Reino de GalaeaEn un rincón de la hermosa casa, Riu se cubría los oídos, deseando despertar de su pavoroso sueño. Su madre estaba enferma, así la había conocido. La mujer pálida, ojerosa y postrada en su lecho, contrastaba con la vigorosa imagen de su nuevo padre, el glorioso general del ejército de Arkhamis, el reino más poderoso. El hombre le dijo que su madre estaba triste, que ese era el mal que mermaba sus fuerzas. "Ahora que has llegado a nuestras vidas, ella será feliz y sanará". Riu le creyó y, poco a poco, vio a la mujer recuperar su vitalidad. Así fue por muchos años. Sin embargo, había breves momentos en que él veía en sus ojos la sombra de la debilidad, la angustiosa enfermedad que se había vuelto silenciosa, pero que seguía allí y ya no mermándole las fuerzas, sino las ideas.La enfermedad de su madre estaba en su cabeza. Veía y oía cosas que nadie más y hablaba consigo misma. Ella amaba a su hijo, pero no podía evitar asustarlo. Ella le temía a los demonios de los rinco
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