—¿No irán de luna de miel? —cuestionó mi cuñada y casi me ahogué con el vino. —No, eso no va a pasar —dije y Nancy me sonrió con picardía—. Es decir, ya quedamos en que no quisiera ir de viaje y Nick… él dice que tenemos mucho trabajo. —No seas amargada —ella toma un poco de vino—. Ya te hace falta un poco de acción, ya sabes… —¿Quién dice que no he tenido sexo? —puse los ojos en blanco. —¡Interesante conversación que tienen aquí! —me sobresalté al punto de casi derramar mi trago. ¿Qué hacía él aquí?—. ¿Esto es lo que hacen las mujeres a espaldas de los hombres? ¿Hablar de sus perversiones? —Já, como si no ocurriera lo mismo con ustedes —se burló la melliza de Nick. —No digas eso, eres mi hermana y pensarlo resulta perturbador para mí —dijo Nick con desagrado. —¡Pues entonces no lo pienses! —rió, despidiéndose de nosotros con un abrazo—. Disfruten de su nuevo nidito de amor, tórtolos. Sí, las condiciones habían cambiado ahora que los padres de Nick se habían ido de vacacione
El cálido aliento de Nick comenzaba a embotar mis sentidos, y aunque sabía que debía detenerlo, por otro lado ansiaba sentir sus besos nuevamente, como cuando estábamos en esa pista de baile. Cerré los ojos y me quedé quieta, esperando lo que fuera que tuviera que esperar. Pensé que comenzaría a besarme, y aunque sentí nuevamente su aliento cosquilleando mi nariz, una leve risita me hizo abrir los ojos abruptamente. —Es lo que querías, ¿no? —se burló, sus ojos brillaban a más no poder— casi caí en tu juego, arpía interesada. Se levantó tan bruscamente que el colchón comenzó a tambalearse, y mi cabeza también. ¿Qué demonios? —¿De qué juego hablas? —pregunté desorientada, sentándome para mirarlo mejor. —Hiciste que despachara a mi conquista de turno, sólo porque sentiste celos —se rió con desparpajo— eres una manipuladora, ¿crees que obtendrás fácilmente este cuerpecito? Apreté los dientes con rabia. ¿Quién se creía que era? —¿Crees que deseo que me pongas una mano encima? —alcé
No tardé mucho en llegar, ya que era bastante cerca en taxi. Entré al hotel y minutos después, toqué su puerta.—Carl —digo preocupada al verlo tan mal— Estás ebrio.Lo ayudé a entrar y lo senté en su sofá. Le quité una botella de whisky y la coloqué en la mesa.—¿Qué sucede? —demandé con preocupación.—Nunca tuve a alguien cuando era niño, ¿sabes? —trató de ponerse de pie, pero se lo impedí— Esa mujer... no debió de ser mi madre.—Carl… —me senté junto a él y sequé sus lágrimas— ¿Qué sucede?—Pensé que ella era la mujer de mi vida —lo miré con una mueca— pero estoy condenado.. Creí que por un momento, la vida estaba siendo justa conmigo, que por fin estaba siendo amado.—Hablas de Roxanne.—Me confesó que sí me fue infiel —solté un suspiro— Qué se reencontró con un viejo amor y habían estado juntos en varias ocasiones.—Carl…—acarició su mejilla— tú eres la única que me ama de verdad —me contuve para no llorar— Me terminó por un mensaje de texto.. la mujer que amé durante 5 años me te
Bajé las escaleras y al llegar al último escalón, vi a Nick sirviendo algo en una taza. —Aquí está tu té —me dijo y puso la taza en la isla. — Las pastillas. —me las entregó.—Gracias —estornudé, me tomé las pastillas con el té. — Gracias por llevarme hasta mi habitación.—No hay de qué —miré su espalda de arriba hacia abajo. — De casualidad... ¿hice o dije algo? —él se giró y secó sus manos con una toalla.—No —respondió en seguida.—Mmmh —dudé. — ¿Seguro?—Sí. —Bueno, iré a recostarme en el sofá —él asintió. — ¿Estás seguro de que no…?—Sólo te dormiste —tomó un sorbo de café.—¿Sabes? —entrecerré mis ojos y doblé mi cabeza a un lado. — No confío en ti.—Lo sé —tomó otro sorbo para ocultar su sonrisa.***Pov. NickNoche anteriorRealmente estaba muy enferma con su nariz roja al igual que sus mejillas y ojos, la vi como se dejaba vencer por el sueño, aunque luchaba por no dormir hasta que no pudo más. La luz de la luna a través de la ventana caía en su rostro, se había quedado dor
Emma —¿Dónde dormiste anoche? —le pregunté bajando las escaleras. —Buenos días —ni siquiera me respondió y tomó su café como si nada. — Ya veo que estás mejor. —No me respondiste —solté un bostezo y me senté en el sofá. — ¿Dónde dormiste? —No dormí —volvió a tomar café. — Te preparé el desayuno. —¿Que hiciste, qué? —no lo podía creer. —Si no lo comes, me ofendería mucho — sonrió sin mostrar los dientes. —Esto es muy extraño —me puse de pie, mirándolo con aprensión. —¿Qué cosa? —Estás siendo amable. ¿Por qué tú cambio? —lo miré con desconfianza. —Solo hice el desayuno, mujer —dijo divertido y entrecerré los ojos. —No confío en ti —hice una mueca y él negó, mientras luchaba por no sonreír. —Ya lo sé —sonrió, arrugando su nariz. Fui a la isla y vi mi desayuno: me preparó huevos revueltos con tocino, también waffles y fruta picadas. Empecé a comer. —Está muy bueno —hablé con la boca llena. — Gracias. —Tienes una hora para que estés lista —lo miré con el ceño
El bar a donde fuimos era genial, las luces me cegaron momentáneamente al principio, pero al adaptarme, sonreí al ver la barra, los adornos y la pista principal. Esperaba que fuese una gran noche, necesitaba divertirme. Mis amigas pidieron sus respectivos tragos y yo hice lo mismo. Tomé un sorbo de whisky e hice una mueca de disgusto, no sabía cómo podían beber eso, era horrible. Miré a mi alrededor y una chica pelirroja parecía mirarme de forma poco amigable. Vi que se puso de pie, pero un chico le dijo algo al oído y la sentó Fruncí el ceño y Nancy me tomó del brazo para sacarme a bailar junto con Jane. No necesitábamos hombres, con nosotras 3 bastaba. Reímos, bailamos y tomamos, luego de bailar por un buen tiempo nos fuimos a nuestra mesa donde estaban los demás. —Por culpa de Nick mi prima está muerta —dijo la chica pelirroja a mi oído, yo me quedé helada. — Es un idiota. —¿Perdón? —dije un poco confundida. —Lo que escuchaste, querida —ella me miró con rencor. — Es culp
—¿Cómo está ella? —le pregunté a la enfermera que salía de su habitación.—Estable —miró el expediente—. Acaba de salir de un estudio, pero le informaremos más adelante.—¿Y? —dije impaciente.—Señor, debe de calmarse —ella me mira con una expresión neutra—. Por ahora ella está estable, puede pasar a verla.—No, gracias —ella asintió y se fue.Caminé de un lado a otro, pasando mis manos por mi cabeza. En eso llegó Dan junto a Jane, ambos lucían sumamente preocupados.—¿Qué pasó? —preguntó agitado y preocupado—. ¿Cómo está?—Estable… —solté un suspiro pesado y miré hacia el techo—. Está estable.—¿Podemos pasara verla? —preguntó Jane—. Tal vez esté despierta.—No quiero verla —mojé mis labios—. No quiero pasar.—Hermano, debes de entrar —dice y pongo los ojos en blanco—, ella debe de verte.—Ella solo te tiene a ti —Jane me tomó la mano—. Entraremos contigo.—De acuerdo —les hice caso y entramos a la habitación.Mis ojos solo fueron directamente hacia donde estaba. Dan y Jane caminaro
—¡Tienes que comer, Emma! —le grité exasperado y ella cruzó sus brazos, haciendo un puchero.—¡Oblígame! —también me gritó, estando en el sofá.—No me hagas perder la paciencia —advertí y puso los ojos en blanco—. ¡Ven a comer de una vez, maldita sea! —¡Que no!Pellizqué el puente de mi nariz y conté hasta diez. Dios, esta mujer me iba a volver loco.—¿En serio harás que te obligue a comer, Emma? ¿Crees que tengo tiempo para esto? —dije y ella se encogió de hombros, mirando a otro lado—. Vamos, esto te lo recomendó el doctor.—Pues no lo quiero comer, ¡porque no me gusta! —sonreí por la incomodidad al mismo tiempo que arrugaba mi nariz.Fui hacia ella con su plato en la mano y me miró con una expresión bastante seria, pero a la vez adorable. Me senté muy cerca de ella y respiré muy profundo, tratando de serenarme.—Escucha, yo no tengo tiempo para esto, tengo que trabajar. ¡Tengo cosas que hacer, Emma! —ella relajó su cuerpo e hizo una mueca de dolor—. ¿Qué pasa?—Nada —dijo, pero aú