—¿No podía solo llamarme, niña? —preguntó Franco cuando se acercó a Estefanía.—Lo siento, señor, pero estuve intentándolo y no sé si hay una falla en la señal o qué pasa, pero por más que le marcaba la llamada no entraba —contestó Estefanía con el rostro de niña regañada que, ya sabía, le encantaba a Franco—. Hortensia me dijo que estaría aquí, así que vine a buscarlo.Franco se cruzó de brazos, sabiendo que todo lo que había dicho su asistente era mentira pero, como había acordado con Valeria, le haría creer a Estefanía que estaba convencido de lo que le había dicho.—Está bien, igual no importa, ¿pero qué es lo que me tiene que decir que resulta tan importante?—Tiene que ver con el caso de las sociedades, señor, ¿lo recuerda? ¿El de la familia? —dijo Estefanía sin dejar de simular su cara de colegiala regañada— Logré contactarlos a todos, pero me temo que varios de ellos van a viajar esta noche y solo pueden reunirse hoy, en unas horas, así que me tomé el atrevimiento de citarlos
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