No dejé de reírme, mientras él se mantuvo serio. ¿No le dio pena bajarse del carro con ese casco?—Se dice, hola.Continué riéndome. Mis abuelos también lo hicieron, él ingresó y los saludó muy amable.—Hola, Iskander.Le dio la mano al abuelo mirándolo a los ojos. Vestía de jean negro y camiseta gris, el casco era negro. Su hermanita tenía un vestido azul cielo, se veía preciosa.—Lo siento, pero no confió en que no salga herido. Hasta que no me sienta tranquilo protegeré mi cabeza. —Nos explicó a todos.—Adiós, abuelos.Mientras caminaba al auto, su hermanita lo grababa a escondidas. Al mirarme se sonrojó.—No le digas, pero se está comportando extraño.—¿Extraño?—Iskander es muy serio, nunca se ríe. Y mamá no cree que por momentos lo hace solo.Azra se sentó en el puesto de atrás, a mí me dejó de copiloto. En ese momento me percaté del reloj de Batman en su muñeca. Eso me hizo reír aún más, pero no dije las razones del nuevo ataque de risa. No tenía idea de lo que pasaba conmigo,
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