Capítulo 5. Secretos.
Más tarde esa noche, después de comer, despedir lobas y darme un baño, me dirigí hacia la habitación del tío Karel. La primera vez que había entrado en la torre en donde se encontraba la habitación, nadie me había detenido por lo que me imaginé que no estaba prohibido. Fue precisamente en el primer verano en el que vine al reino Central. Como la pequeña mocosa curiosa que era, me puse a vagar por el lugar hasta que di con esa enorme habitación. Lo primero que noté fue que todo estaba decorado en tonos dorados; era una hermosa habitación pero algo… falta de color. En aquél entonces estaba yo en mi etapa artística así que se me ocurrió correr por donde había venido para encontrar a algún sirviente que me trajera unas cuantas pinturas para ayudar a que esa habitación se viera hermosa. Lo primero que “embellecí” fueron las cortinas. Algunos lobos por aquí y por allá, algunos corazones porque, ¿A quién no le gustan lo corazones?, algunos arcoíris y muchísimas flores. Estaba dando los
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