Hubo un largo e incómodo silencio durante el trayecto hasta el centro comercial, Abby todavía estaba asustada, pudieron haber tenido un accidente muy grave si no hubiera frenado a tiempo. Helena, por su parte, estaba abstraída en sus pensamientos, hacía mucho que no veía lobos, y no era usual que ellos cruzaran la carretera a plena luz del día, se suponía que eran animales más bien nocturnos, aunque no del todo, ¿Pero arriesgarse a salir así con el tráfico vehicular? Tal vez algo amenazaba su hábitat. —Llegamos… creo que mejor vamos por algo dulce para que nos pase el susto, y después de compras… ¿Qué dices? Propuso la rubia un poco más calmada. Helena asintió, era mejor avanzar, lo había aprendido bien, toda su vida se había basado en eso, avanzar al siguiente nivel, no quedarse atrás ni enfrascarse en los pensamientos autodestructivos, por difícil que fuera. —Vamos, quiero una montaña de helado, y hoy no te puedes negar, ¡Estoy de cumpleaños! — Dijo ofreciéndole una amplia sonri
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