—No te enojes, Sara —musitó su amiga con la voz ahogada. —No, no me enojo cariño. Me asombra, aunque en el fondo me lo esperaba. —Ya se enteraron todos sus empleados y estuvieron reclamándome por lastimar a Anne. —¿El chofer y el de seguridad te reclamaron por Anne? —preguntó confundida—. Voy a empezar a pensar seriamente lo que me has dicho antes. —¿Qué cosa? —Sorbió las lágrimas. —Sobre que ellos no son verdaderamente sus empleados. Hay algo en la cocinera que me hace ruido, sé que me dijiste que se conocen de niños, pero hay algo en ella que hace que lo trate de una forma especial. —¿En qué estás pensando? —espetó seria. —Bueno, solo es una teoría. Pero la he descubierto en alguna que otra oportunidad cuando me quedé el fin de semana, tratando a Alan como un ex. —¿Qué? —espetó molesta—. ¿Estás diciendo que Anne es ex de Alan? —No lo sé, amor. No te alteres. Solo supongo. —Sí, es así me va a escuchar. —Sara deja de hacer locuras en tu vida y piensa alguna vez por favor —la
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