ARTURO BRUSQUETTI. Hacerla gemir de placer, es mi pasatiempo favorito, y su sabor, ¡joder! Ese se ha convertido en mi postre de todas las noches. Me he dado cuenta, que el embarazo le ha subido el deseo sexual al cien por ciento, y eso, me encanta, aunque cuando no lo estaba, nunca tuvimos inconvenientes con eso; sin embargo, ahora mis fuerzas se han reducido considerablemente. Y, para ser francos, no es una queja, al contrario, debo encontrar la forma de darle todo el placer que desee, porque se lo merece, y yo lo disfruto. Su estómago abultado es la cosa más sexy que ella posee, y ahora, que ha ganad más seguridad en sí misma, le luce perfecto. Me atrae más. Estoy en el despacho en este momento, mientras ella, se encuentra en la cocina con Natalie, conversando de no sé qué cosas, pero estoy segura que se trata de la empresa, para no mencionar a Armando. Muy en el fondo, ella está preocupada por lo de mi hermano, y quiere ayudarlo, pero también teme por la seguridad de nuestro beb
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