Sara había despertado aquella mañana, en cuanto abrió los ojos, vió entrar dos mucamas quienes amablemente se ofrecieron a su servicio y aunque Sara era hija de un matrimonio prominentemente, siempre le gustó hacer sus propias cosas, además de que su madre siempre con la excusa de que tenía que aprender, la hacia trabajar junto a las asistentes de hogar que trabajaban en casa.
Por eso mismo, Sara siempre se levantaba e iba a saludar a la cocinera Lulú, incluso ayudaba a preparar el desayuno, eso era siempre después que volviera de hacer un trote matutinal.Sara tenía buenas costumbres, pero también buenos modales, ella nunca fue mimada así como fuera su hermana Clara, pero eso no le quitaba el sueño a Sara, para ella ser autosuficiente era muy satisfactorio.En cambio Clara, además de no aportar muy bien en la escuela, desde muy joven fue floja y holgazana, le encantaba "las buenas cosas"Claro que para Sara eso era algo muy trivial a considerar a las cosas materiales como prioridad, sin embargo respetaba la opinión que tuviera cada quien.Sara nunca juzgó a su hermana, sin embargo con lo que sucediera ayer se sintió traicionada por su misma hermana. Eso era imperdonable, cuando pensó en eso, Sara se sintió muy desolada y triste.Se dió cuenta al despertar que estaba en una casa enorme, lujosa como nunca, ella se había abstenido de viajes de primera, vacaciones y hoteles de lujo, por lo que Sara no estaba familiarizada a la vida lujosa.Sin embargo, al ver esta habitación tan costosa, sus grandes pilares de mármol, tan solo está habitación era mas grande que cualquiera de las viviendas convencionales, o el baño tan solo, era más grande que la habitación que ella tenía.Aún siendo hija de personas acomodadas, Sara sentía que el dueño de esta habitación era un narcisista y derrochador. Se sintió infeliz al pensar en esas personas de escasos recursos económicos.Maldijo en su interior, las dos mucamas le pasaron una bolsa, contenía ropa nueva y de su talla exacta, se sonrojó al ver la ropa interior y los encajes, al usarlas después de un baño, le quedaban exactos a su medida.Sara se preguntaba, ¿Cómo pudieron dar con su talla exacta? Lo que ella no sabía era que él gran señor Magnus se había pasado horas contemplándola, así que ya más o menos había calculado bien su talla y sabía.Se vistió y bajó las escaleras, todo el tiempo la joven dama del hogar la estaba acompañando, ella vió en la mirada de Sara la incomodidad, para entonces dijo:—Lo siento señorita si mi presencia la está molestando, pero el señor Magnus pidió expresamente que estuviéramos a su entera disposición. —Sara tan solo frunció sus cejas repobladas y arqueadas, ella respondió a la empleada del señor Magnus.—Pero yo ya me voy ¿Dónde está el señor? —las dos jóvenes respondieron al unísono.—No tenemos esa información.Sara asintió aceptando su respuesta, ella dijo volviendo a ver a las dos empleadas.—Bien, su responsabilidad acabará ahora, me iré ahora —enseguida Sara notó el asombro y la cara de sorpresa de ámbas mujeres era innegable en sus rostros.—Pero el señor Magnus jamás trae a una mujer a esta casa —dijo una de ellas, justo el momento en el que apareciera el mayordomo y amo de llaves de aquella enorme mansión, le llamara la atención a la mujer.—Señorita Dorian, puede retirarse ahora —los ojos del afable hombre se habían vuelto fríos y su comportamiento se había vuelto serio.—Usted también señorita Mica, puede ir a la cocina y terminar los pendientes antes de marcharse.—Si señor —respondieron ámbas mujeres desapareciendo de la vista. Sara tan solo volvió a ver al viejillo y su cara era la de una niña asustadiza.—Señorita Sara, venga usted por aquí —ella tragó saliva gruesa y dijo:—¿Es la salida señor? —el mayordomo solo se sonrió aunque estaba algo aturdido y sorprendido, si una mujer rechazaba a Magnus sería por estar ciega, se cuestionaba solo.—Señorita, le he preparado el desayuno para que esté con el estómago lleno.—No hace falta —dijo Sara llevando sus manos a la cintura.—¿Como que no hace falta, se enfermaría si no desayunando por las mañanas.—El desayuno es el alimento más importante del día, no lo sabe? Repercutiría en un futuro en su salud y la de sus hijos si no se empieza a cuidar desde ya —dijo en su discurso habitual la cual se lo solía hacer a Magnus, ahora era a ella.—Debo hacer unas diligencias, le da mi enorme agradecimiento al señor Magnus por haberme ayudado a noche, ahora debo irme —insistió Sara y encaminó hacia la salida.—¡Espera! —ordenó el mayordomo Freizman, a lo que Sara se detuvo e girara en su talón para mirar de frente.—¿Si? —consultó la chica.—El joven tuvo que hacer en un viaje de negocios, pero lo que él prometiera está en pié, solo desayuna y después la llevaré.Sara se alegró que por lo menos esa parte de su vida estuviera saliendo bien, siguió al mayordomo y se sentó en la enorme y alargada mesa tallada de un árbol milenario.Se sorprendió cuando se sentó y fue servida, todo el alimento en la mesa era de su enorme satisfacción y gusto, pensaría que alguien le estaba investigando su vida y milagro, pero ahora mismo solo pensó en devorar la comida, estaba hambriento, no había almorzado ni cenado el día anterior.Al ver al señor, Sara se sintió algo avergonzada, el hombre adivinando sus pensamientos le dijo:—Señorita, no se preocupe, me gusta las personas francas y honestas consigo mismas y con su entorno, usted puede actuar con naturalidad.Sara se puso en pié y el mayordomo ya había pedido a Dorian la mucama que trajese cepillo dental y todo lo que seria para el aseo de la boca, luego que ella terminara, el señor Freizman la acompañó al auto, fueron juntos a una institución bancaria.Cuando entraron, todo el personal del banco pareció que ya estaba familiarizado con el señor Freizman.No tuvo ni que hablar o hacer cita o alguna petición como otros, parecía que todos querían atenderlo y mantenerlo contento, Sara se preguntaba, quien era él.Enseguida le extendieron un cheque a Sara de 10 millones de dólares americanos, Sara abrió muy grande los ojos a manera de asombro.El mayordomo sonrió a Sara y dijo:—Nuestro Magnus es de buen corazón, aunque no lo parezca —dicho eso ordenó al chofer que llevara a Sara a cualquier lado donde ella ordenara.Sara se quedó ahí mirando la espalda del hombre, este parecía también un hombre de mundo al igual que Magnus, sin embargo Sara seguía sin entender nada.Mientras que en la hermosa y deslumbrante ciudad de Osaka, el jefe mayor de los Yakusa aún seguía tratando al señor Magnus con amplia determinación de tratarlo como a su mejor amigo, Magnus estaba perdiendo los estribos.—Señor Magnus, me han dicho que tan solo duermes con alguna mujer una vez y las descartas, creo que eso es porque no has conseguido una verdadera hembra... —Hiro Tanaka miró de reojo a su acompañante para estudiar su reacción, al no ver respuesta alguna, dijo lo siguiente.—Mi hija Chihiro es una mujer en toda la extensión de la palabra —dijo el mafioso sin percatar que a Magnus le estallaba el tímpano.Aunque a Magnus le importara un comino lo que contara el jefe Yakuza acerca de su hija, él mantenia la pose sería e indiferente, era como no estar afectado por nada de lo que dijera su acompañante.Viendo su reacción así, Hiroshi se sintió muy ofendido, él le dijo al joven Magnus, quien más bien tenía pinta de ser un galán de revista con su traje negro a la medida que
Sobreaviso no hay engaño, se dice en refranes de pueblo, sin embargo Sara lloró con arbitrariedad.Sus ojos se hincharon tanto que ella se miró en el espejo en el baño, vió sus ojos bien deformes, aún en esta situación, su hermana Clara no quitaba el dedo de la llaga.Clara subió las escaleras y llegó a la puerta de la habitación de Sara, empezó a tocar de manera indecente, desde adentro Sara gritó diciéndole:—No quiero ver a nadie —A lo que Clara respondiera con burla.—¡Tienes que irte de esta casa! Y tiene que ser ahora mismo —ordenó Clara.—Por lo que sé, esta casa sigue siendo de mis Padres —gritó Sara, sin embargo Clara dijo enseguida.—Esta casa lo está pagando Julian, por si no lo sabías, nuestro padre malversó las cuentas y ahora está en problemas económicos graves, si no fuera por Julián, mi hombre ustedes estarían en la calle —Clara se lucró en llenarse la boca con orgullo, tal como si esta no fuera también su familia.—¡Clara cállate! —dijo el padre de ámbas chicas quien
Sara estaba en una posición muy precaria, de noche a la mañana dejó de ser asistida por su respetable familia, su padre no hizo nada para defenderla.Era como si él pusiera en prioridad otras cosas como mas importantes, entre estas que era la hipoteca de su mansión y el dinero que Julián estuviera invirtiendo para sus negocios.Sin embargo él sabia que su hija Sara era asaltada por su otra hija degenerada, mas no hizo nada para detener el acoso de Clara hacia Sara. Se dice que cuando se ama a alguien, se demuestra, sin embargo en el caso de Carlos Lehne su prioridad era no perder la cara en los negocios, así seguiría siendo una familia de alto prestigio.Además de que siendo un hombre que toda la vida había sido manipulado por Breah su esposa, ésta última le había dicho que si perdía los negocios familiares, la perdería a ella también.Sintiéndose entre la espada y la pared, Carlos Lehne el padre de Sara tan solo la dejó a su suerte.Las cuentas bancarias personales de Sara habían si
Julián había hecho todo para perjudicar a Sara, le había estado cerrando todas las puertas para que ella no se desempeñara en algún trabajo de su índole profesional.Por su parte Clara le traía a su hermana un resentimiento mas allá de la lógica, nadie odiaba a otra persona sin que fuera perjudicada por ésta, sin embargo Clara odiaba a Sara por simples caprichos suyos que eran muy descabellados, por ejemplo que Sara era muy sobresaliente desde muy jóvenes y se llevaba todos los elogios y felicitaciones.Para esa situación habría que ella haberse esforzado el doble para lograr lo que su hermana lograba conseguir, pero por ahí no fue la solución, la solución se fue por la tangente.Incluso Clara odiaba a Sara solo por el hecho de existir en el mundo. Siempre que pudiera hacerle daño lo haría.En la mansión de Magnus, quien viviera en medio de un gran bosque, todo alrededor le pertenecía, Magnus tenía cámaras de vigilancia por toda la manzana y media de hectárea de tierra, es así como al
Tres días antes de la boda...Malia acompañó a Sara al centro comercial mas extensa y selectiva.A Sara le brillaban los ojos, al ir a buscar un vestuario sencillo y decente para el casamiento. Sara no tenia ni idea acerca de la identidad de su futuro esposo.Mendraco el asistente del temible Magnus había ido a dejarle a Sara una tarjeta negra, una tarjeta ilimitada en dinero para hacer cualquier tipo de compras, sobre todo, la tarjeta estaba emitida a nombre de Sara Lehne.Sin saberlo Sara creyó que este detalle era algo común, lo tomó pensando que había unos cuantos miles de dólares en ella, no comprendía la magnitud de cantidad de dinero que traía la tarjeta bancaria ilimitada.Al llegar al Centro Comercial, miró por todos lados, había quedado en encontrarse aquí con la señora Malia.A lo lejos la vislumbró, Malia le hizo señas de alcanzarla, Sara trotó y la señora Malia la condujo hacia la tienda mas exclusiva del enorme Centro de compras.Unos minutos antes de que Malia saliera,
Dos días antes...La boda entre Magnus y Sara se llevaría a cabo en tan solo dos días, sería discreta por que Sara asi lo quería que fuese, aunque Magnus hubiera deseado llevar una boda por todo lo alto, querría que todos la conocieran a la mujer a quien él convertiría en su esposa.Pero para ser claro, el mismo Magnus sabía que era mejor que nadie supiera acerca de la identidad de Sara por el grado de peligro que acarrearía a ella, por la naturaleza de trabajo a la que él se dedicaba, sabiendo asi que tenía muchos enemigos regados por ahí.En las aguas turbulentas en las que él nadaba, había demasiados depredadores, no faltaría mas de uno que querría infringir daño por medio de su esposa.La boda se realizaría en una capilla ubicada fuera de los suburbios de Nueva York en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza, todo estaba planeado perfectamente para la realización de esa unión, había sido invitados tan solo 50 invitados, los mas allegados.Siendo el caso en el que se planeara su gr
Sara se había sentido sonrojada al ver a Magnus detrás de ella, y si no era por que él la atrapara, se hubiera llevado la caída de la verguenza en su vida, pero una vez mas el hombre apareció y le salvó el día. Magnus le preguntó a su joven prometida.—¿Dónde te diriges? Te llevaré.Al oír a Magnus preguntar adónde iba, Sara se sintió algo inhibida, ella tartamudeó sintiéndose nerviosa, dijo:—Iba a la iglesia —Magnus hizo silencio, hacía mucho tiempo en que él no iba a comulgarse, estaba enredado en la vida violenta, resulta que para casarse debía visitar al padre para aprenderse los votos del sacramento del matrimonio.—Vamos —dijo —debo recibir los votos y aprenderlo contigo —Sara no dijo nada mas, se fue con él, en el camino, Magnus le había enviado un mensaje a Mendraco que apaleara al tipo que fue un irrespetuoso y había empujado a la calle a su novia para lastimarlo, le había pedido que aquel hombre debía perder la extremidad por dañar con ella a su prometida.A vísperas de su
Dos días después...A como Sara prometiera a su padre, dos días después envió a un conductor a recogerlo.Sara nunca pensó que su madre y hermana estaban vigilantes a la hora de recoger a su Padre Carlos.Una ves que supieran el suburbio en donde sería fuera de la gran Manzana donde se llevaba a cabo la boda de Sara y Magnus, Clara quien se rasgara su vestido, su ropa para ser mas convincente, volvió a ver a su madre y le dijo:—¡Mamá, no permitiré que se casen! —Mas no sabía Clara que al hacer este acto estaría sentenciándose a una vida de muerte en vida.Cuando el padre dijera ante unos 50 invitados.Ante esta comunidad les declaro como marido y mujer sin antes preguntar quien se opone a esta unión, fue la misma Clara que desde la entrada gritara diciendo.—"¡Yo me opongo Padre!" —estaba demás decir que la cara de Magnus se mantuvo estoico y sin un músculo moverse, aunque si se puede decir como su lado mas cruel y desagradable creció como espuma de jabón.—¡Yo me opongo Padre, él e