Lamento la demora, mi cel se dañó y mi computadora murió. Estoy más salada que la chucha de la sirenita :(((
Bajé las escaleras y al llegar al último escalón, vi a Nick sirviendo algo en una taza. —Aquí está tu té —me dijo y puso la taza en la isla. — Las pastillas. —me las entregó.—Gracias —estornudé, me tomé las pastillas con el té. — Gracias por llevarme hasta mi habitación.—No hay de qué —miré su espalda de arriba hacia abajo. — De casualidad... ¿hice o dije algo? —él se giró y secó sus manos con una toalla.—No —respondió en seguida.—Mmmh —dudé. — ¿Seguro?—Sí. —Bueno, iré a recostarme en el sofá —él asintió. — ¿Estás seguro de que no…?—Sólo te dormiste —tomó un sorbo de café.—¿Sabes? —entrecerré mis ojos y doblé mi cabeza a un lado. — No confío en ti.—Lo sé —tomó otro sorbo para ocultar su sonrisa.***Pov. NickNoche anteriorRealmente estaba muy enferma con su nariz roja al igual que sus mejillas y ojos, la vi como se dejaba vencer por el sueño, aunque luchaba por no dormir hasta que no pudo más. La luz de la luna a través de la ventana caía en su rostro, se había quedado dor
Emma —¿Dónde dormiste anoche? —le pregunté bajando las escaleras. —Buenos días —ni siquiera me respondió y tomó su café como si nada. — Ya veo que estás mejor. —No me respondiste —solté un bostezo y me senté en el sofá. — ¿Dónde dormiste? —No dormí —volvió a tomar café. — Te preparé el desayuno. —¿Que hiciste, qué? —no lo podía creer. —Si no lo comes, me ofendería mucho — sonrió sin mostrar los dientes. —Esto es muy extraño —me puse de pie, mirándolo con aprensión. —¿Qué cosa? —Estás siendo amable. ¿Por qué tú cambio? —lo miré con desconfianza. —Solo hice el desayuno, mujer —dijo divertido y entrecerré los ojos. —No confío en ti —hice una mueca y él negó, mientras luchaba por no sonreír. —Ya lo sé —sonrió, arrugando su nariz. Fui a la isla y vi mi desayuno: me preparó huevos revueltos con tocino, también waffles y fruta picadas. Empecé a comer. —Está muy bueno —hablé con la boca llena. — Gracias. —Tienes una hora para que estés lista —lo miré con el ceño
El bar a donde fuimos era genial, las luces me cegaron momentáneamente al principio, pero al adaptarme, sonreí al ver la barra, los adornos y la pista principal. Esperaba que fuese una gran noche, necesitaba divertirme. Mis amigas pidieron sus respectivos tragos y yo hice lo mismo. Tomé un sorbo de whisky e hice una mueca de disgusto, no sabía cómo podían beber eso, era horrible. Miré a mi alrededor y una chica pelirroja parecía mirarme de forma poco amigable. Vi que se puso de pie, pero un chico le dijo algo al oído y la sentó Fruncí el ceño y Nancy me tomó del brazo para sacarme a bailar junto con Jane. No necesitábamos hombres, con nosotras 3 bastaba. Reímos, bailamos y tomamos, luego de bailar por un buen tiempo nos fuimos a nuestra mesa donde estaban los demás. —Por culpa de Nick mi prima está muerta —dijo la chica pelirroja a mi oído, yo me quedé helada. — Es un idiota. —¿Perdón? —dije un poco confundida. —Lo que escuchaste, querida —ella me miró con rencor. — Es culp
—¿Cómo está ella? —le pregunté a la enfermera que salía de su habitación.—Estable —miró el expediente—. Acaba de salir de un estudio, pero le informaremos más adelante.—¿Y? —dije impaciente.—Señor, debe de calmarse —ella me mira con una expresión neutra—. Por ahora ella está estable, puede pasar a verla.—No, gracias —ella asintió y se fue.Caminé de un lado a otro, pasando mis manos por mi cabeza. En eso llegó Dan junto a Jane, ambos lucían sumamente preocupados.—¿Qué pasó? —preguntó agitado y preocupado—. ¿Cómo está?—Estable… —solté un suspiro pesado y miré hacia el techo—. Está estable.—¿Podemos pasara verla? —preguntó Jane—. Tal vez esté despierta.—No quiero verla —mojé mis labios—. No quiero pasar.—Hermano, debes de entrar —dice y pongo los ojos en blanco—, ella debe de verte.—Ella solo te tiene a ti —Jane me tomó la mano—. Entraremos contigo.—De acuerdo —les hice caso y entramos a la habitación.Mis ojos solo fueron directamente hacia donde estaba. Dan y Jane caminaro
—¡Tienes que comer, Emma! —le grité exasperado y ella cruzó sus brazos, haciendo un puchero.—¡Oblígame! —también me gritó, estando en el sofá.—No me hagas perder la paciencia —advertí y puso los ojos en blanco—. ¡Ven a comer de una vez, maldita sea! —¡Que no!Pellizqué el puente de mi nariz y conté hasta diez. Dios, esta mujer me iba a volver loco.—¿En serio harás que te obligue a comer, Emma? ¿Crees que tengo tiempo para esto? —dije y ella se encogió de hombros, mirando a otro lado—. Vamos, esto te lo recomendó el doctor.—Pues no lo quiero comer, ¡porque no me gusta! —sonreí por la incomodidad al mismo tiempo que arrugaba mi nariz.Fui hacia ella con su plato en la mano y me miró con una expresión bastante seria, pero a la vez adorable. Me senté muy cerca de ella y respiré muy profundo, tratando de serenarme.—Escucha, yo no tengo tiempo para esto, tengo que trabajar. ¡Tengo cosas que hacer, Emma! —ella relajó su cuerpo e hizo una mueca de dolor—. ¿Qué pasa?—Nada —dijo, pero aú
Las luces de la ciudad se extendían a lo lejos, parpadeando como pequeñas estrellas artificiales desde la ventana de mi habitación. Esa vista siempre me envolvía en una nostalgia terrible, una sensación que no podía esconder. Me recordaba noches más simples, cuando mi mayor preocupación era elegir qué película ver en la televisión.Me arreglé para dormir, haciendo una trenza en mi cabello. Al escuchar la puerta de la habitación de Nick cerrarse, solté un suspiro triste. Ya llevábamos un mes y medio casados, y mi vida no era tan complicada como lo era ahora, en ese acuerdo de matrimonio de mierda. La idea era que un matrimonio arreglado simplificaría las cosas, pero estaba equivocada.No había hablado con Nick en días, solo nos decíamos monosílabos y solo cuando era necesario. Sus palabras seguían resonando en mi mente, especialmente una frase que se clavó como una espina en mi corazón.“Estás sola.”Tenía razón, aunque no se lo había dicho. Siempre había estado sola desde que mi ma
Los días pasaban lentamente, como si el tiempo mismo se hubiera aliado en mi contra. Estaba terminando de lavar los platos cuando escuché los pasos de Nick bajando las escaleras. Mi corazón dio un pequeño vuelco al verlo en su traje gris.Siempre se veía tan guapo, tan seguro de sí mismo. Por unos segundos, nuestras miradas se encontraron y sentí una mezcla de emociones: resignación, tristeza y un sentimiento extraño que no quería averiguar.—No me molestaré siquiera en preguntarte, ya sé la respuesta —dije, intentando mantener mi tono neutro.Nick suspiró, visiblemente incómodo. —La reunión no va a tardar, volveré pronto.Esbocé una sonrisa amarga. —¿La reunión o la fiesta? —cuestioné, viendo cómo él desviaba la mirada—. No importa. Diviértete.Nick y yo habíamos estado viviendo momentos muy tensos. Todo lo que me había pasado, mi incapacidad de abrirme a él, y la desconfianza que se había instalado entre nosotros, había creado un abismo casi insalvable.Tomé mi comida y una lat
Nancy estaba a un lado, con el rostro desencajado y los ojos rojos de tanto llorar. Parecía estar a punto de un colapso nervioso. Me acerqué a ella con cuidado, intentando no asustarla más de lo que ya estaba.—Nancy, cálmate. Voy a ver a Nick y te diré cómo está en cuanto pueda, ¿de acuerdo?Ella asintió con la cabeza, pero no dijo nada. Al lado de Nancy, su madre, con el rostro igual de preocupado, me dedicó una sonrisa débil. Me sostuvo la mejilla con cariño y susurró:—Él te necesita, Emma.Le tomé la mano, tratando de transmitirle algo de tranquilidad.—Si quiere, puede ir a casa. Yo me quedaré a cuidar de su hijo.Ella dudó un momento antes de asentir, sus ojos llenos de gratitud.—Gracias, hija.La doctora apareció en ese momento y me hizo un gesto para que la siguiera. Le di una última mirada a Nancy antes de alejarme. Sabía que no dejaría a su hermano en ese estado, así que no insistí.Mientras caminábamos hacia el ascensor, la doctora me explicó la situación.—Él llegó co