ser capaz de hasta mandarle a uno de aquellos lugares donde la gente se reune para hablar de sus experiencias frente a una adicción, y no conforme con ello, sería capaz de hacerle ir a terapias con una psiquiatra.
Y él no estaba loco como para tener que ir dónde una.
— Está bien, acepto, te voy a vender la virginidad de mi hermana a cambio del pago de mi deuda del juego — dice Christopher finalmente después de haber pasado un minuto de silencio.
Un minuto de silencio que se hizo eterno para Noah, y que este estaba a punto de ordenarle a sus guardaespaldas que le golpearan a Christopher para hacer que con esto este hablara.
— Bien, tienes una semana para hacerlo, o sino, me veré obligado a tomar medidas mayores — dice Noah.
— No, no, te juro que para esta semana tendrás a mi hermana en tu cama — dice Christopher.
— Bien, ahora, lárgate que no quiero volver a verte por aquí haciéndome perder el tiempo en apuestas y juegos que no sabes ganar — dice Noah.
Los guardaespaldas fortanoches, sin que aquello fuera una orden, fue suficiente como para que ellos supieran que hacer en ese instante, y entonces, se llevaron a Christopher fuera de la habitación oscura, se lo llevaron cogido de ambos brazos, y casi que arrastrándolo, para su desgracia, a esa hora ya había gente suficiente en el bar como para haberlo visto todo, y fue una verguenza total.
Los guardaespaldas fortachones se llevaron a Christopher hasta la puerta, y el hombre fortachón encargado de recibir a la gente, abrió la puerta para dejar que sus colegas tiraran a Christopher a la calle cayendo de rodillas.
— Ya sabes, si te volvemos a ver por aquí, te sacamos a golpizas — dice uno de los fortachones a Christopher antes de que su colega cerrara la puerta.
— ¡Son unos imbéciles! — les grita Christopher.
Christopher se pone de pie, y comienza a caminar por las oscuras calles de la ciudad unos cuántos kilómetros hasta que logra llegar a la casa de Melany, la mejor amiga de su hermana Samantha, llegó allá porque las chicas estaban en una pijamada, sólo ellas dos, pero habían estado bastante divertidas.
Christopher sabía que si llegaba como estaba a casa, sus padres comenzarían con el interrogatorio, y él no quería tener que dar nada de explicaciones porque soltaría la cruda verdad que no le convenía hacer.
— Buenas noches, ¿Está mi hermana? — pregunta Christopher a Sarah, la sirvienta que trabaja en casa de Melany al abrir la puerta cuando este tocó el timbre.
— Buenas noches, si señor, pase, ya le digo a la señorita Samantha que baje, ¿Desea algo de tomar? — dice Sarah.
— Un vaso con agua estaría bien, gracias — dice Christopher.
Christopher entra en casa, Sarah cierra la puerta, y se pierde por el pasillo cuando sube las escaleras.
Christopher se acerca hasta el sillón de la sala, y se sienta allí a esperar a su hermana.
Samantha baja minutos después de que Sarah subió al segundo piso de la casa, estaba preocupada, pues ella y Christopher tenían muy buena relación de hermanos, se llevaban muy bien, siempre se contaban todo, y se buscaban para cuando el uno necesitara del otro.
— ¡Chris! ¿Qué te pasó? ¿Qué haces aquí? — le pregunta Samantha cuando se acerca a él para abrazarlo como solían hacer cada que se veían.
— Necesito hablar contigo, pero aquí no, ¿Podemos irnos a la casa? — le dice Christopher luego de haber correspondido su abrazo.
— ¿Cómo que irnos a la casa? Christopher, tenego una pijamada con mi mejor amiga, y llegué apenas hace una hora que mamá pudo traerme antes de irse a su cena de negocios — dice ella disgustada ante su petición.
— Por favor, necesito en serio hablar contigo — le dice Christopher rogándole.
— ¿De verdad no puede ser mañana? Te prometo que mañana a las 11:00 de la mañana que llegue a casa voy corriendo a tu cuarto para que hablemos de lo que sea, pero ahora no me hagas devolverme a casa, ¿Si? — le ruega Samantha haciendo pucheros.
Cuando Samantha hacía pucheros, no había poder alguno para hacer que su padre ni su hermano se resistieran ante lo que ella quisiera, pues a pesar de que ahora fuera una adulta joven, y no una niña, seguía viéndose tierna e irresistible a decirle que no a lo que ella pidiera.
— Está bien, está bien, mañana apenas llegues a casa hablamos, pediré un taxi — dice Christopher.
— No, no te preocupes, mi chofer está aquí, primero comamos pizza, acaba de llegar, y es de tu favorita Chris, quédate un rato a comer con nosotras —le dice Melany.
— De acuerdo, me quedaré un rato con ustedes sólo porque no quiero tener que llegar a quedarme sólo en casa — dice Christopher con una sonrisa. — ¡Genial! Vamos a comer, pero en mi habitación, Melany y yo estamos en guerra, estamos jugando Mario Kart en la nintendo switch que me regaló mi papá el fin de semana, por eso hicimos la pijamada, vente, vamos a jugar, ella ya perdió esta carrera, ahora, te toca competir a ti contra mí, las reglas son sencillas; el que pierde pasa el control, ¿Estás de acuerdo? — le dice Melany con emoción. — Si, de acuerdo, vamos, en ese juego al menos te podré ganar — dice Christopher tratando de no sonar resignado, y preocupado por lo que pasó en el bar. Samantha le miró, tratando de comprender a que se refería su hermano con aquel comentario, pero no le encontró lógica, y en lugar de preguntarle acerca de qué le pasaba, prefirió ignorarlo, e irse caminando detrás de él y de Melany para no arruinar una noche tan divertida como lo estaba siendo aquella.
A la mañana siguiente, así como ella lo prometió, Samantha llegó a casa a eso de las 11:00 de la mañana, ella quiso quedarse para almorzar sólo porque su mejor amiga le había prometido que prepararían la lasaña que a ella tanto le gustaba, se le había echo agua la boca al escucharlo, pero se excusó con Melany diciéndole que le había prometido a su hermano llegar a casa temprano para hablar con él porque este se lo había pedido. Cuando llegó a casa, Samantha dejó su mochila en el sillón para que Sara, su sirvienta, se encargara de desamepacarla y llevar a lavar la ropa que había usado ella por el día anterior, mientras que Samantha se marchó de camino a buscar la habitación de su hermano. Samantha llega hasta la habitación de su hermano, se encuentra con la puerta cerrada y decide tocar, no tuvo que esperar mucho, porque apenas ella tocó, su hermano le abrió, le dejó pasar, y cerró la puerta al instante para tener privacidad. — Hola, aquí estoy, tal como te lo prometí ayer, ¿De qué
Durante toda la noche, Samantha no concilió el sueño, cuando se acostó sobre la cama, se sintió como si se le hubiera subido el muerto; su cuerpo se quedo paralizado bajo sus sábanas, sin embargo, ella podía respirar con total normalidad, también podía mirar a su alrededor, no, no se el había subido el muerto, no había sufrido de parálisis del sueño, simplemente, su mirada se había quedado hipnotizada en el techo de su habitación. Las palabras de su hermano le seguían sonando en la cabeza, ella esperaba llegar a ser virgen hasta el matrimonio, sus padres también se lo habían exigido porque así mismo lo había hecho su madre antes de casarse con su padre, pues según ella, si así lo hacía, su luna de miel sería más especial que nunca, y su primer embarazo sería completamente puro. Y aunque ella se había dejado llenar la cabeza de su madre con aquellas tonterías, así lo ansiaba hacer, ella quería seguir el consejo de sus padres, pero no sabía que hacer desde que habló con su hermano en
Noah llega a la mansión de Christopher y de Samantha, menos mal que el árbol en el que había caído al final de la calle, este fue justo él que él necesitó para él poder tener una visión perfecta de todo lo que había dentro de la habitación de Samantha. Así hiciera calor, así hiciera frío, Samantha dejaba la ventana abierta, no de par en par, pero si al menos la subía un poco hasta la mitad de su distancia porque le gustaba sentir el aire fresco, y más le gustaba sentir el aire fresco de la noche porque este era perfecto para dejarle dormir cómoda toda una noche entera. Samantha había llegado a su habitación, se había tomado la mitad de su vaso de leche caliente, y le había dejado encima de su mesita de noche a un lado de la lámpara que ella ha encendido, por un momento, aunque el clima estuviese poniéndose muy frío por la lluvia que estaba por caer, ella no pensó en que su cuerpo se pondría como si ella se hubiera metido dentro de un horno microhondas recién calentado. Todo su cue
Noah deja de saborear su intimidad, se aleja de ella, se vuelve a poner de pie, y se lame toda la boca con su lengua como intentando limpiarse con ella el sabor de los jugos de la flor de Samantha. Para Samantha fue una desgracia que él se hubiera detenido, aunque fuera un desconocido que entró en su casa y e su habitación sin pedir permiso, ella disfrutó de aquel pequeño encuentro sexual que tuvo con él sin tan sólo saber que ese apenas sería el comienzo. Noah se pone encima del cuerpo de Samantha, ella continua estando excitada, pero lo mejor y más raro para ella fue sentir el miembro del chico estar duro y erecto por encima de su intimidad desnuda. Ella se muerde el labio disimuladamente, asimilando que quizás aquella noche iba a perder su virginidad con un desconocido que ha entrado en su habitación tan abruptamente. Noah se acerca a los labios de Samantha, pero no los besa todavía, pues decide acercar su dedo índice a ellos sólo para tener la intención de tocarlos, lo hace co
Pero entonces, Christopher deja la cocina limpia después de haberse tomado dos cervezas para que le ayudaran a dormir, y entonces, decidió volver a su habitación antes de que o su padre, o su madre les diera por despertarse a esa hora y fueran a la cocina y terminaran por descubrirle, si eso pasaba, el regaño que Christopher se ganaría sería el peor de toda su vida, y él no lo quería, ya tenía suficiente con lo que estaba pasando con las apuestas como para ganarse un problema más. Antes de dirigirse a su habitación, Christopher escucha ruidos desde la habitación de su hermana, son ruidos que él perfectamente entiende como jadeos… Jadeos que él ya sabía que significaban con tan sólo escucharlos, jadeos sexuales. No sabía que estaba haciendo, y entonces, no por ser un hermano celoso, se imaginó lo peor. Christopher quería entrar en la habitación de Samantha, e interrumpir lo que sea que estuviera sucedidendo allí, pero primero, decide que lo mejor es tocar la puerta porque lo cierto
Luego de haber desbloqueado la pantalla de su celular y de haber abierto el chat de su mejor amiga, Melany, está comienza a escribirle un mensaje.— Melany, Conéctate, por favor! Me ha pasado la cosa más extraña de toda mi vida, he tenido que pareció tan real, tan intenso... Esto… Me averguenza decirlo, ¡pero fue sobre sexo! ¡No sé cómo carajos explicarlo, pero de verdad que fue muy real, lo sentí todo amiga! Inclusive cuando me desperté, ¡estaba desnuda! ¡Cómo si realmente alguien me hubiera quitado la ropa! Crees que quizás me esté volviendo loca? — le escribe Samantha a su mejor amiga.Mientras que Samantha esperaba la respuesta de Melany, rogando para sus adentros que ella realmente estuviera conectada a esa hora de la noche, o al menos se despertara para coger su celular y revisar su mensaje y platicar, ella se ha sentido muy nerviosa, nunca antes de su vida se había sentido así, también estaba avergonzada, pues aunque ella y su mejor amiga siempre se contaban todo, y sabía que e
— Lo sabemos, por eso es que estamos aquí, porque estamos preocupados por nuestros hijos, sobre todo, estamos preocupados por ti Christopher, nos hemos dado cuenta de que nos has mentido siempre cuando nos dices a dónde es que vas, ya nos hemos dado cuenta de que eres un adicto a las apuestas, nos ha llegado este mensaje anónimo a nuestro celular diciéndonos que debes una gran suma de dinero porque apostaste en juegos de arcade en un casino y perdiste, y ahora, no sabemos como le haremos, pero tenemos que pagar ese dinero, y si, somos multimillonarios, pero lo cierto es que esa cantidad que nos piden para tu deuda Christopher es ¡¡¡¡Demasiada!!!! — le dice su madre intentando mantener la calma para poder hablar con su hijo y saber que hacer con su situación. A Christopher se le ha erizado la piel, se le ha paralizado también el corazón, y de un momento a otro, su respiración se ha comenzado a acelerar, estaba sintiéndose nervioso, pues él mismo se preguntaba, ¿Cómo era posible que su