ARTURO BRUSQUETTI. Hacerla gemir de placer, es mi pasatiempo favorito, y su sabor, ¡joder! Ese se ha convertido en mi postre de todas las noches. Me he dado cuenta, que el embarazo le ha subido el deseo sexual al cien por ciento, y eso, me encanta, aunque cuando no lo estaba, nunca tuvimos inconvenientes con eso; sin embargo, ahora mis fuerzas se han reducido considerablemente. Y, para ser francos, no es una queja, al contrario, debo encontrar la forma de darle todo el placer que desee, porque se lo merece, y yo lo disfruto. Su estómago abultado es la cosa más sexy que ella posee, y ahora, que ha ganad más seguridad en sí misma, le luce perfecto. Me atrae más. Estoy en el despacho en este momento, mientras ella, se encuentra en la cocina con Natalie, conversando de no sé qué cosas, pero estoy segura que se trata de la empresa, para no mencionar a Armando. Muy en el fondo, ella está preocupada por lo de mi hermano, y quiere ayudarlo, pero también teme por la seguridad de nuestro beb
El grito ahogado de la mujer, llama la atención de todos. Mi hermano, inmediatamente se acerca a ella, y de su cintura, saca una navaja.— No llores, porque de lo contrario, tendré que escribir mi nombre sobre tu piel, y no será con este hermoso y elegante cuchillo — Los ojos de la castaña, estaban inundados de lágrimas, y se aguantaba las ganas de sollozar, mientras, movía la cabeza de arriba, abajo, aceptando las órdenes —. Ahora ve a cocinar algo. Tengo hambre.— Me estoy cansando, Armando — manifiesto, una vez que quedamos solos. Me pongo de pie, y camino hacia las escaleras. Pese que estoy esposado, iré a buscar a mí madre. Algo me dice que algo malo ha ocurrido —. La voy a buscar por mi cuenta.— ¿A dónde vas? Ven aquí, hermanito.— ¿Qué le has hecho a mí madre? — Vuelvo a preguntar, avanzando hacia arriba. Sus pasos se acercan a mí, y de un tirón, me manda para atrás, haciéndome caer.Gruño por el golpe, pero creo no haberme roto nada. Sin embargo, no puedo quedarme quieto. Vue
KERIANNE BACAB. Todo era aterrador. No teníamos idea de donde podría estar Arturo, pero cuando dimos, con su bendito paradero, grite al cielo un agradecimiento extenso, y me preparé para ir a rescatarlo. No iban a detenerme. Mis hombres ya estaban al mando, y Natalie ya había encontrado la forma de cuidarme la espalda, porque sabía que no me quedaría encerrada a esperar. Cuando supimos que estaba en la mansión Brusquetti, quedamos sorprendidos; pues no había rastros de que alguien viva allí, sin embargo, cuando una mujer se acercó a la empresa, junto a Smith o algún Bacab, nos dimos cuenta de que era víctima de Armando, y el presidente se encargó de avisarnos de inmediato. Ella logró escapar, pero dijo que Arturo necesitaba ayuda con urgencia, porque su hermano tenía planes terroríficos y sádicos para él. Al principio no le creí, pero sus golpes y cortes no eran normales, y cuando vi el cuerpo en descomposición de mi suegra, comprobé, que tan retorcido se ha vuelto mi cuñado y los
— ¿Necesitas algo? — pregunto, antes de salir de la habitación.Habían transcurridos veinte días exactos desde que salimos del hospital. Arturo se ha mostrado muy fuerte, aunque, ciertamente, se ha encerrado en su mundo, olvidándose por completo de mí.Armando nuevamente ha desaparecido; sin embargo, todos sus hombres han sido ejecutados por los jefes, o sea, su padre y abuelo.No obstante, Arturo no ha dicho nada al respecto. Es como si estuviera en automático. Solo trabaja y trabaja y nada más. Incluso sus hombres han comenzado a dudar de su cordura, por lo que tuve que encerrarlo y encararlo al respecto, pero simplemente me ignoró.— Nada — responde cortante. Solo eso, y ya. No hay más ninguna palabra que le siga, y no me gusta.— ¿Seguirás así?— Mi madre murió, Kerianne. Déjame llevar mi luto — responde, dándome un golpe con sus palabras.— Está bien, pero no olvides que tienes una prometida embarazada — Le recuerdo, saliendo completamente de la habitación.Bajo las escaleras, y
— ¿Estás listo? — pregunto.Nos encontrábamos en la clínica, esperando por la ginecóloga. Hoy era mi cita con ella, y el día en que sabríamos si nuestra semilla era niña o un niño. Ambos estábamos ansiosos por saber, y así, poder elegir un nombre bonito.— Estoy nervioso, pero listo. — La puerta se abre en ese momento, dando paso a una doctora, con sonrisa encantadora.— ¿Cómo está mami más hermosa? — pregunta, sentándose y abriendo el expediente.— Nerviosos.— Esperaron lo suficiente para saber ¿eh? — comenta. En verdad sí. Ya estamos por el octavo mes, y en verdad, no nos animamos antes, por temor, o no sé. pero finalmente lo decidimos.— Indecisos — responde mi prometido.Me extiende una bata y me indica el baño, donde paso a cambiarme. Posterior a eso, salgo del lugar y me recuesto sobre la camilla, con ayuda de Arturo, quien se coloca a mí lado con la vista en la pantalla. La doctora aplica un gel extremadamente frío, que me hace temblar, para después, comenzar a mover por encim
ARTURO BRUSQUETTI.Es tan agotador vivir en constante penumbras. Estar a la defensiva con la vida misma, de que aparezca él y te arrebate lo que más amas.— Señor, hemos dado con el paradero de su hermano. Lo tenemos acorralado — avisa Mauricio, ingresando de forma abrupta al lugar.Por su parte, Arturo se puse pie en un solo salto. No tenía intención de perder esta oportunidad, por fin se librarían de él; pero debía avisarle a su padre y abuelo. No sabía que decisión tomarían al respecto, pero sabía que no tenía que interponerse. Armando había llegado demasiado lejos con sus acciones, y, lamentablemente, no habría salvación para él.Subimos al coche y el chofer condujo hasta las afueras de la ciudad. Era un tinglado abandonado, parecido al que tenemos en Estados unidos. Cuando nos estacionamos en frente, no tardó en oírse los gritos de un hombre siendo torturado. Sabía de quien se trata, pero no podía intervenir, porque el trato fue no hacerlo.Ingresé en el recinto, y lo primero que
Todo era perfecto ahora. Es como si fuera un sueño, que de alguna manera aterraba. Temía un día despertar y darme cuenta, que nada de lo que he vivido es real, aunque, de alguna forma, algunas cosas me hubiesen gustado fuera diferente. — Será divertido — dice Kerianne, tomando mi mano. Estamos volando rumbo a Estados Unidos. Ella está con el bebé en los brazos, y casi nunca la deja sola. Natalie se comprometió a ayudarla a c cuidar, en caso de que lo necesite, aunque ciertamente, dudo mucho de eso —. Es la inauguración de mi nuevo hotel, amor. — Lo sé, solo estoy un poco…, raro — digo. Ella me sonríe. — Todo acabó. Tú mismo lo dijiste — Asiento y suelto un sonoro suspiro —. Estaremos bien. — Tienes razón. Debo dejar de preocuparme por ello. Solo que, aun no puedo creerlo. O sea, no creí que se acabaría de esta forma. — Tampoco lo creí. Pensaba que él se curaría, y podríamos compartir juntos, y esas cosas; pero también sabía, que eso era imposible. Su obsesión con el dinero y conmi
KERIANNE BACAB.— Estoy demasiado nerviosa — confieso, mientras me observo en el espejo en la tienda de vestidos. Estoy envuelta, con un vestido blanco, corte sirena, bordados con flores.— No entiendo por qué. Follan todos los días — responde Patricia, desde el otro lado.— Concuerdo con la rubia — apoya Paula —. No es como si no continuarían follando.— Por favor no lo hagan más en la oficina — aconseja la rubia. Mi rostro automáticamente se enciende, recordando las horas que pasó.Cuando Patricia vino por mí, me comentó que los empleados sabían lo que estaba haciendo; y, literal, no sé cómo haré para mirarlos.— ¿Estás recordando el sexo salvaje en la sala de juntas? Imagina que el edificio de al lado te haya visto — dice Paula —. ¿Por qué estás tan callada?De un solo movimiento, salgo del vestidor, con los ojos completamente abiertos, aterrada y avergonzada. O sea, no pensé en eso.— Nadie te vio, Kerianne — interviene la rubia —, a excepción de los de vigilancia. Ya sabes, las c