El camino a la casa de Bastián Amelia se le hizo eterno, no hacía más que llorar recostada su pecho en la parte de atrás del maybach que funciona como transporte ya que es un blindado. Sabe perfectamente que su novio no se permite dejar ningún cabo suelto que comprometa su seguridad. — ¿A dónde vamos? – exige con sutileza.— A un sitio seguro, ya te dije que no me gusta correr riesgos cuando se trata de tu seguridad – explica, pero no la mira a la cara.Subiste está fija en el espejo retrovisor no solo en los ojos de su jefe de seguridad sino en el auto que viene detrás siguiéndolos, confía plenamente en César ya que es un elemento táctico por haber sido militar sin embargo se encuentra en una disyuntiva entre preguntar qué procede y ordenar cualquier procedimiento personal.— ¿Vas a aislarme mientras mi madre corre peligro? - se incorpora moviéndose bruscamente entre sus brazos sentada aún en su regazo.— Voy a aislarte, sí – expresa con el descaro que lo caracteriza —, pero es
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