Emma se zafó de mi agarre rápidamente y me miró con mala cara, afortunadamente estábamos solos y no había nadie a nuestro alrededor, de lo contrario, sería un nuevo escándalo. —No estoy jugando —respondió tajante, arreglando su blusa de manera tranquila, aunque sus ojos…—¿Vas a responder mi pregunta? —alcé una ceja y la vi sonreír sin ganas, sacudiendo la cabeza—. ¿Por qué el teatrito? Eso pareció enfurecerla.—¿Crees que eres el único que sabe hacer un papel? —su tono era de resentimiento—. Te hice un favor y así me pagas, es increíble. Me quedé paralizado, analizando sus gestos. Parecía estar llamándose al autocontrol, tomó varias veces aire y luego mostró ser una gran actriz, porque su rostro no reflejaba nada, ni siquiera sus ojos.—Querido esposo, voy a salir un rato —habló con falso tono meloso, dándome la espalda, rumbo a la salida. Pero, ¿qué?Acababa de cambiar de estado de ánimo en un santiamén, ¿qué clase de persona era? Me quedé parado como estatua, hasta que decidí s
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