La sacó de aquella casa, el aire entre los dos parecía muy pesada, su cara seguía roja e hinchada, así que decidió llevarla al hospital, el cual era de su propiedad.Al llegar todos lo saludaban con respeto, Sara me miró con algo de insatisfacción y dijo:—Solo fueron algunas bofetadas, no estoy herida, ¿Podríamos irnos ya? —Magnus la miró con seriedad, aunque sentía ternura, no lo demostró.—Necesitas que te pongan compresas y te baje la hinchazón —explicó con paciencia.¡Oh Dios bendito! Fui para verla aunque sea por un momento y eme aquí, ahora la tengo conmigo, quizás quería lograr invitarla a comer y saber mas de ella, pero ahora logré mas que eso, ella está conmigo y no se que me pasa, pero no quiero dejarla ir, pensó Magnus sintiéndose feliz.Al dia siguiente tenía que viajar a Japón, sin embargo estaba deseando no ir.Es lo que se repetía hasta el cansancio, ella habia venido a cambiar su mundo como si nada, ella era una ladrona, se había robado su voluntad.Pero, allí estaba
Leer más