Perseo, con una sonrisa traviesa en los labios, habló con complicidad. —¡Sí! Eres mi ninfa coqueta, la que se la pasa desnuda cerca de la cascada, pero te debo castigar por enviar a ese roble a detenerme por la pata y hacerme dar vueltas por el bosque. —¡Zeus! ¿Tu lobo es Zeus? — Su tono reflejaba la mezcla de asombro y diversión por la situación, recordando con cariño las travesuras que hizo. —Sí, y tú eres nuestra mate. —Ya que estamos aquí, aprovecha y me rechazas como lo tenías planeado. No te preocupes, puedo curar mi dolor y mitigar el tuyo. Como tú eres un Alfa, puedes romper el vínculo sin ningún problema. —Sus palabras reflejaban seguridad, pero por dentro tenía una batalla de sentimientos, se sentía muy atraída por ese alfa, pero estaba dispuesta a aceptar lo que él decidiera hacer. Perseo entrecerró los ojos y una sonrisa traviesa jugó en sus labios mientras comenzaba a hablar. —Yo... Perseo Willfón, nuevo alfa de esta manada, te... —Se detuvo por unos segundos, manten
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