La sacó de aquella casa, el aire entre los dos parecía muy pesada, su cara seguía roja e hinchada, así que decidió llevarla al hospital, el cual era de su propiedad.
Al llegar todos lo saludaban con respeto, Sara me miró con algo de insatisfacción y dijo:—Solo fueron algunas bofetadas, no estoy herida, ¿Podríamos irnos ya? —Magnus la miró con seriedad, aunque sentía ternura, no lo demostró.—Necesitas que te pongan compresas y te baje la hinchazón —explicó con paciencia.¡Oh Dios bendito! Fui para verla aunque sea por un momento y eme aquí, ahora la tengo conmigo, quizás quería lograr invitarla a comer y saber mas de ella, pero ahora logré mas que eso, ella está conmigo y no se que me pasa, pero no quiero dejarla ir, pensó Magnus sintiéndose feliz.Al dia siguiente tenía que viajar a Japón, sin embargo estaba deseando no ir.Es lo que se repetía hasta el cansancio, ella habia venido a cambiar su mundo como si nada, ella era una ladrona, se había robado su voluntad.Pero, allí estaba el asunto, él la dejaría hacer lo que quisiera con su corazón, se lo permitiría.El doctor que vino a atenderla, estuvo todo el tiempo asustadizo y tembloroso, aunque no era de gravedad la condición de Sara, Magnus puso cara de pocos amigos y se sentó a su lado viendo que el doctor hiciera bien su trabajo.—Señor Magnus, su novia ya ha sido revisada, la inflamación le bajará de aquí a mañana —dijo el doctor, era un graduado joven, de alguna manera sus palabras le sonaron a maravilla, le gustó la referencia que hizo, aunque Sara lo viera inconforme y dijera.—No soy su novia —el doctor miró asustado a la chica, mientras el hombre volviera a ver al doctor y sonriera con una cara de tonto.—No te preocupes Dr. Robledo —él le había leído el nombre en la placa de su uniforme médico al doctor.—Quizas tus palabras fueran proféticas y en verdad ella se convierta en mi novia, o mi prometida —dijo mirando a la mujer quien levantara los ojos y le mirase frunciendo el ceño.Un momento después al salir, Sara pidió a Magnus que la llevara en casa de una amiga.—Señor Magnus, ¿me puede llevar a casa de una amiga? —al oírla él la miró con desánimo, ella mencionó con seriedad su problema familiar.—Le pido una enorme disculpa por ver la decadente relación que llevo con mi hermana Clara... —hizo un momento de silencio, después de que Sara quedara callada, el hombre hizo referencia al asunto.—La actitud injusta de tu madre al tratarte así, es verdaderamente un asco.Opinó al respecto, ella esbozó una sonrisa mientras mirara hacía afuera tratando de esconder sus lágrimas.Sin saber que mas hacer, se acercó a ella y la tomó de su mentón para ver sus ojos, sabía que sufría el engaño de ese hombre y la traición de su propia hermana.—Todos tenemos algo que quisiéramos borrar o esconder de nuestras vidas, mas es inevitable, debemos aprender a vivir con eso —le argumentó su pensar.Quería que ella supiera que no era la única con una familia distorsionada, que a pesar de todo, la amaban muchos otros, como él.—Por favor, no te culpes por ello ni tampoco te averguences —ella le miró con una mirada perdida, él la abrazó.—Otros son los culpables de sus actos, tu no te preocupes de ello —dijo Magnus, se dió cuenta que estaba tratando de ayudarla en todo momento, que ella le importaba y que tenía ese lado amable.Quería tranquilizarla y también quería hacer daño a todos los que la habían hecho llorar.Y no se quedaria mucho tiempo de brazos cruzados, porque al dia siguiente empezaría su labor de dejar a la Familia de Sara en escombros.Ella lloró en su pecho, sus lágrimas habían empapado toda su camisa, sin embargo eso a él no le importó en nada, dejó que llorara y sacara todo ese dolor de su interior y así lo hizo hasta quedar dormida.Al verla dormir, hasta unos pequeños ronquidos dió, sin embargo sonrió satisfecho de tenerla junto a su cuerpo sintiendo su tibio calor de su cuerpo.Llamó a Mendraco su asistente y le dio la dirección donde se hallaba, le pedio que viniera, al llegar, el asistente vió la escena y sus ojos brillaron al ver que tenía a una mujer dormida en sus brazos.Respondió a su sonrisa al igual que su hombre de confianza con él, le pidió que lo llevara a casa. El asistente se sorprendió todavía mas. Habló bajito, le preguntó con sutileza.—¿La vas a llevar a tu refugio? —se sintió algo enojado, pues claramente dijo que la llevaría a su hogar.—Vamos, sin comentarios por favor —ordenó al hombre quien rápido se sentó en el volante y empezó a manejar.Al llegar, se bajó con cautela, lo hizo trayendo a la mujercita en sus brazos. Ella seguía dormida, así que la llevó directo a su cama y la depositó en ella, si los que diseñaron la habitación, hubieran puesto en ese entonces a esta mujer acostada en la cama, que completo sería la vista perfecta, la que disfrutaba justo ahora, pensó, ella adornaba muy bien su cama.Esa misma madrugada no cerraría los ojos, pasó contemplando su diseño de cuerpo bien torneado, su piel brillante y sana, su mentón y sus cejas tupidas y arqueadas, una belleza estrambótica e impar, nadie le haría juego a su lindura.A la mañana siguiente, tendría que estar en el otro lado del charco, por lo que esa misma madrugada se dispuso a viajar.Para eso eran los aviones privados que tenía esperando, para ir y venir, pero antes de irse, encargó a su mayordomo, su amo de llaves, Freizman Fedrick, un hombre cabal y honesto, casi lo veía como a un familiar al señor Freizman.Su comportamiento era la de un hombre apacible y servicial, presto a atenderlo en todas sus necesidades y sobre todo cubriendo cabalmente sus intereses como si fuesen los propios.—Señor Magnus, su avión está listo para despegar —le informó con su voz estoica.Por supuesto Magnus agradecido le hizo un gesto de reverencia. Después de pedir que tuviera el mayor de los cuidados posibles con Sara, bajó las escaleras del segundo piso sin mas que la obligación que ya tenía montado con la organización mafiosa de Japón llamada los Yakuza Tanaka.A ellos no puedes dejarlos plantados, es una grave deshonra a su honor, a su ego. Así que muchas horas más tardes aterrizaba en tierras de los Gaijin.Bajó de su propio avión privado, tenia que ir directo a un encuentro con el líder de su organización llamada Yakuza Tanaka.Cual fuera su gran sorpresa, Hiroshi Tanaka le esperaba en su carro, este último traía una reconstrucción antibala de la mejor generación, una ametralladora integrado al mísmo auto, era un tanque de guerra andante.Saludó a su recibimiento al hombre implacable, el jefe Yakuza, este sonrió y dijo:—¡Ootoko! —dijo sonriendo ampliamente. Le devolvió con otra sonrisa, ya sabía que de por sí y su cultura, ellos no sonreirían mucho ni eran muy confianzudos, pero quiso devolver el gesto de amabilidad.El hombre de unos 57 años le dió golpecitos en el hombro y de inmediato le ofreció sentarse en el asiento de pasajero de su auto.Se sabía que por su carácter él era desconfiado y no llevaría a cualquiera a su auto en uso, pero lo estaba haciendo con él.Esperaba que no fuera por lo que estaba imaginando, hace poco había hecho una investigación acerca de él, y ante tanto hermetismo había llegado a descubrir que Hiroshi Tanaka tenía una hija de 25 años en edad de casarse, esperaba que no tratara de mezclar negocios con otra cosa.Sara había despertado aquella mañana, en cuanto abrió los ojos, vió entrar dos mucamas quienes amablemente se ofrecieron a su servicio y aunque Sara era hija de un matrimonio prominentemente, siempre le gustó hacer sus propias cosas, además de que su madre siempre con la excusa de que tenía que aprender, la hacia trabajar junto a las asistentes de hogar que trabajaban en casa.Por eso mismo, Sara siempre se levantaba e iba a saludar a la cocinera Lulú, incluso ayudaba a preparar el desayuno, eso era siempre después que volviera de hacer un trote matutinal.Sara tenía buenas costumbres, pero también buenos modales, ella nunca fue mimada así como fuera su hermana Clara, pero eso no le quitaba el sueño a Sara, para ella ser autosuficiente era muy satisfactorio.En cambio Clara, además de no aportar muy bien en la escuela, desde muy joven fue floja y holgazana, le encantaba "las buenas cosas"Claro que para Sara eso era algo muy trivial a considerar a las cosas materiales como prioridad,
Mientras que en la hermosa y deslumbrante ciudad de Osaka, el jefe mayor de los Yakusa aún seguía tratando al señor Magnus con amplia determinación de tratarlo como a su mejor amigo, Magnus estaba perdiendo los estribos.—Señor Magnus, me han dicho que tan solo duermes con alguna mujer una vez y las descartas, creo que eso es porque no has conseguido una verdadera hembra... —Hiro Tanaka miró de reojo a su acompañante para estudiar su reacción, al no ver respuesta alguna, dijo lo siguiente.—Mi hija Chihiro es una mujer en toda la extensión de la palabra —dijo el mafioso sin percatar que a Magnus le estallaba el tímpano.Aunque a Magnus le importara un comino lo que contara el jefe Yakuza acerca de su hija, él mantenia la pose sería e indiferente, era como no estar afectado por nada de lo que dijera su acompañante.Viendo su reacción así, Hiroshi se sintió muy ofendido, él le dijo al joven Magnus, quien más bien tenía pinta de ser un galán de revista con su traje negro a la medida que
Sobreaviso no hay engaño, se dice en refranes de pueblo, sin embargo Sara lloró con arbitrariedad.Sus ojos se hincharon tanto que ella se miró en el espejo en el baño, vió sus ojos bien deformes, aún en esta situación, su hermana Clara no quitaba el dedo de la llaga.Clara subió las escaleras y llegó a la puerta de la habitación de Sara, empezó a tocar de manera indecente, desde adentro Sara gritó diciéndole:—No quiero ver a nadie —A lo que Clara respondiera con burla.—¡Tienes que irte de esta casa! Y tiene que ser ahora mismo —ordenó Clara.—Por lo que sé, esta casa sigue siendo de mis Padres —gritó Sara, sin embargo Clara dijo enseguida.—Esta casa lo está pagando Julian, por si no lo sabías, nuestro padre malversó las cuentas y ahora está en problemas económicos graves, si no fuera por Julián, mi hombre ustedes estarían en la calle —Clara se lucró en llenarse la boca con orgullo, tal como si esta no fuera también su familia.—¡Clara cállate! —dijo el padre de ámbas chicas quien
Sara estaba en una posición muy precaria, de noche a la mañana dejó de ser asistida por su respetable familia, su padre no hizo nada para defenderla.Era como si él pusiera en prioridad otras cosas como mas importantes, entre estas que era la hipoteca de su mansión y el dinero que Julián estuviera invirtiendo para sus negocios.Sin embargo él sabia que su hija Sara era asaltada por su otra hija degenerada, mas no hizo nada para detener el acoso de Clara hacia Sara. Se dice que cuando se ama a alguien, se demuestra, sin embargo en el caso de Carlos Lehne su prioridad era no perder la cara en los negocios, así seguiría siendo una familia de alto prestigio.Además de que siendo un hombre que toda la vida había sido manipulado por Breah su esposa, ésta última le había dicho que si perdía los negocios familiares, la perdería a ella también.Sintiéndose entre la espada y la pared, Carlos Lehne el padre de Sara tan solo la dejó a su suerte.Las cuentas bancarias personales de Sara habían si
Julián había hecho todo para perjudicar a Sara, le había estado cerrando todas las puertas para que ella no se desempeñara en algún trabajo de su índole profesional.Por su parte Clara le traía a su hermana un resentimiento mas allá de la lógica, nadie odiaba a otra persona sin que fuera perjudicada por ésta, sin embargo Clara odiaba a Sara por simples caprichos suyos que eran muy descabellados, por ejemplo que Sara era muy sobresaliente desde muy jóvenes y se llevaba todos los elogios y felicitaciones.Para esa situación habría que ella haberse esforzado el doble para lograr lo que su hermana lograba conseguir, pero por ahí no fue la solución, la solución se fue por la tangente.Incluso Clara odiaba a Sara solo por el hecho de existir en el mundo. Siempre que pudiera hacerle daño lo haría.En la mansión de Magnus, quien viviera en medio de un gran bosque, todo alrededor le pertenecía, Magnus tenía cámaras de vigilancia por toda la manzana y media de hectárea de tierra, es así como al
Tres días antes de la boda...Malia acompañó a Sara al centro comercial mas extensa y selectiva.A Sara le brillaban los ojos, al ir a buscar un vestuario sencillo y decente para el casamiento. Sara no tenia ni idea acerca de la identidad de su futuro esposo.Mendraco el asistente del temible Magnus había ido a dejarle a Sara una tarjeta negra, una tarjeta ilimitada en dinero para hacer cualquier tipo de compras, sobre todo, la tarjeta estaba emitida a nombre de Sara Lehne.Sin saberlo Sara creyó que este detalle era algo común, lo tomó pensando que había unos cuantos miles de dólares en ella, no comprendía la magnitud de cantidad de dinero que traía la tarjeta bancaria ilimitada.Al llegar al Centro Comercial, miró por todos lados, había quedado en encontrarse aquí con la señora Malia.A lo lejos la vislumbró, Malia le hizo señas de alcanzarla, Sara trotó y la señora Malia la condujo hacia la tienda mas exclusiva del enorme Centro de compras.Unos minutos antes de que Malia saliera,
Dos días antes...La boda entre Magnus y Sara se llevaría a cabo en tan solo dos días, sería discreta por que Sara asi lo quería que fuese, aunque Magnus hubiera deseado llevar una boda por todo lo alto, querría que todos la conocieran a la mujer a quien él convertiría en su esposa.Pero para ser claro, el mismo Magnus sabía que era mejor que nadie supiera acerca de la identidad de Sara por el grado de peligro que acarrearía a ella, por la naturaleza de trabajo a la que él se dedicaba, sabiendo asi que tenía muchos enemigos regados por ahí.En las aguas turbulentas en las que él nadaba, había demasiados depredadores, no faltaría mas de uno que querría infringir daño por medio de su esposa.La boda se realizaría en una capilla ubicada fuera de los suburbios de Nueva York en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza, todo estaba planeado perfectamente para la realización de esa unión, había sido invitados tan solo 50 invitados, los mas allegados.Siendo el caso en el que se planeara su gr
Sara se había sentido sonrojada al ver a Magnus detrás de ella, y si no era por que él la atrapara, se hubiera llevado la caída de la verguenza en su vida, pero una vez mas el hombre apareció y le salvó el día. Magnus le preguntó a su joven prometida.—¿Dónde te diriges? Te llevaré.Al oír a Magnus preguntar adónde iba, Sara se sintió algo inhibida, ella tartamudeó sintiéndose nerviosa, dijo:—Iba a la iglesia —Magnus hizo silencio, hacía mucho tiempo en que él no iba a comulgarse, estaba enredado en la vida violenta, resulta que para casarse debía visitar al padre para aprenderse los votos del sacramento del matrimonio.—Vamos —dijo —debo recibir los votos y aprenderlo contigo —Sara no dijo nada mas, se fue con él, en el camino, Magnus le había enviado un mensaje a Mendraco que apaleara al tipo que fue un irrespetuoso y había empujado a la calle a su novia para lastimarlo, le había pedido que aquel hombre debía perder la extremidad por dañar con ella a su prometida.A vísperas de su