—Necesitan hablar, Olivia. Tienen que cerrar esa etapa o abrirla nuevamente. Pero lo harán después de que termine de ejercitar a este hombre — comentó Ignacio, señalando a Leonardo y colocando su mano en su hombro.
—Ignacio, no hay nada de qué hablar — dijo Leonardo.
—Después de que termine de hacer ejercicio este hombre, él se irá a bañar y tú, Olivia, irás con él a tomar una taza de café en la esquina y hablarán. Si aún sigues amándome, volverás conmigo. Si no, pues aceptaré cualquier cosa y lo sabes — afirmó Ignacio. — Y respecto a ti, Leonardo, sé que te haces el difícil, pero eres una persona con buen corazón. Pase lo que pase, es un honor para mí ser tu entrenador — añadió Ignacio, bajando la mirada y alejándo
—Yo te amo más, Olivia — comentó y la besó.Era una pareja peculiar, con personalidades opuestas. Él era amargado y ella alegre, pero ambos tenían buen corazón y se amaban intensamente. Se besaron con cariño e impetuosidad, sin durar ni un solo segundo, aprovechando cada instante y situación para sentirse cálidos el uno con el otro.—Te amo tanto — dijo Olivia, y él sonrió.Continuaron cocinando juntos, perdiéndose entre caricias, confesiones, miradas coquetas y sonrisas que llegaban al fondo de sus corazones. Terminaron de cenar mientras veían una película, haciendo comentarios divertidos, algunos sarcásticos por parte de Leonardo.Finalmente, se quedaron dormidos, acurrucados en el gran sofá, sintiendo que no les hacía falta nada más que estar así, uno con el otro, sintiendo su propio calor y
—No lo digas de manera tan ligera, que quiero llorar — comentó Olivia, sintiendo que pronto comenzaría a hacerlo. —Pues es la verdad, yo te amo — dijo Leonardo, poniéndose de pie y sosteniendo su mano con delicadeza. —Pero yo estoy con Ignacio — comentó Olivia, y su voz se quebró. —¿Y qué? Él quiso que habláramos, le diremos que nos amamos. Y lo lamento por él, pero te quedarás conmigo. No dejaré que él se quede contigo. —Eso suena muy posesivo — comentó Olivia, levantando una ceja, pero con una sonrisa enorme en el rostro, porque lo amaba y estar con él era lo que siempre había deseado en toda su vida. —Pues te amo, Olivia. No amo a nadie más, ni siquiera a Emma. Solo te amo a ti. Quiero que seamos sinceros, como yo lo estoy diciendo en este momento. — Al escuchar eso, Olivia se sintió mal. No solo tenía el secreto de Emma, sino otro muy guardado profundamente. Uno que iba a visitar cada domingo por la mañana. —Está bien — comentó ell
Leonardo, mientras levantaba unas pesas haciendo bíceps, escuchó su teléfono sonar insistente hasta que tuvo que tomarlo.—:—Hola — preguntó confundido.— Señor, la encontramos.Leonardo, sin comprender demasiado, dijo: ¿A quién encontraron? — preguntó sin entender.— A Emma, tiene que llegar a la oficina.—Enseguida voy — comentó Leonardo.Por primera vez en tres largos años, casi cuatro, le decían algo así. Ahora se sentía muy confundido. Sintió que pisaba nubes mientras caminaba hacia los baños, se dio una ducha muy rápida y finalmente se vio listo en el espejo. En ese instante, nunca hubiera pensado que algo así podría llegar a ocurrir.Nervioso, salió corriendo del gimnasio. Ignacio
Olivia comenzó a llorar desesperadamente. Se sentía tan tonta e indefensa. Se subió a su vehículo y condujo hasta llegar a la casa de su prima. Llegó llorando y no podía parar, los espasmos en su espalda subían y bajaban constantemente. Hasta que no soportó más y sintió que todo se volvía borroso, cayó desmayada en el suelo.—¿Cómo puede ser posible? — preguntó Leonardo, por otro lado. Se estaba poniendo borracho y había llamado a Ignacio, quien lo miraba de frente.— Deja de tomar — lo regañó.Estaban en la casa de Leonardo.—Ella me mintió, es una mentirosa y una depredadora — dijo Leonardo.— A pesar de lo mucho que estés molesto, ella no es así, lo sabes.—¿Y cómo lo sabes? Quiero saber.— Es una buena mujer y te ama. Y
—¿Qué? — preguntó confundido.—Estaba embarazada de ti.—No me digas que tienes un hijo oculto. Dime dónde estás — preguntó Leonardo, poniéndose de pie.—Escúchame — gritó Olivia. Y él se sentó sin decir ninguna palabra.—Estaba embarazada, Leonardo. Embarazada de ti. No sabía a quién recurrir, estaba muy asustada. Pero nunca se me había cruzado por la cabeza abortarlo, me sentía feliz de ser madre. Pero cuando llegué a los 6 meses de embarazo, empecé a sentirme muy mal.—:—¿Qué te ocurrió? — preguntó Leonardo, sin poder creer lo que le decía.—Sentía olores feos, y cuando fui a hacerme la ecografía, el bebé ya estaba muerto hace semanas. Yo no me había dado cuenta, soy una estúpida. Eso fue lo peor que me pasó, Leonardo. Tuve que ponerlo en una pequeña cajita — y no pudo seguir hablando porque comenzó a llorar desesperadamente.—Tranquila — comentó Leonardo, dejando la lapicera que tenía en su mano y dando la vuelta al escritorio para abrazarla.—Mi bebé... lo lamento. Tuve que habe
"Olivia, he estado reflexionando y me doy cuenta de lo mucho que te amo. Me arrepiento profundamente de las acciones que tomé y del daño que te causé. Acepto mi culpa y te pido perdón de todo corazón. Sé que no puedo borrar el pasado, pero estoy dispuesto a trabajar en nosotros, a luchar por ti y por nuestro amor si tú aún lo deseas".Olivia escuchó atentamente las palabras de Leonardo. Sus ojos reflejaban la mezcla de dolor y amor que sentía por él. Después de un momento de silencio, tomó una decisión."Leonardo, entiendo que te arrepientas y que quieras luchar por nosotros. Pero también he pasado por mucho dolor y confusión. Necesito tiempo para sanar y encontrar mi propio camino. No puedo prometerte nada en este momento, pero estoy dispuesta a considerar la posibilidad de empezar de nuevo, siempre y cuando ambos es
—"¿Por qué no vas por ella?" — preguntó Margarita.—"Porque ya ha pasado mucho tiempo." — respondió Leonardo.—"Ve y pídele perdón." — comentó Margarita.—"No puedo." — dijo Leonardo.—"La vas a perder para siempre." — advirtió Margarita.—"Entonces estás bien." — dijo Leonardo.—"No, como tú sigues enamorado de ella y ella de ti. No dejes que conozca a alguien más, y tú tampoco lo hagas." — comentó Margarita, apoyando su mano en el hombro de Leonardo.Leonardo decidió dejar el orgullo de lado, tomó su vehículo y se dirigió hacia la casa de Olivia. Tardó exactamente 4 horas en llegar. El silencio reinaba en la carretera, al igual que la humedad. Al llegar frente a la acogedora casa, se sintió extraño.
Luego de salir por la puerta, Leonardo esperó apoyando la cabeza hacia atrás y suspiró. Pronto Ignacio se unió a ellos en la parte trasera y los miró confundido.—"¿Qué ocurre?" — preguntó Ignacio.—"Leonardo está loco. Dice que tengamos una relación poliamorosa." — explicó Olivia.—"¿Qué?" — preguntó Ignacio, confundido.—"Que estemos los dos con ella." — comentó Leonardo.—"Pero Leonardo, eso es una ridiculez. ¿De verdad me estás diciendo eso? ¿Quieres que tengamos relaciones los tres juntos?" — respondió Ignacio, incrédulo.—"No, no me refiero a eso. Sino que estemos los tres juntos, que vivamos juntos." — aclaró Leonardo.—"Es una ridiculez." — opinó Ignacio.—"En parte