Helena apenas si desayunó esa mañana, estaba demasiado alterada como para dejar que su madre notara que era un manojo de nervios. Además, era muy temprano como mostrarse malhumorada o nerviosa, más le valía aparentar tranquilidad.Rectificó por mensajería que Abby pasaría por ella para ir a la universidad y la esperó afuera, deseando que el frío le congelara los sesos y le sacara de la cabeza las locuras en las que estaba pensando últimamente, antes de que tuviera que regresar con el psiquiatra.— ¿Te puedo llamar más tarde? Es que tengo que buscar unas cosas y voy a tardarme, así nos ponemos de acuerdo para comer juntas el almuerzo y luego llevarte de regreso, ¿Vale? — Le dijo Abby en cuanto terminó la clase.—Está bien, hay algo que quiero hacer y necesito el tiempo, así que me vendría de maravilla — Le contestó de regreso.Helena había pensado en pasar por el departamento de historia y culturas antiguas, para preguntar si alguien allí podía darle alguna información sobre el regalo
Vasil había salido disparado del terreno contiguo al patio de la casa de Helena, había sido bastante desestabilizador, nunca pensó que su conexión mental con ella fuera tan fuerte, apenas si había cruzado un par de palabras con la chica como para que de la nada ahora tuviera una conexión telepática tan fuerte y siendo ella una humana.Las imágenes de la chica semidesnuda frente al espejo tocándose mientras pensaba en él eran como para desequilibrar a cualquiera. Necesitaba que el frío del invierno apagara el fuego que comenzaba a apoderarse de él antes de que se devolviera para entrar a la fuerza en la casa y cometer una estupidez.No tenía mucho sentido, salvo lo que él ya sospechaba, que Helena fuera la reencarnación de Freya, su esposa, pero todavía no estaba completamente seguro, era muy prematuro asegurarlo porque todo estaba basado en una corazonada, la que tuvo aquel día que la salvó de los lobos salvajes.Nunca había oído que un hombre lobo tuviera una conexión tan fuerte con
Helena seguía en la oficina de la Dra. Frazer mientras ella buscaba información sobre el collar en una pila de libros.—Mira, aquí está — Dijo la Dra. Frazer por fin después un rato de búsqueda entre sus cosas — Sabía que lo había leído en alguna parte…— ¿Qué es eso? — Helena quiso saber.—Es un libro de mitología del norte de Europa, aquí hay algo sobre tu collar… — Mientras pasaba las páginas — ¡Mira, aquí!Señalando con el dedo una imagen extraída de un documento muy antiguo, el pie de la foto decía que se había encontrado entre los escombros de unas ruinas en Noruega, y el dibujo era exactamente igual a la joya que pendía de su cuello.— ¡Wao! Es idéntico al mío, ¿Y eso qué significa?—Significa que es un collar muy antiguo, y que debe estar en tu familia desde hace mucho, según estos documentos data de una época anterior a nuestra era, y no se sabe exactamente la fecha, pero puedo decirte que es una verdadera reliquia arqueológica.—Entonces lo que mi bisabuela me contó era cier
La revuelta estaba al rojo vivo en la manada Luna Roja, lacayos de la Casa de las Garras Sangrientas, traidores por naturaleza porque por sus venas corría la sangre de Azar, el hermano mayor de Vasil y quien quiso destronarlo cuando por accidente este lo mordió en una pelea convirtiéndolo en el primer Lycan nacido humano. El ataque del lobo desconocido tenía a todos con los nervios de punta, se debieron extremar los cuidados y la protección, y los cuatro hombres estaban siendo atendidos en el hospital de la manada. Los integrantes pidieron la celebración de un consejo, nunca antes se habían enfrentado a un adversario de tal envergadura capaz de dejar casi muertos a cuatro de los mejores guerreros. Algo raro estaba sucediendo. — Alfa Dolph Ross, solicitamos que se realice un Consejo, queremos explicaciones de lo que ha ocurrido. Un puñado de hombres de la manada se acercó al líder para exigir explicaciones. —Se supone que somos la raza más poderosa que existe, ¿No es lo que usted n
—Sé que te molestará todo lo que voy a decirte, pero no puedes verte débil delante de los demás, ellos son fieles, es cierto, de comprobada lealtad durante siglos, pero no por eso deja de afectarles la debilidad del Alfa… —No soy débil Demetrio — Contestó con firmeza. — ¿A, no? — Dándole un puñetazo sobre la pierna herida que acababan de suturarle. — ¡Ah! ¡Imbécil! ¿Qué pretendes? — ¡Mostrarte lo débil que estás! Si alguno quisiera revelarse… —Nadie se atrevería, ellos saben quién soy, además, dificulto mucho que consigan a un jefe tan benevolente como yo, lo sabes… nunca les ordenaría hacer algo que esté mal… ¡No tengo los cojones! —Es cierto… pero de todas formas nadie quiere a un líder que ha perdido el rumbo, así que no descuides nuestro norte, entiendo lo que sientes por ella… Dijo Demetrio tanteando el terreno con excesivo cuidado, no iba a meterse en suelo pantanoso y exceder los límites de la confianza, pero el problema era ese, Freya, Helena, era la misma cosa. Esperó
El móvil de Helena sonó, y la chica dejó caer sus cosas torpemente al intentar responder.Demetrio se inclinó ágilmente para ayudarla a levantar sus cosas y fue cuando lo notó.El fuerte olor hizo que Vasil se girara hacia su Beta luego de haber comenzado a caminar hacia la oficina, ya estaba a cierta distancia como para regresarse, sin embargo, el aroma lo golpeó cuando ella se movió para tomar el teléfono y responder la llamada de Abby, Demetrio se encargó de que lo sintiera tanto como él.«¿Hueles eso?» Le preguntó Demetrio a su Alfa mentalmente «Huele a lobo, y no es de los nuestros».«¡Carajo! Uno de ellos ha estado demasiado cerca».«Entra en la oficina, yo me encargo, no la perderé de vista».Vasil continuó, confiaba plenamente en su lugar teniente, se sentó en la oficina del Decano y mantuvo una sonrisa amplia y magnética, como la que usaba cada vez que debía convertirse en el exitoso hombre de negocios.Mientras hablaba de su clase magistral allá dentro, Abby apareció, traía
Antenor había colgado el teléfono con visible molestia después de haber recibido la llamada del Alfa Dolph, no era posible que ese perro fuera tan incompetente. No era capaz de mantener ni siquiera la seguridad de su propia manada, y como el inútil que era estaba llamándolo a él para que fuera a arreglar sus pequeños problemas domésticos, cuál cachorro sin destetar escondido tras las faldas de su mamá esperando a que le cambiaran el pañal.Antenor gruñó por lo bajo y maldijo su mala suerte.— ¡Este tipo siempre está causando problemas! No puede hacer nada sin antes llamar a molestar, es como si no pudiera pensar por sí solo.Si alguien había entrado a su territorio sin ser descubierto, solo significaba que no había sido capaz de vigilar bien su espacio o de dirigir bien a sus lacayos y subordinados. — ¡No puede ser, tendré que darle una capacitación de liderazgo, ya me está hartando! — Antenor seguía bufando mientras caminaba de un lado al otro de su oficina echando chispas.Al deja
Helena estaba muy cansada, había sido un día ajetreado, pero interesante, no era capaz de conciliar el sueño, se sentía tan emocionada y extrañamente atraída por el empresario que le era casi imposible quedarse dormida.Repasó en su mente los eventos de esa tarde, habían aceptado la invitación a almorzar de ambos caballeros y acabaron comiendo en un restaurante de estrellas Michelin. Algo que seguramente el padrastro de Abby podría pagar, pero Helena definitivamente no.Vasil se había portado con ella tan caballero y galante que parecía como sacado de una novela victoriana. Todo elegancia y distinción, belleza y porte. Pero había algo en su mirada que la trastocaba, algo que todavía no terminaba de gustarle, aunque no sabía bien que era.Su mirada era dulce y amable, y en otras ocasiones seductora y salvaje, era como si llevara un depredador en su interior, no sabía por qué le hacía recordar al gato de su amiga, que era una bola de pelo adorable, pero aun así se había comido al canar