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Olivia, lo pensó durante un segundo. A lo mejor, no debían dar los verdaderos nombres; además tenían antifaz.

—Soy... soy... ¡Emma!

"Mi prima va a matarme, por usar su nombre", pensó Olivia 

—Emma, bonito nombre.

—Gracias, te gustan estos temas, la verdad es que no pensé que en un lugar así pusieran bachata.

—Sí, la verdad es que ponen de todo, unos ricachones paga mucho dinero por poner reggaetón. 

"No es la música que esperaba", pensó Olivia. "¿Por qué no mejor ponen canciones más alegres?".

—Vaya —comentó.

—Te sorprenderías. 

—Estoy algo nerviosa.

—Tranquila...

Olivia permitió ser llevada por brazos extraños. Llegaron al centro de la pista y las luces se extendieron por todos alrededor.

 Olivia quedó maravillada, en el juego de luces como aromas y personas.

El salón era amplio y había espejos en las paredes, las luces estaban bajas y la música sonaba suave, a veces apagada. ¡Era perfecto para bailar!

Aunque la música no era lo que esperaba, a Olivia le gustaba la atmósfera del lugar. Era muy romántica. Se sintió nerviosa y entusiasmada al mismo tiempo. El corazón le latía un poco más rápido y no podía esperar para bailar con Emilio.

 Pudo ver muchas telas volando, aquí y por allá. Mucho dinero en tan pocos metros. El lujo se extendía en todo su esplendor.

Olivia se relajó y se rindió a la música y al aire fresco del salón. Su respiración se ajustó al ritmo de la canción, mientras que se movía suavemente al sonido de las notas. A medida que aumentaba la velocidad de la música, su respiración y los pasos se ajustaron a su ritmo. Se sentía algo feliz, y empezó a sonreír.

—Al parecer estás maravillada.

 "Ella se está riendo. Está disfrutando. Me había contado que se sentía nerviosa antes de que empezáramos a bailar. Se ve mucho más relajada, y se está olvidando de los problemas que la han estado apresurando. Debe ser la magia de la música". Pensó relajado Emilio.

—Es... increíble. Me encanta todo.

—Tienes que venir más seguido así te encuentro. 

—No lo sé, todavía no encuentro a mi prima. Y tú quieres que yo me encuentre aquí —comentó. Y ambos se rieron. 

—Gracias por invitarme —dijo Olivia.

—Es un gusto estar aquí con usted —contestó Emilio.— ¡No te preocupes, eres la invitada más perfecta! —añadió. 

—Oh, gracias, Emilio. Me alegro de haber aceptado.

 La pareja bailaba suavemente a la música, en un espacio iluminado por luces muy tenues.

—Espera, entonces ¿quién es tu prima? 

—una pequeña rubia, no sé dónde está.

—Pues... yo desde mi altura tampoco veo a ninguna pequeña rubia —murmuró divertido.

—Es increíble que me haya traído por primera vez aquí y me haya dejado abandonada —protestó.

—No te dejo abandonada, te dejo conmigo —comentó y guiñó un ojo. —Te veo muy feliz —dijo Emilio a Olivia.

—Este baile ha sido un buen cambio de rutina. Gracias por sugerirlo. ¡Déjate seducir por la música y los sentimientos! —dijo ella.

—La combinación de todo hace que todo sea tan bonito y suave.

Y seguían bailando, sumergidos en el momento.

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