Dos días antes...La boda entre Magnus y Sara se llevaría a cabo en tan solo dos días, sería discreta por que Sara asi lo quería que fuese, aunque Magnus hubiera deseado llevar una boda por todo lo alto, querría que todos la conocieran a la mujer a quien él convertiría en su esposa.Pero para ser claro, el mismo Magnus sabía que era mejor que nadie supiera acerca de la identidad de Sara por el grado de peligro que acarrearía a ella, por la naturaleza de trabajo a la que él se dedicaba, sabiendo asi que tenía muchos enemigos regados por ahí.En las aguas turbulentas en las que él nadaba, había demasiados depredadores, no faltaría mas de uno que querría infringir daño por medio de su esposa.La boda se realizaría en una capilla ubicada fuera de los suburbios de Nueva York en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza, todo estaba planeado perfectamente para la realización de esa unión, había sido invitados tan solo 50 invitados, los mas allegados.Siendo el caso en el que se planeara su gr
Sara se había sentido sonrojada al ver a Magnus detrás de ella, y si no era por que él la atrapara, se hubiera llevado la caída de la verguenza en su vida, pero una vez mas el hombre apareció y le salvó el día. Magnus le preguntó a su joven prometida.—¿Dónde te diriges? Te llevaré.Al oír a Magnus preguntar adónde iba, Sara se sintió algo inhibida, ella tartamudeó sintiéndose nerviosa, dijo:—Iba a la iglesia —Magnus hizo silencio, hacía mucho tiempo en que él no iba a comulgarse, estaba enredado en la vida violenta, resulta que para casarse debía visitar al padre para aprenderse los votos del sacramento del matrimonio.—Vamos —dijo —debo recibir los votos y aprenderlo contigo —Sara no dijo nada mas, se fue con él, en el camino, Magnus le había enviado un mensaje a Mendraco que apaleara al tipo que fue un irrespetuoso y había empujado a la calle a su novia para lastimarlo, le había pedido que aquel hombre debía perder la extremidad por dañar con ella a su prometida.A vísperas de su
Dos días después...A como Sara prometiera a su padre, dos días después envió a un conductor a recogerlo.Sara nunca pensó que su madre y hermana estaban vigilantes a la hora de recoger a su Padre Carlos.Una ves que supieran el suburbio en donde sería fuera de la gran Manzana donde se llevaba a cabo la boda de Sara y Magnus, Clara quien se rasgara su vestido, su ropa para ser mas convincente, volvió a ver a su madre y le dijo:—¡Mamá, no permitiré que se casen! —Mas no sabía Clara que al hacer este acto estaría sentenciándose a una vida de muerte en vida.Cuando el padre dijera ante unos 50 invitados.Ante esta comunidad les declaro como marido y mujer sin antes preguntar quien se opone a esta unión, fue la misma Clara que desde la entrada gritara diciendo.—"¡Yo me opongo Padre!" —estaba demás decir que la cara de Magnus se mantuvo estoico y sin un músculo moverse, aunque si se puede decir como su lado mas cruel y desagradable creció como espuma de jabón.—¡Yo me opongo Padre, él e
En la vida, si no se aprende, se paga de nuevo por la misma experiencia, y Clara ya había pagado muy caro la osadía de meterse con el hombre equivocado. Magnus miró a Clara y la volvió a sentenciar.—Si tan solo te confabulas en contra de Sara, ésto que te ha pasado, lo vivirás el resto de tus días, ahora te voy a soltar, pero no olvides mis palabras.Clara solo mantuvo los ojos enrojecidos, la mirada perdida, pero la mente hecho un guiñapo de rabia y odio en contra de Sara.Unas horas después, Clara fué lanzada en frente de la residencia donde aún viviera.Breah salió a recoger a su hija, ella lloraba por su desgracia, la ayudó a entrar dentro, pero ni siquiera se podía poner de pies. La mano de Clara estaba temblorosa al tratar de sostener y mantenerse en pié, parecía una gelatina, pero igual seguía maldiciendo a Sara. Breah le dijo a su hija.—¡Ya basta, no vuelvas a mencionar a Sara, ten presente que ese hombre es el mismo demonio! —Clara Chasqueó la lengua y dijo:—¡Esto no qued
Sin lugar a dudas, Magnus no perdió el tiempo, aún iba el auto corriendo hacia su residencia cuando ya había hecho una llamada.Dicha llamada era para que todos los bancos e inversores del país le dieran la espalda a los Sinclair.Los Negocios S.A. Sinclair y asociados empezaron a caer a picada sus acciones, incluso casi todos los posibles inversores acababan de recibir mensajes personalizados en sus móviles para no involucrarse con los Sinclair.Para la madrugada del mismo día, el padre de Julián, Homero Sinclair ya estaba despierto pegando el grito al cielo.—¿Que está pasando, quien es mi enemigo? ¿De dónde salió ese enemigo que no conozco? —dijo tratando de sobar su pecho.—¡PAPÁ! —lo llamó Julián asustado.—¿Que pasa papá? —no sé, dímelo tú Julián? —Julian miró a su padre con sorpresa en su cara y dijo:—¿,Que pasa? Yo no lo sé, apenas ayer vine del viaje de negocios, no te preocupes, tendremos varios inversionistas a nuestro favor —dijo Julián.—Pues olvídate de esos supuestos i
Señor Magnus, ¿usted me llevó ahí para que? —preguntó Sara, quien ya se estaba imaginando que el hombre no era cualquier persona al azar.—¿Para que mas sería?, para que corra a esas personas que te echaron y se dieran cuenta que tu eres la única dueña de esa casa.—No quiero la casa, déjalos a ellos... —profirió Sara.—¿Qué? ¿Me pides que los premie y los deje vivir en paz, esas personas que siendo de los tuyos no le temblaron el corazón para tratarte mal?—Pero en cambio, te enojas conmigo? ¿Que clase de gratificación es esta?—Además que si no hubiera sido yo quien pagara por esa casa, otro mas lo hubiera hecho.—Señor Magnus, no pienso lucrarme de sus desgracias —Sara miró a Magnus sintiéndose infeliz.—Entonces, recíbalos en tu seno, dale la otra mejilla para que te hieran una y otra vez. —ordenó el hombre sintiendo impotencia para luego proseguir.—En mi mundo no pasa eso, o es "¡Ojo por ojo y diente por diente" —dijo Magnus sopesando con furia.—¡¿Quién eres?! —vociferó Sara
Los días transcurrieron, para mala suerte de Magnus no hubo otra tormenta como la que hubo y Sara no descansó en sus brazos otra vez.Pero se satisfacia sabiendo que la tenía bajo el mismo techo todos los días, eso ya era ganancia para él.Sara en cambio veía a Magnus sentarse impecable en la mesa para desayunar con él, tenía ese porte característico de parecerse perfecto y pulcro, era un buen mozo.Sabía que había muchas mujeres atentas a Magnus, ¿pero él era atento con ellas? Se preguntaba Sara mientras masticaba su comida con calma.En cambio Magnus pensaba que daría toda la fortuna que tenía con tal de que esta mujer que tenia en frente le prestara algo de atención.Era una guerra de pensamientos que no llegaba a ver la luz, tan solo si ellos se dijeran lo que sentían el uno del otro, hubiese sido una buena conexión, sin embargo así era en la vida, habría amores que no verían la luz del sol por comportamientos así.Al ponerse de pies, Magnus, volvió su mirada a Sara y dijo:En la
Era las dos de la mañana, el avión privado aún seguía en el aire, Magnus al fin había cerrado los ojos para dormitar por un momento.Al cabo de unos veinte minutos mas, por fin la aeronave bajó a tierra firme, Mendraco volvió su mirada en su jefe y este seguía con los ojos cerrados, le dió una palmadita en el hombro y dijo:—Vamos.—¿Llegamos?—Si señor?—Sentí el viaje corto —dijo Magnus volviendo a ver para todos lados.—Está la neblina cubriendo el amanecer, hace mucho frío —dijo Mendraco juntando ámbas manos para calentarse.—Si, espero que nadie haya supuesto mi llegada —Mendraco abrió muy grande el ojo y dijo.—¿Acaso no te lo había dicho solo a ti? —le hizo un guiño de ojo Magnus a Mendraco y luego bromeó diciendo:—Es solo una suposición, ya sabes, en los cuentos de camino, se suele aparecer el demonio.—Pero, siempre has sido cuidadoso, Jefe —dijo Mendraco y se rió de la actitud despreocupada de su jefe, éste dijo.—Arrieros somos y en el camino andamos. —carcajeó esta vez co