—Es muy lindo, y demasiado romántico para mi gusto —acotó con cautela para no lastimar la sensibilidad de Alan.—¿Eres una chica salvaje? —La tomó de la cintura y la volteó para verla directamente a los ojos.—No sé si soy salvaje. —Sonrió apenada—. Pero sí me gusta la aventura.—Hubiese jurado que eras una chica tranquila, a pesar de tu temperamento.—¿Por qué? —musitó ella.—Quizás suene a cliché, pero como eres pintora asumí que te gustaba el interior, más que la aventura.—¿Creíste que era hogareña? —El asintió—. Me gusta estar tiempo en mi casa, pero también adoro salir y divertirme.—Entonces nuestra próxima cita será en un crucero. ¿Qué dices?—No es mucho un crucero para segunda cita.—Una semana solos los dos en altamar, sin responsabilidades, ni interrupciones.—Nunca he hecho un viaje en crucero, suena interesante. Pero no podría abandonar mi carrera en este momento.—No es abandonarla, es tomarte unas vacaciones. —Acarició su mejilla—. ¿Cuánto hace que no tomas unas?—Desd
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