En la vida, si no se aprende, se paga de nuevo por la misma experiencia, y Clara ya había pagado muy caro la osadía de meterse con el hombre equivocado. Magnus miró a Clara y la volvió a sentenciar.—Si tan solo te confabulas en contra de Sara, ésto que te ha pasado, lo vivirás el resto de tus días, ahora te voy a soltar, pero no olvides mis palabras.Clara solo mantuvo los ojos enrojecidos, la mirada perdida, pero la mente hecho un guiñapo de rabia y odio en contra de Sara.Unas horas después, Clara fué lanzada en frente de la residencia donde aún viviera.Breah salió a recoger a su hija, ella lloraba por su desgracia, la ayudó a entrar dentro, pero ni siquiera se podía poner de pies. La mano de Clara estaba temblorosa al tratar de sostener y mantenerse en pié, parecía una gelatina, pero igual seguía maldiciendo a Sara. Breah le dijo a su hija.—¡Ya basta, no vuelvas a mencionar a Sara, ten presente que ese hombre es el mismo demonio! —Clara Chasqueó la lengua y dijo:—¡Esto no qued
Sin lugar a dudas, Magnus no perdió el tiempo, aún iba el auto corriendo hacia su residencia cuando ya había hecho una llamada.Dicha llamada era para que todos los bancos e inversores del país le dieran la espalda a los Sinclair.Los Negocios S.A. Sinclair y asociados empezaron a caer a picada sus acciones, incluso casi todos los posibles inversores acababan de recibir mensajes personalizados en sus móviles para no involucrarse con los Sinclair.Para la madrugada del mismo día, el padre de Julián, Homero Sinclair ya estaba despierto pegando el grito al cielo.—¿Que está pasando, quien es mi enemigo? ¿De dónde salió ese enemigo que no conozco? —dijo tratando de sobar su pecho.—¡PAPÁ! —lo llamó Julián asustado.—¿Que pasa papá? —no sé, dímelo tú Julián? —Julian miró a su padre con sorpresa en su cara y dijo:—¿,Que pasa? Yo no lo sé, apenas ayer vine del viaje de negocios, no te preocupes, tendremos varios inversionistas a nuestro favor —dijo Julián.—Pues olvídate de esos supuestos i
Señor Magnus, ¿usted me llevó ahí para que? —preguntó Sara, quien ya se estaba imaginando que el hombre no era cualquier persona al azar.—¿Para que mas sería?, para que corra a esas personas que te echaron y se dieran cuenta que tu eres la única dueña de esa casa.—No quiero la casa, déjalos a ellos... —profirió Sara.—¿Qué? ¿Me pides que los premie y los deje vivir en paz, esas personas que siendo de los tuyos no le temblaron el corazón para tratarte mal?—Pero en cambio, te enojas conmigo? ¿Que clase de gratificación es esta?—Además que si no hubiera sido yo quien pagara por esa casa, otro mas lo hubiera hecho.—Señor Magnus, no pienso lucrarme de sus desgracias —Sara miró a Magnus sintiéndose infeliz.—Entonces, recíbalos en tu seno, dale la otra mejilla para que te hieran una y otra vez. —ordenó el hombre sintiendo impotencia para luego proseguir.—En mi mundo no pasa eso, o es "¡Ojo por ojo y diente por diente" —dijo Magnus sopesando con furia.—¡¿Quién eres?! —vociferó Sara
Los días transcurrieron, para mala suerte de Magnus no hubo otra tormenta como la que hubo y Sara no descansó en sus brazos otra vez.Pero se satisfacia sabiendo que la tenía bajo el mismo techo todos los días, eso ya era ganancia para él.Sara en cambio veía a Magnus sentarse impecable en la mesa para desayunar con él, tenía ese porte característico de parecerse perfecto y pulcro, era un buen mozo.Sabía que había muchas mujeres atentas a Magnus, ¿pero él era atento con ellas? Se preguntaba Sara mientras masticaba su comida con calma.En cambio Magnus pensaba que daría toda la fortuna que tenía con tal de que esta mujer que tenia en frente le prestara algo de atención.Era una guerra de pensamientos que no llegaba a ver la luz, tan solo si ellos se dijeran lo que sentían el uno del otro, hubiese sido una buena conexión, sin embargo así era en la vida, habría amores que no verían la luz del sol por comportamientos así.Al ponerse de pies, Magnus, volvió su mirada a Sara y dijo:En la
Era las dos de la mañana, el avión privado aún seguía en el aire, Magnus al fin había cerrado los ojos para dormitar por un momento.Al cabo de unos veinte minutos mas, por fin la aeronave bajó a tierra firme, Mendraco volvió su mirada en su jefe y este seguía con los ojos cerrados, le dió una palmadita en el hombro y dijo:—Vamos.—¿Llegamos?—Si señor?—Sentí el viaje corto —dijo Magnus volviendo a ver para todos lados.—Está la neblina cubriendo el amanecer, hace mucho frío —dijo Mendraco juntando ámbas manos para calentarse.—Si, espero que nadie haya supuesto mi llegada —Mendraco abrió muy grande el ojo y dijo.—¿Acaso no te lo había dicho solo a ti? —le hizo un guiño de ojo Magnus a Mendraco y luego bromeó diciendo:—Es solo una suposición, ya sabes, en los cuentos de camino, se suele aparecer el demonio.—Pero, siempre has sido cuidadoso, Jefe —dijo Mendraco y se rió de la actitud despreocupada de su jefe, éste dijo.—Arrieros somos y en el camino andamos. —carcajeó esta vez co
Cuando bajó aquel avión en un terreno árido y desolado, Sara sintió desconfianza, pero así era este tipo de vida, Mendraco siendo el asistente de Magnus un jefe mafioso de hacía ya muchos años, sabía que el peligro estaba latente sobre ellos.Al bajar del avión, ya lo esperaban unos caballos ensillados, listos, montaron a los caballos y se desplazaron montaña adentro, luego cruzaron un río infestado de cocodrilos y serpientes gigantes, anacondas, se sentía abrumador el ambiente, pero Sara pudo soportar todo eso al solo pensar en Magnus.Ni ella misma se entendía como pudo aceptar venir a la conchinchina para encontrarse a este hombre, se preguntaba que era lo que ella sentía por él, debía sincerarse consigo mismaUna vez que cruzaron el río, tuvieron que detenerse en su avance para encontrarse con Magnus, pues vieron a unas decena de hombres armados deambular rigurosamente la zona en la que se movían a pies.Agachados entre la espesa vegetación, Sara se puso a llorar, se habia sentido
—Magnus, nos están buscando en todo Brasil, ¿Que hacemos? —Informó Mendraco.—Se maneja que estás herido y quieren encontrar tu cuerpo, o si estás vivo o muerto—prosiguió Mendraco.Magnus seguía en silencio asimilando la información que se le daba.Pagó a la curandera con mucho dinero y se le pidió no hablar absolutamente sobre nada acerca de lo ocurrido ahí.La curandera sabiendo del peligro que correría si caía en manos de esos vándalos, pidió que no le dejasen dinero, que si fuese encontrado ese dinero, podría ser ejecutada por los enemigos de Magnus, en cambio pidió que más adelante pediría un favor a Magnus para entonces, él debía ayudarla.Muy de acuerdo con su petición, le dejó solo unos cuantos miles de dólares para sustentarse.Magnus tomó va Sara y se fue de ahí junto a su asistente y resto de guardaespaldas sobrevivientes.Llegaron a un pueblo pequeño, en el cual pudieron encontrar algo de productos de uso, también querían usar la señal de red para comunicarse con Freizman,
Si, ni la propia Sara sabía de dónde sacó tanta valentía de decir a este hombre que le gustaba, él al parecer solo quería oír esas palabras mágicas a su oído, se acercó y la atrajo a su pecho.Sara se sintió como hoja seca, temblorosa y frágil, expuesta y a la vez rara. La presencia de este hombre eliminaba de ella todo ese muro invisible que tenía construido a su alrededor para no dejar que las personas se acercaran, aunque con respecto a Magnus, ese muro desaparecía.—No sabes cuanto me gusta escuchar que te gusto —Sara se sintió inevitablemente feliz de escuchar también de su boca que le gustaba saber de que a ella no le era indiferente.—¿Viniste por eso? ¿Por que yo te preocupaba?—Vine por que si me quedaba allá después de saber que estabas herido y en peligro, moriría antes que tu.Magnus la acercó a su boca, simuló besarla, pero sin llegar a besarla, la observó a su objetivo raro, si, para Magnus Sara era ese ser raro, pero bonito. Aquella chica diferente a toda cuánta mujer h