— ¿Podrías darme eso? Susan preguntó mientras terminaba de recoger el desorden de la casa. Ya todos los invitados se habían ido y no quería dejar mucho de limpiar para el día siguiente. —Bueno, chicas, creo que me iré a descansar, estoy cansado y mañana tengo cosas que hacer en el trabajo. — ¿Ya te vas a dormir papá? —Si tesoro, hace mucho frío, creo que el solsticio de invierno este año entró con mucha fuerza… —Pensé que hablaríamos un rato, además, creo que ustedes dos me deben una explicación… Apuntó la chica refiriéndose al hecho de que habían planeado la fiesta a pesar de su deseo de no querer celebrar nada. Su padre hizo un gesto gracioso como cuando alguien sabe que ha metido la pata. —Me declaro culpable — dijo en tono risueño levantando la mano — Teníamos que hacerlo preciosa, nunca sales a divertirte con tus compañeros y jamás quieres que se celebre tu cumpleaños, además, este es especial, ya no eres más una niña, ¡Son tus veinte! No podíamos solo dejarlo pasar… Exp
Helena se dio una ducha caliente, dejó que agua corriera por su cuerpo para relajarse, había sido un día pesado y diferente, muy diferente a los aburridos días de siempre. Se vistió con algo cómodo y abrigado y tan pronto puso la cabeza sobre la almohada, se hundió en un profundo sueño mientras el agotamiento le ganaba la partida. Comenzó a caminar sobre un prado hermoso y verde, era un campo enorme cuyos linderos se veían a mucha distancia, terminando en una cordillera montañosa de un lado, y el mar del otro. No reconocía el paisaje y, sin embargo, le parecía absolutamente familiar. El ambiente era cálido en esa estación del año. Casi podía sentir como se mezclaban el aire cargado a salitre con el puro y lleno del aroma a madera que venía de las montañas. Inspiró profundo llenando sus pulmones, era tranquilizador. De pronto alguien se acercó por la espalda tomando su cintura por detrás y le susurró algo al oído. —Mi gorrión... ya estás aquí... La voz ronca y profunda pareció un
Helena tomó las llaves del auto de su madre y se despidió al salir sin detenerse mucho para que su madre no le diera un sermón, al llegar a la cochera vio su carcacha estacionada a un lado, ya su padre se había hecho cargo de traerla de regreso con una grúa.El ver el auto trajo a su memoria los eventos del día anterior, el rostro perfecto de Vasil y su expresión furiosa cuando fue por los lobos y el sueño húmedo de esa mañana.— ¿Saldrás? — La voz de Alex la sobresaltó.— ¡Papá! — Llevándose la mano al pecho por la impresión — Si, la abuela quiere verme.—Vas a necesitar otro auto para movilizarte a la universidad… pero en este momento estoy un poco corto de fondos…—No te preocupes, seguramente Abby podrá llevarme mientras tanto, de todas maneras estoy en la vía, ella debe pasar siempre por aquí — Dijo para tranquilizarlo mientras ponía en marcha el auto de su madre.— ¡Nos vemos más tarde! — Gritó agitando la mano por la ventanilla.Helena condujo a través de la carretera, el blanc
Los músculos se le tensaban marcándose por encima de la camiseta de algodón delgada y húmeda, cada vez que levantaba las pesas como si no estuvieran hechas de metal en absoluto. Su respiración rítmica marcaba como un metrónomo el compás de sus movimientos perfectos uno, dos, tres...Intentaba concentrarse en hacer bien las cosas, pero tenía mucho tiempo sin ir de caza y sin dejar salir a su lobo... mucho tiempo siendo solo Vasil Lincoln, el hombre, el empresario, el tipo rico... necesitaba darle algo de libertad a su verdadero yo, o en cualquier momento iba a salir sin permiso y a causar un enorme desastre.—Señor, no puede torturarse de esa forma, debe salir, valla de caza, déjelo libre por unas horas, le vendrá bien...Le dijo uno de los hombres de confianza.—No recuerdo que lo hubiera tenido atado antes durante tanto tiempo, no es sano para usted, y es... peligroso... sobre todo para sus principios...Se refería a los principios que no incluían humanos en el menú. Mientras más ti
Helena apenas si desayunó esa mañana, estaba demasiado alterada como para dejar que su madre notara que era un manojo de nervios. Además, era muy temprano como mostrarse malhumorada o nerviosa, más le valía aparentar tranquilidad.Rectificó por mensajería que Abby pasaría por ella para ir a la universidad y la esperó afuera, deseando que el frío le congelara los sesos y le sacara de la cabeza las locuras en las que estaba pensando últimamente, antes de que tuviera que regresar con el psiquiatra.— ¿Te puedo llamar más tarde? Es que tengo que buscar unas cosas y voy a tardarme, así nos ponemos de acuerdo para comer juntas el almuerzo y luego llevarte de regreso, ¿Vale? — Le dijo Abby en cuanto terminó la clase.—Está bien, hay algo que quiero hacer y necesito el tiempo, así que me vendría de maravilla — Le contestó de regreso.Helena había pensado en pasar por el departamento de historia y culturas antiguas, para preguntar si alguien allí podía darle alguna información sobre el regalo
Vasil había salido disparado del terreno contiguo al patio de la casa de Helena, había sido bastante desestabilizador, nunca pensó que su conexión mental con ella fuera tan fuerte, apenas si había cruzado un par de palabras con la chica como para que de la nada ahora tuviera una conexión telepática tan fuerte y siendo ella una humana.Las imágenes de la chica semidesnuda frente al espejo tocándose mientras pensaba en él eran como para desequilibrar a cualquiera. Necesitaba que el frío del invierno apagara el fuego que comenzaba a apoderarse de él antes de que se devolviera para entrar a la fuerza en la casa y cometer una estupidez.No tenía mucho sentido, salvo lo que él ya sospechaba, que Helena fuera la reencarnación de Freya, su esposa, pero todavía no estaba completamente seguro, era muy prematuro asegurarlo porque todo estaba basado en una corazonada, la que tuvo aquel día que la salvó de los lobos salvajes.Nunca había oído que un hombre lobo tuviera una conexión tan fuerte con
Helena seguía en la oficina de la Dra. Frazer mientras ella buscaba información sobre el collar en una pila de libros.—Mira, aquí está — Dijo la Dra. Frazer por fin después un rato de búsqueda entre sus cosas — Sabía que lo había leído en alguna parte…— ¿Qué es eso? — Helena quiso saber.—Es un libro de mitología del norte de Europa, aquí hay algo sobre tu collar… — Mientras pasaba las páginas — ¡Mira, aquí!Señalando con el dedo una imagen extraída de un documento muy antiguo, el pie de la foto decía que se había encontrado entre los escombros de unas ruinas en Noruega, y el dibujo era exactamente igual a la joya que pendía de su cuello.— ¡Wao! Es idéntico al mío, ¿Y eso qué significa?—Significa que es un collar muy antiguo, y que debe estar en tu familia desde hace mucho, según estos documentos data de una época anterior a nuestra era, y no se sabe exactamente la fecha, pero puedo decirte que es una verdadera reliquia arqueológica.—Entonces lo que mi bisabuela me contó era cier
La revuelta estaba al rojo vivo en la manada Luna Roja, lacayos de la Casa de las Garras Sangrientas, traidores por naturaleza porque por sus venas corría la sangre de Azar, el hermano mayor de Vasil y quien quiso destronarlo cuando por accidente este lo mordió en una pelea convirtiéndolo en el primer Lycan nacido humano. El ataque del lobo desconocido tenía a todos con los nervios de punta, se debieron extremar los cuidados y la protección, y los cuatro hombres estaban siendo atendidos en el hospital de la manada. Los integrantes pidieron la celebración de un consejo, nunca antes se habían enfrentado a un adversario de tal envergadura capaz de dejar casi muertos a cuatro de los mejores guerreros. Algo raro estaba sucediendo. — Alfa Dolph Ross, solicitamos que se realice un Consejo, queremos explicaciones de lo que ha ocurrido. Un puñado de hombres de la manada se acercó al líder para exigir explicaciones. —Se supone que somos la raza más poderosa que existe, ¿No es lo que usted n