Todo era perfecto ahora. Es como si fuera un sueño, que de alguna manera aterraba. Temía un día despertar y darme cuenta, que nada de lo que he vivido es real, aunque, de alguna forma, algunas cosas me hubiesen gustado fuera diferente. — Será divertido — dice Kerianne, tomando mi mano. Estamos volando rumbo a Estados Unidos. Ella está con el bebé en los brazos, y casi nunca la deja sola. Natalie se comprometió a ayudarla a c cuidar, en caso de que lo necesite, aunque ciertamente, dudo mucho de eso —. Es la inauguración de mi nuevo hotel, amor. — Lo sé, solo estoy un poco…, raro — digo. Ella me sonríe. — Todo acabó. Tú mismo lo dijiste — Asiento y suelto un sonoro suspiro —. Estaremos bien. — Tienes razón. Debo dejar de preocuparme por ello. Solo que, aun no puedo creerlo. O sea, no creí que se acabaría de esta forma. — Tampoco lo creí. Pensaba que él se curaría, y podríamos compartir juntos, y esas cosas; pero también sabía, que eso era imposible. Su obsesión con el dinero y conmi
KERIANNE BACAB.— Estoy demasiado nerviosa — confieso, mientras me observo en el espejo en la tienda de vestidos. Estoy envuelta, con un vestido blanco, corte sirena, bordados con flores.— No entiendo por qué. Follan todos los días — responde Patricia, desde el otro lado.— Concuerdo con la rubia — apoya Paula —. No es como si no continuarían follando.— Por favor no lo hagan más en la oficina — aconseja la rubia. Mi rostro automáticamente se enciende, recordando las horas que pasó.Cuando Patricia vino por mí, me comentó que los empleados sabían lo que estaba haciendo; y, literal, no sé cómo haré para mirarlos.— ¿Estás recordando el sexo salvaje en la sala de juntas? Imagina que el edificio de al lado te haya visto — dice Paula —. ¿Por qué estás tan callada?De un solo movimiento, salgo del vestidor, con los ojos completamente abiertos, aterrada y avergonzada. O sea, no pensé en eso.— Nadie te vio, Kerianne — interviene la rubia —, a excepción de los de vigilancia. Ya sabes, las c
La luna de miel, fue un recorrido fenomenal. Mis padres se han quedado con la niña, mientras nosotros recorremos todo el continente americano. Especialmente, la parte sur del mismo.Lugares tropicales, gente asombrosa, hablando un idioma, brutalmente sexy, especialmente cuando Arturo es el que habla como todo un experto. Es tan atractivo, que no entiendo que rayos me sucede.Estamos en la piscina, en un hotel de Brasil, Arturo se aleja un rato de mí, para ir hasta la cantina, donde imagino, pedirá algo para los dos; sin embargo, una hermosa mujer, de piel morena, con un cuerpo tan tentador, como solo las latinas poseen, se acerca a él. No soy estúpida, para no darme cuenta que la mujer en particular, coquetea con mi hombre; sin embargo, debo admitir, que el mismo, la ignora olímpicamente, y eso, me hace sentir completamente orgullosa de él.Nunca imaginé sentir celos, pero en este mismo momento, esa incomodidad fluye en mi cuerpo, al detallar como, las manos de la morena, se posa en l
ARTURO BRUSQUETTI.Casarme con la mujer que amo, es la mejor sensación de toda mi vida. Nunca antes, había sido tan feliz, como ser el esposo de ella. Es reconfortante mirarla, es gratificante saber que soy el hombre más afortunado de este universo, por el hecho de que soy dueño de su amor. Dueño de sus besos y de sus caricias. Soy dueño de sus suspiros y gemidos.Estar entre sus piernas es como tocar el cielo con las manos. Hacerla el amor, es como estar en el paraíso. No tengo una explicación razonable para el sentimiento que surge en mi pecho cada vez que estoy cerca de ella, pero es algo único e inexplicable.Vuelvo a subir las escaleras, en busca de mi esposa. Vamos a llegar tarde a la reunión en la empresa. Misma reunión a la que ella misma me ha invitado.— Kerianne, cariño, llegaremos tarde — digo; sin embargo, me detengo cuando escucho arcadas, provenientes del sanitario, y a la niña en la cama, con sus piernas arriba. Corro hasta el sanitario, donde la encuentro, de rodillas
ARTURO BRUSQUETTI.El sol filtraba por la mañana, haciendo que toda la habitación se ilumine de una forma tan impresionante, que es imposible continuar en la cama. Gruño en respuesta, pues el sueño aún se hace presente. No soy de dormir hasta tarde, pero el cansancio es tanto que me cuesta salir de la cama.El día anterior se ha festejado el cumpleaños número uno de Holly, mi primogénita, y fue tanto el trabajo, que me encuentro tan exhausto. Creo que consiento demasiado a mi esposa, que permití que me involucre en los trabajos hecho a mano, cuando podíamos contratar a alguien que lo haga. ¿En que estaba pensando?El estómago se me revuelve de un momento a otro, que salgo de la cama casi corriendo, tropezando con un par de zapatos, hasta caer rendido ante el retrete. Estas últimas semanas no hemos vuelto como mejores amigos, y trabajar en la oficina ha sido un completo calvario.Para mala suerte mía, los antojos y las molestias del embarazo de Kerianne han recaído sobre mis hombros; e
KERIANNE BACAB ¿Fin? … En realidad, creía que era el fin de nuestro sufrimiento. Ciertamente, no fue así, pues la tempestad acababa de empezar en nuestras vidas. Acabamos con un problema, pero se había iniciado otro, y sin darnos cuenta. — ¿Qué sucede, cariño? — preguntó mi esposo, Arturo, mirando con el ceño fruncido —. Te has perdido en tus pensamientos. — Han pasado mucho tiempo, desde la última vez que el caos nos abrazó. ¿No crees que es raro? — respondí, aun dubitativa. — No debes pensar demasiado, Kerianne. Estamos bien ahora, y nuestros hijos también — Arturo tocó mi vientre, y me acarició —. Pronto también él estará corriendo por nuestro jardín. Automáticamente la duda en mi mente se disipa, dando paso a la emoción de ver a mi segundo bebé. Es un niño, y ya falta poco, para que esté a mi lado. Mi hermoso Raúl. — Tienes razón. Debería estar tranquila por esta oportunidad que la vida nos ha dado — respondí, con una sonrisa. Luego de ese día, decidí bajar por las escaler
ARTURO BRUSQUETTI.Pensar en las palabras de mi esposa, me hacía entender, de que no estábamos libres del mal que acecha a los nuestros. Siempre habría alguien entre las sombras, vigilando nuestros pasos; cada uno de ellos, para así saber, el momento exacto de atacar.Está más que claro, que sea quien sea, que haya ocasionado este accidente, sabía lo que significa Paula en la vida de Kerianne, y, por ende, la lastimaría. Esta es la desventaja del mundo de élite. No sabes en quien confiar, y no puedes tener muchas personas cercanas, porque esa será tu debilidad.Siempre fue así.Por eso, la mayoría de los empresarios somos hombres solitarios.— ¿Arturo? — Una voz femenina me despierta de mis pensamientos. Niego un par de veces, antes de percatarme que se trata de Patricia —. ¿Estás bien?— ¿Patricia? — inquirí, cuando me percaté de quien se trataba. Hacía un buen tiempo que no la veía —. ¿Qué haces aquí?Sonrió avergonzada.— Vine a ver a Kerianne, pero estaba un poco ocupada — respond
KERIANNE BACAB.En la empresa todo se vuelve tenso al día siguiente. Los empleados murmuraban a mis espaldas, pero ni siquiera se sabía de qué era el tema de conversación en cuestión; pues, Smith era un importante miembro de este gran conglomerado, pero se había hecho la idea equivocada de tener poder alguno, cuando no es así; y, por otra parte, está la situación de las fotos.Por mi parte, trabajaría solo esta semana, y luego ya lo haría desde la casa, pues cada vez estaba más pesada, mi humor variaba bastante, y la paciencia era muy escasa.— Natalie, ¿puedes darme los reportes del trabajo de Smith? — pedí, suspirando, mientras caminaba fuera del elevador —. También de Paula. ¿Alguna señal?Natalie me miró apenada y negó.— Me temo que no hay nada nuevo, señora — respondió, abriendo la puerta de mi oficina —. Le traeré un zumo y los reportes enseguida.— Gracias, Nat — respondí, cabizbaja. No quería pensar en lo negativo, pese a que el miedo tocaba a mi puerta, imaginando que perder