—Yo no soporto estar aquí —protestó Leonardo, mientras miraba las agujas del reloj.Su amigo, Juan lo miraba con algo de empatía. Aunque en parte, ya no soportaba los gruñidos de su amigo.—Es solo un tiempo —mencionó Juan.—¡Dije que estaba bien, no necesito estar en esta clínica! —protestó Leonardo—¡Bueno..! Ya se acabó el horario de visita —señaló el reloj, y Leonardo puso los ojos en blanco.—Da igual, vete. Su amigo desapareció con una sonrisa. Leonardo nuevamente se quedó solo. Lo habían tenido que internar de urgencia, y para Leonardo eso conllevaba una sola cosa: estár aburrido en una habitación sin nada más que hacer.Por fortuna estaba solo, miro hacia arriba encontrándose con un techo frío de color blanco. Al menos en su lado derecho, una ventana le daba algo de luz. El pequeño baño, lo fastidiaba. Él, era alto, altísimo.Era importante en una empresa, y debido al estrés, había tenido una acv, había sido leve, sin embargo tenía que tener cuidado.Una parte de su cuerpo se
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